Karen Colín: diseño. Miguel Alvarado: texto. Ramsés Mercado: imagen.
Toluca, México; 17 de diciembre de 2021
A prisión vitalicia fue condenado José Juan Tecruceño, feminicida de la niña Fátima Quintana, a quien violó, torturó y asesinó junto con los hermanos Luis Ángel y Misael Atayde Reyes, en la comunidad de Lupita Casas Viejas, en Lerma, Estado de México, en febrero de 2015. La niña tenía 12 años. La sentencia fue dictada el 15 de diciembre por el Primer Tribunal de Alzada en Materia Penal de Toluca, integrado al Poder Judicial del Estado de México, que solamente confirmaron un fallo que ya se había expresado desde octubre pasado, pero que entró en controversia porque el asesino había interpuesto algunos recursos para evadir la sentencia.
Los otros dos asesinos, Luis Ángel Atayde y su hermano Misael cumplen una condena de 73 años y 4 meses de prisión, el primero de ellos; y un internamiento por cinco años en la Quinta del Bosque, un centro de readaptación juvenil, en el segundo caso.
El feminicidio de Fátima ha sido uno de los más emblemáticos debido a la brutalidad ejercida en su contra y al tiempo y resistencia que se requirió para resolverlo, primero y después para llevar a proceso y condenar a los culpables. El asesinato de la niña implicó además el desplazamiento de la familia, que se fue a vivir a Nuevo León. Allá, el hermano de Fátima, el niño Daniel Quintana Gutiérrez, murió en un hospital debido a una negligencia médica. La madre de los niños, Lorena Gutiérrez, ha tenido que luchar también con esa muerte.
A la niña Fátima le asestaron más de 90 puñaladas, le ocasionaron heridas en el rostro y el cuerpo y por último la mataron arrojándoles a la cabeza dos piedras de hasta 36 kilos.
El camino de la familia para obtener justicia ha transitado incluso por la remoción de una memoria que recordaba el caso, y que se había instalado en la Plaza de los Mártires, en el centro de Toluca, enfrente de la oficina del gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo. Pero un proyecto impulsado por él mismo y que remodelará esta plaza por 50 millones de pesos, ha tratado de cambiar la placa donde se recuerda a Fátima. La familia protestó cuando el gobierno propuso un nuevo sitio para instalarla, pues considera -y así es- que se trata de una manera de borrar los hechos, de silenciar a uno de los casos más representativos en la entidad. Los trabajos de la remodelación de este lugar durarán un año, y la familia debe cuidar ahora que nadie mueva la estructura.
“Además, la familia recibió amenazas de muerte y acoso por parte de la familia de uno de los agresores, en las escuelas, en el trabajo y en su propia casa, la cual fue baleada, situación por la cual tuvieron que huir de su hogar; incluso pidiendo asilo en Canadá”, recuerda la periodista Fernanda Hernández para el portal web “Somos el medio”.
“El Poder Judicial del Estado de México tiene la oportunidad histórica de que el caso no quede impune, garantizando la debida diligencia y la perspectiva de género. Ante el caso, que evidencia la violencia feminicida en contra de las niñas y mujeres en México, es necesario que se juzgue bajo la mirada de los más altos estándares nacionales e internacionales en materia de los derechos de la infancia y los derechos de las mujeres”, señaló en su momento el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.
En México, del 2018 a octubre de 2021 se han asesinado a 13 mil 407 mujeres. De esta cifra, apenas 25 por ciento fue investigada de manera inicial como feminicidio, dice la organización que le da soporte a la familia de Fátima.



