Miguel Alvarado: texto. Brenda Cano: diseño.
Toluca, México; 2 de abril de 2022.
Quién sabe cuál sea el impulso que lleva a uno contar historias y filmarlas, o a no contar nada, pero de todas formas grabar, mostrar las imágenes que al final, siempre sucede, lo primero que consiguen es describirnos a nosotros mismos. Pero eso sucede en un nivel muy personal. ¿Qué pasa cuando se toma en serio al cine, no como cinéfilo sino como creador? ¿Qué tan difícil resulta hacerlo? Un grupo de jóvenes de la licenciatura de Estudios Cinematográficos de la Escuela de Artes Escénicas en Toluca participan en el XIII Rally Universitario del Guanajuato International Film Festival (GIFF), en el que presentarán un corto de seis minutos. El reto es filmarlo y editarlo en 48 horas y competir contra otros equipos tan buenos como el de ellos. Hacerlo, para los que piensan que una actividad así no cuesta, es caro. Es muy caro. Karen Velázquez, la productora del grupo, lo dice: “este corto nos costará alrededor de 70 mil pesos, 10 mil pesos por minutos, más o menos”. Y su compañero, el director del corto Ramón Preciado, lo confirma. La filmación se llama “Antigüedades Mau”.
-Seis equipos de diferentes universidades del país compiten para realizar un corto en dos días y eso incluye la grabación como la edición del mismo- señala Preciado.
El equipo que realizará el corto está compuesto por diez personas: el asistente de Producción es Agustín Rodríguez; el fotógrafo es Sebastián Fuentes y Rodrigo Pérez como asistente; la sonidista es Alexia Morales, el gaffer es Axel Guerrero; el editor es Daniel Canales y el arte está a cargo de Tania Cervantes, quienes cursan distintos semestres en la misma escuela.
– ¿De qué trata el corto que están haciendo?
-Es la historia de Memo, un joven aficionado a las antigüedades que descubre de pronto una cámara polaroid con la capacidad de fotografías el pasado, y entonces la usará para resolver un misterio familiar- dice Preciado, aunque también eso es lo que dice la publicidad que el grupo ha desplegado en torno al proyecto.
-¿Y qué misterio es ese?
Karen y Preciado dudan y se ríen. No quieren revelar el misterio que ha generado la movilización de fuerzas y talentos para competir en el Rally. Tiene razón, un misterio que dura seis minutos no debe ser develado así como así.
-Para resolverlo, hay que ver el cortometraje -dice al fin Preciado, quien mejor revela que en el corto habrá tres actores uno como principal y los otros en roles de apoyo.
-¿Cómo es que se decidieron a entrar a este concurso?
-Esa es la tercera vez que yo participo en el Rally. Las otras dos ediciones en las que participó la escuela estuve en diferentes cargos, pero en esta ocasión a mí me toó enviar el guion. Después el Festival realizó una preselección, pues hay muchos proyectos y cuando nos eligen debemos enviar una video-respuesta, en la cual presentamos en dos minutos el concepto y a los miembros del grupo. A partir de esto se obtiene la Selección Oficial- señala Preciado. Las 48 horas se van a grabar en el marco del Festival, por el momento no hay fechas exactas, pero se llevará a cabo a finales de julio- dice Preciado.
– ¿Cómo es que se puede grabar un reto así?
– Es un poco más complejo de lo que parece- dice Karen- porque se trata en realidad de un proceso de seis meses. El guion se envió en diciembre y la selección oficial se decidió en enero. A partir de entonces hemos estado trabajando con las cámaras, checando vestuario y personajes. Y antes de llegar a la prueba final se harán dos grabaciones en Toluca, ensayos que ya cuentan como parte de la competencia porque van a ser evaluados.
– ¿Qué significa ser el director de un proyecto así?
– Es estresante, sí. Hay que estar pendiente de que la historia tiene que llevarse a cabo y que la gente lo entienda. Es gratificante ver que algo que tú escribiste se encuentre realizado- dice Preciado.
