13 junio, 2025

«Yo no sé cómo escribo sin dar un grito»

«Yo no sé cómo escribo sin dar un grito»

Diseño: Brenda Cano. Redacción VcV

Ciudad de México; 2 de abril de 2022.

El 31 de julio de 2015 en la colonia Narvarte de la Ciudad de México fueron asesinadas cinco personas. Mile Martín, Alejandra Negrete, Yesenia Quiroz, Nadia Vera y Rubén Espinoza fueron encontrados muertos, ejecutados con armas de fuego. Dice la organización de defensa al periodista Artículo 19 que Rubén y Nadia habían salido de Veracruz debido a la violencia y represión que a ellos particularmente los amenazaba. Él era periodista y ella defensora de derechos humanos y trabajaban en uno de los estados más mortíferos, más asesinos del país. Las amenazas que recibieron los obligaron a huir hacia la Ciudad de México.

Las familias de los cinco denunciaron en una conferencia de prensa que después de seis años apenas pudieron conocer el contenido de las carpetas de investigación y remarcan que han sido ellos quienes han debido estudiar los expedientes para encontrar pistas que conduzcan a la detención de los asesinos y feminicidas. Porque la Fiscalía de la Ciudad de México, dirigida por Ernestina Godoy, se ha dedicado a simular. Ella es fundadora de Morena, el partido en el poder presidencial de México.

Así, en las reuniones de trabajo, las familias se sientan con los investigadores y les señalan las nuevas pistas, se las explican, las enlazan con otras y les dan sus conclusiones. Los policías, porque son ineptos, pero también porque evidentemente tienen órdenes de entorpecer esas investigaciones, solo estiran la mano. Sin embargo, ni siquiera así se ha logrado avanzar en los casos, de los que ni siquiera se ha establecido el móvil que llevó a la muerte a estos jóvenes.


El 30 de marzo, Artículo 19 y las familias presentaron los avances, que ellos y no Godoy, consiguieron.

Así, cada uno de los asesinados fue representado por un familiar, que contó cómo era había sido hasta ahora su relación grupal e individual con la Fiscalía. La información que debe ser analizada está contenida en esos archivos, pero Godoy es incapaz de hacerlo.

Mirtha, la madre de Nadia Vera, no pudo ir a esa conferencia, pero en cambio envió uno de los mensajes más conmovedores. Ese, el caso de Nadia, está integrado dentro la denominada “Línea Veracruz” que la propia Fiscalía armó pero que jamás atendió. Este caso es una calca de la investigación que la Fiscalía General realiza en torno al caso de Julio César Mondragón Fontes, el normalista mexiquense asesinado en Iguala, Guerrero, el 26 de septiembre de 2014. Lo es porque también a la familia Mondragón se le ha tratado con desprecio, se le ha revictimizado y se le ha negado el derecho a conocer el contenido del expediente y los avances, si es que los hay, en la búsqueda de los asesinos. En eso son una calca, como lo son con miles de casos arraigados en todo el país que se investigan como Ernestina Godoy aborda sus deberes y que es algo que se parece a la ignominia, a la crueldad y a lo inhumano.

El mensaje de Mirtha Luz Pérez Robledo dice lo siguiente:

Yo no sé cómo escribo sin dar un grito.

A la violencia contra nuestra amada Nadia, a la violencia contra Rubén, Yesenia, Alejandra y Mile, a esa violencia perpetrada con cobardía, alevosía y ventaja

A esa violencia perpetrada con cobardía, alevosía y ventaja le siguió la violencia institucional de la administración pasada, con su omisión, indiferencia y corrupción. Y le siguió también la violencia de esta administración con su omisión e indolencia.

Parece ser que la estrategia de esta administración es perpetuar la mentira de la anterior y volverla verdad a fuer de repetirla. Y con ello, omitir su trabajo e indolentemente deslindarse de lo que le corresponde hacer ahora.

Me pregunto por qué la Fiscalía de esta administración no ha sido capaz de estructurar un mecanismo de investigación a favor de las víctimas y no en detrimento de ellas.

¿Por qué pareciese que esta Fiscalía y la anterior están en contubernio de valores entendidos en favor de los acusados y de los que faltan por acusar? ¿Por qué su conducta judicial se resiste a aclarar las innumerables contradicciones que han ido apareciendo a través del tiempo?

La dosificación de información también es tortura y aunado a ello el trato que recibimos en las reuniones con la Fiscalía es como si volvieran a dejar caer, por su descuido, el cuerpo de mi hija, como si cayera por tercera vez porque su cuerpo cayó dos veces [antes]: la primera, cuando artera y cobardemente le quitaron la vida, y la segunda cuando en su descuido los empleados del Servicio Forense lo dejaron caer al trasladarlo al desvencijado vehículo de la funeraria.

Yo no sé cómo escribo sin dar un grito.

La violencia institucional traducida en omisión e indolencia es igualmente lacerante de la dignidad humana, como si de nueva cuenta una bala me atravesara el corazón por segunda vez. Porque la bala que atravesó el cerebro de mi hija, terminando así con su vida de brillante inteligencia, esa bala no se quedó ahí, en esas paredes, sino que atravesó mi corazón y el corazón de todos los que la amamos.

Y eso es lo que no entienden los que se ostentan como autoridades. No entienden que no hacer su trabajo lacera a la sociedad entera porque la impunidad permite que los delincuentes sigan destruyendo la vida de más personas.

Los que se ostentan como autoridades no entienden que no hacer su trabajo es corrupción. Para decirlo con un verso del poeta César Vallejo, no hacer su trabajo es volverse “roedores que minan con sentimiento judicial su entorno”. No hacer su trabajo es volverse cómplice de los asesinos.

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