1 mayo, 2024

Los caminos del poder: la izquierda es la derecha

Los caminos del poder: la izquierda es la derecha

Miguel Alvarado

Toluca, México; 27 de abril de 2021.

A Gerardo Pliego Santana no le sienta bien la izquierda. Pero ahora, aunque no le quede el color rojo del Movimiento de Regeneración Nacional, competirá por ellos en busca de quedar como diputado local por el distrito 2. Ya lo había hecho antes -estar en campaña, incluso ganar dos veces una curul-, pero entonces estaba en el otro extremo de lo que se puede decir era una ideología política, hasta una forma de interpretar la vida. Sin embargo, en política nada está escrito porque al final uno debe entender que el negocio de los partidos en México es la búsqueda del poder, no del bien común. Si esto último fuera cierto, todas esas agrupaciones serían de corte marxista.  

II

Gerardo Pliego Santana estaba rodeado de personas, en una calle de San Cristóbal Huichochitlán, en la zona norte de Toluca. Apenas hacía unos minutos había terminado una reunión pública, parte de una campaña política que intentaba llevarlo a la diputación por el distrito II local, el cual incluye la región más pobre del municipio.

Era mayo de 2015 y las alianzas políticas entonces no eran tan confusas a pesar de que los partidos siempre se reciclaban, se contraían o expandían y se prestaban militancia, sobre todo aquella que tenía posibilidades reales de obtener poder, que arrastraba gente y que convencía a quienes participan, hoy todavía, como carne de cañón.

Ese año, Gerardo Pliego Santana competía por el Partido Acción Nacional, que políticamente se ubica en la derecha mexicana que ya había llevado al poder máximo de México a Vicente Fox y a Felipe Calderón, cuyas administraciones se encargaron de militarizar el país y de abrir las puertas a todas las formas de la industria extractiva. A nivel local, la conservadora ciudad de Toluca había llevado a la alcaldía a los panistas Juan Carlos Núñez Armas, Armando Enríquez Salgado y Juan Rodolfo Sánchez Gómez.


Habían sido doce años de una derecha aparentemente “soft”, cercana a ciertos grupos sociales y económicos cuya encomienda era crear un corredor azul en el valle de Toluca y apoyar un proyecto que algunos llamaban “el asalto definitivo”: la obtención de la gubernatura mexiquense, siempre en manos del PRI, aunque la cercanía del PAN era tanta con el partido en el poder que a veces se confundían.

Pero eso, como fuera, en 2015 aún era un sueño, aunque ya muchos habían despertado y visto que ni el PRI ni el PAN ni el PRD cumplían con nada. En el panorama electoral emergía nuevamente la figura de Andrés Manuel López Obrador como el gran opositor, el único que parecía capaz de cambiar el rumbo de todo un país. En 2015, sin embargo, Morena no era lo que ahora es y no se convertía aún en lo que ahora se ha convertido. El PAN, por su lado, había realizado algunas alianzas políticas, muy pocas, con el PRD -de izquierda, una izquierda rara y rancia- y con el propio PRI en algunas elecciones municipales. Esas alianzas eran tan extrañas que apenas se les ponía atención, pero en 2018 comenzaron a verse de otra forma.

En mayo de 2015 Gerardo Pliego Santana hacía su campaña, muy solo y muy silencioso contra el viejo priismo representado por Fernando Zamora, un maestro otomí que alguna vez anduvo descalzo, pero que aprendió a calzar priista, a vestir priista porque él mismo se necesitaba priista. Zamora iba por la alcaldía de Toluca y su sueño era ser gobernador, lo cual en verdad quedaba demasiado lejos de su estatura muy mediana de maestro controlador y de diputado apenas comprometido para cobrar sus salarios. El rival de Zamora en aquel entonces era Juan Rodolfo Sánchez Gómez, quien estaba en el PAN y había establecido su casa de campaña al sur de la ciudad. La de ese año fue la historia de una elección de Estado en la que Toluca votó por el PRI y en la zona norte de la ciudad, en donde Gerardo Pliego hacía campaña, se derramaron dinero, golpes y amenazas al mismo tiempo.

La noche de los resultados, los aliados de Fernando Zamora se pusieron a bailar a las diez de la noche en la glorieta de Colón, horas antes de que el Instituto Electoral del Estado de México completara, siquiera, el 5 por ciento del conteo. Los festivos priistas alegaron que las tendencias los favorecían y así fue. En esa ocasión el PAN fue derrotado.

Pliego permaneció leal a su partido, que lo cobijó como pudo en 2015, refaccionándolo con dinero extraído quién sabe de dónde y que le era acercado gracias a emisarios que al mismo tiempo eran operadores para ese color. Pliego logró la diputación para el PAN y se preparó para lo siguiente.

Para 2018 a Pliego se le abrió la oportunidad de ser candidato a la alcaldía de Toluca por el PAN, ya que Juan Rodolfo Sánchez había aceptado representar a Morena. Otra vez competían los mismos, porque hasta Fernando Zamora se postulaba de nuevo por su PRI, por su viejo partido. Otra vez los tres buscaban gobernar la capital del Estado de México y otra vez los tres serían protagonistas, cada uno a su manera, en las campañas y las elecciones. Pero esa era la elección de Sánchez Gómez, quien ocupaba por segunda vez la alcaldía y de paso ponía en el poder a la izquierda eufórica de Morena, que también ganaba la presidencia de México

Tres años después ya nada es lo mismo. Nadie sabe qué es lo que impulsa a los políticos a cambiar de partido pero no de ideología, o por lo menos de técnica. Nadie sabe, pero uno se imagina que tiene que ver con el poder y el dinero. Y eso mismo pasó con Gerardo Pliego Santana, quien una vez más va al lado de Sánchez Gómez, esta ocasión por Morena.