– El objetivo de la carrera es dotarnos de herramientas para que podamos trabajar en la industria audiovisual, ser pequeños “Guillermos del Toro”, aunque también nos podemos desarrollar en las áreas de comunicación, mercadotecnia y otras- apunta Karen, quien dirá después que admira a María Félix.
Para ella, el cine es la unión de dos cosas que le atraen mucho, de reunir sus preocupaciones políticas con lo creativa que es la actividad fílmica. Trasmitir sus experiencias a otros e incluso mostrar ante el gran público temas que generalmente no se ven. Ella es de San Antonio la Isla, un municipio del valle de Toluca ubicado a unos 40 minutos de la capital mexiquense, una zona rural aún, y por eso, para ella, la experiencia de hacer cine le ha dado la oportunidad de comenzar a viajar, de exponer cómo se vive en su comunidad, en donde se fabrican muebles y juguetes, o incluso historias de su familia.
– ¿Cuál es tu género preferido de cine?
– El cine negro y por eso me gusta mucho el proyecto que estamos haciendo. Y en cuestión de los documentales, me gusta lo realizado por Agnès Varda porque tenía una forma muy poética de generar algunos diálogos. Y tan me gusta la ciencia-ficción que nuestro corto combina mis preferencias- cuenta Karen.
Aunque ha una enorme cineteca mundial a disposición de los usuarios gracia a internet y a las plataformas de películas, no es fácil que una película marque la vida de alguien. Al final, la elemental realidad sigue imponiéndose sin dificultades en eso de contar y hacer historias. Sin embargo, el joven director Ramón Preciado no duda mucho en elegir sus tres mejores: Memento, de Christopher Nolan; Gone Girl, de David Fincher y el documental Samsara, de Ron Fricke.
– En esta última no hay diálogos, estamos viendo puras imágenes que se van entrelazando. Este documental está realizado con una gran técnica. El director Nolan me llamó mucho la atención al igual que Robert Zemeckis. También me gusta el trabajo de Édgar Wright y el de Nicolas Winding Refn con el tipo de géneros que nacen desde Taxi Driver, estas ondas del conductor y eso, que últimamente me han llamado la atención.
– ¿Qué opinas del cine de superhéroes, Karen?
– Hay dos tipos de industrias, una es esta que impulsa el cine d ellos superhéroes y que se está trasladando un poco al cine mexicano. A todos nos gusta una historia con la que podamos identificarnos, sentir que es cercana a nuestro contexto habitual… por ejemplo, el Festival de Guanajuato, que ha impulsado un montón a los jóvenes cineastas, busca historias que retraten las realidades de los distintos estados y eso responde a una demanda del público empático.
– ¿Qué preferirías dirigir, Harry Potter IX o una película que defina tu propia voz, Ramón?
– Dentro de esta industria se necesita el dinero, pero si a mí me dan la oportunidad de hacer una película con mi voz, entonces elijo esta opción. Incluso al cortito ya le estoy viendo esbozos para que se pudiera convertir en un largometraje.
– ¿Cómo es la apertura de otras plataformas que no son las salas de cine? ¿Qué está pasando con eso, Karen?
– Al final eso descentraliza el cine y permite que se puedan alcanzar distribuciones extranjeras de forma más fácil, a lo mejor esto pasaba sólo en la Cineteca Nacional o en ciclos de cine en los que veías las películas una sola vez antes de perderse. Con todas las plataformas de streaming, se favorece a la distribución globalizada y equilibra la competencia entre los distintos países. Existe un fuerte debate entre la gente de cine: por ejemplo, si aquello que es Netflix, que es muy popular, termina siendo cine o no. A nosotros, al final, nos beneficia un montón porque vamos a tener la oportunidad de acceder a estas plataformas.
Ramón Preciado considera que hay bastante oportunidad en el cine mexicano actualmente, en cuanto a la realización, es muy evidente que un montón de productoras y menciona que hace dos meses alguna de ellas vino a filmar a Metepec. Considera que la digitalización ha abierto el campo de oportunidades y en cuanto a la calidad, señala que en plataformas como Filmin Latino se puede ver contenido muy bueno. Yo sí creo que hay calidad en el cine mexicano, lo que hace falta es visibilizarlo. Y es que las buenas películas son difíciles de encontrar. No hay que perder de vista que también la distribución es una parte que le cuesta a la película. Las películas comerciales en México la tienen fácil, pues son blockbusters que de inmediato abren las salas para ellas. Las que apuesta por un mejor contenido no son rentables en comparación. Y entonces cuenta una anécdota:

-A mí me nació el amor justamente en el Rally por el trabajo del actor Armando Espitia. En otra ocasión me tocó compartir set con Noé Hernández y me causó mucho shock y admiración porque yo estaba de jalacables. Y él estaba en escena y sin querer hicimos contacto visual, pero él en el papel y… ¡me cimbró bastante! Una cosa es verlo en pantalla, pero ya cuando ves cómo entra y sale de personajes que están fúricos o eufóricos cuando gritan ¡corte!… a mí me impresiona mucho cómo es que tienen la capacidad de manejar sus emociones y su cuerpo.
-¿Toluca es un buen lugar para formarse como cineasta?
-Es algo doble al mismo tiempo -dice Karen- es una desventaja pero también aporta lo suyo. Por ejemplo, la apertura de la Cineteca Mexiquense ofrece un espacio en donde se concentra el ejercicio. Dan talleres y conoces a otros 20 que viven en Toluca y que resulta que también hacen cine. Se creó un centro de formación audiovisual que permite que muchos se acerquen. ¿Toluca es un buen lugar para hacer cine? Sí, porque existe una industria que continúa en transformación, pero actividades como el Rally nos permiten crear más gestión cultural y acercar la formación que sólo se encuentra de este lado de las ciudades, a este lado de la periferia.
– ¿Y cuánto cuesta hacer este corto?
– Son muchas las cosas que hay que pagar, y en total hemos hecho la cuenta de 70 mil pesos, 10 mil pesos por minuto- dicen los dos, con cara preocupada.
– ¿Cómo están financiando el corto?
-Tenemos una campaña de fondeo en una plataforma digital de internet que se llama Kick Starter. Ahí hemos colocado información sobre nosotros, algunas fotos y videos para que nos conozcan y conozcan el proyecto, así como el costo del mismo. En ese espacio se puede hacer alguna donación, desde 10 pesos, y a cambio ofrecemos algunas recompensas como pueden ser fotos – dice Karen, quien observa que el riesgo que existe es que ese método de fondeo es a todo o nada, lo cual quiere decir, muy llanamente, que si no consiguen el monto buscado pierden lo que se haya donado al momento del cierre.
La meta son 60 mil pesos.
– ¿Cómo afecta la violencia generalizada que vivimos a la narrativa del cine?
– Es inherente dice Karen- al final mucho de lo que contamos viene de experiencias propias o de nuestros entornos. El año pasado había muchas nominaciones al Ariel de historias violentas. El corto tiene una situación que es muy común en México. Cuando lo leímos, fue obvio para el grupo lo que estaba pasando con el personaje, pues es algo que pasa siempre.
A Ramón Preciado la palabra violencia asociada con el cine le trae de inmediato el recuerdo de tres estudiantes de cinematografía que fueron asesinados en Jalisco hace poco, y que se hizo creer o forzar la versión de que fueron ejecutados porque estaban en el lugar equivocado. La violencia es un tema común desde hace mucho tiempo en México y resulta casi imposible no abordarla en los trabajos fílmicos. La violencia es de varios tipos: letal, institucional, de género, laboral, sexual y económica. Cineastas o no, se debe convivir con ella todo el tiempo. A la necesidad de conseguir recursos para llevar a cabo proyectos interesantes como éste se le ha llamado “gestión”, cuando en realidad se trata de presupuestos para estas actividades que han sido cancelados, negados y ocultados por el Estado, que en México es el gran financista de las empresas privadas y de trabajos como el de Karen y Preciado.
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