En lo público, a Pliego Santana le dio por repudiar la triple alianza entre PAN, PRI y PRD para detener a Morena en Toluca y otros municipios, o por lo menos intentarlo. Así que el 24 de abril de 2021 anunciaba su renuncia a la derecha, después de 20 años de militancia, porque lo que él pensaba ya no era congruente con lo que el PAN pensaba. En realidad, salía porque en esa alianza se escogerían a otros que no eran él. Para la alcaldía ya estaba seguro el priista Raymundo Martínez Carbajal, alfil del gobernador Alfredo del Mazo y promotor de los aumentos al pasaje de transporte público, lo cual es recordado por los ciudadanos. Diputado y alguna vez secretario general del Comité Directivo Estatal del PRI, Martínez significa la participación del gobierno del Estado de México en las elecciones por Toluca. Pliego, a su lado, no se sentía cómodo y él, junto a otros como él, como Amalia Peralta Rodríguez, Carlos Maya Reyes, Angélica Narváez Valdés, Víctor González Aranda, Josefina Lara y Gloria Colín Romero, todos ellos muy panistas y muy locales, renunciaron en masa y en público le dieron la espalda a su anterior partido. Pliego no estaba solo. Acudió a su amigo en Morena y Juan Rodolfo Sánchez lo incluyó.

El PAN, dijeron los renunciantes, había decidido por todos ellos. Había vendido la coalición y no les había ni preguntado. Acusaron de esta negociación a Enrique Vargas del Villar, alcalde de Huixquilucan y casi seguro contendiente para la gubernatura del Estado de México, en unos pocos años.

Entonces se quitaron la playera azul.


El PAN, para ellos, sólo tuvo un adjetivo, que además se hizo público: “traidores”, les llamó, y cerró de golpe el ciclo con ellos para iniciar su camino con la alianza priista y perredista, a la cual no le importa nada que no sea sacar a Morena del poder. Que Pliego se sumaba a Morena ya se sabía desde que apareció públicamente con el todavía alcalde Juan Rodolfo Sánchez Gómez.

En Morena Toluca también hubo borrados. Los aspirantes Ricardo Moreno y Alberto Saladino se quedaron solos al final y sin posibilidades de ser considerados para algo. Saladino, un profesor universitario apegado a la izquierda en serio, la de verdad, repudió lo que dieron en llamar “la tercera reelección” y señaló que grupos incrustados en Morena negociaron los puestos para las elecciones y beneficiarse. 

“No hubo precandidatos porque los dirigentes trasladaron hasta el último momento la designación de candidatos […] los nombramientos recayeron en políticos chapulines: la ex priista Mónica Álvarez, quien busca la reelección y Gerardo Pliego, hasta ayer un connotado panista. Y de los integrantes de la planilla para el ayuntamiento […] son imposiciones de grupos partidistas apoderados de la dirigencia de Morena Edoméx. Dejaron sin candidaturas a los protagonistas del cambio verdadero, quienes fundaron primero el movimiento y luego el partido. Rechazamos todas las candidaturas registradas por lo siguiente: contravienen la declaración de principios de Morena porque esas candidaturas participaron de las políticas neoliberales marcadas por la corrupción, la simulación y el autoritarismo; violan el estatuto de Morena, el sexto bis, en el que se destaca un perfil de lucha social; violan la convocatoria en la que se dice que la Comisión Nacional de Elecciones revisaría las solicitudes y valorará los perfiles, pero no fue así porque no se eligió a ningún candidato morenista; la imposición de tales candidaturas fue producto de la negociación inconfesable de los grupos encabezados por Higinio Martínez, del GAP, y de Daniel Serrano, de Los Puros”, dijo este día Saladino, quien después denunció “el agandalle” de Daniel Serrano, presidente municipal, Luz María Hernández, Isaac Montoya y Maurilio Hernández, diputados locales y dijo que se rebelaban ante los personeros del PRIAN disfrazados de Morena.

Como sea, y aunque el reclamo de Saladino sea legítimo, Pliego Santana representa hoy a la izquierda y se ha aliado con el Partido del Trabajo y Nueva Alianza. Llevará de rival al priista Braulio Álvarez Jasso, ex alcalde sustituto en la época de Fernando Zamora.

III

A Gerardo Pliego su militancia en el PAN le alcanzó todavía para reclamarle a Juan Rodolfo Sánchez Gómez que se pusiera a trabajar y hasta una queja puso, en calidad de ciudadano, ante la Contraloría de Toluca debido a que habían dejado que un baile masivo en Cuexcontitlán se llevara a cabo. Esta queja, realizada el 5 de noviembre de 2020, tiene ahora mismo el efecto de una broma y causa hilaridad o por lo menos sonroja. Incluso, Pliego Santana llegó a pedir la inhabilitación del alcalde “por su incapacidad de enfrentar con responsabilidad la pandemia de Covid-19, dejando en total riesgo de salud a sus gobernados”. De eso, ni Pliego ni su nuevo partido se acuerdan más.

El cambio verdadero, como llama Alberto Saladino a la Cuarta Transformación, tendrá que esperar un rato más en Toluca.

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