5 noviembre, 2025

La vuelta a la angustia

La vuelta a la angustia

Miguel Alvarado

Toluca, México; 1 de septiembre de 2021.

Doblaron las lonas y las pancartas. Quitaron los tubos que sostuvieron por 19 días la carpa inmensa pero a la vez apenas suficiente para tanta angustia. Arrastraron las cuerdas y los lazos amarraron las cosas. Las cosas, las mochilas y los víveres, sobre las mesas plegables y los catres poco los quitaron, guardaron la ropa y las cobijas y ese día el sol nunca salió como otras veces, que hasta esta hora no quemaba sino calcinaba. Incluso las cosas minúsculas, las grandes cosas, las partículas que se desprenden de la idea de lo justo, de la idea aunque sea vaga de lo que es Dios, de la perseverancia de Dios y de su trabajo invisible en el que muchos se sostienen fue también doblado y empacado porque se iba con ellos, lo emplazados desde hace 19 días a no comer hasta que sus familiares salieran de prisión o comenzara a aplicárseles la famosa pero selectiva Ley de Amnistía, que sirve pero no funciona, que está pero también está su ausencia.

Las cosas no son lo que son y menos cuando los gobiernos pelean lo que dicen que es el Estado de Derecho. Los plantones no los quiere ningún funcionario, ni el presidente Obrador experto en ellos. Si él no, menos aquí en el Estado de México, menos en Toluca y menos frente a la oficina del gobernador Alfredo del Mazo, que ya ha tenido suficiente con las feministas radicales y su protesta casi eterna de seis meses, que instalaron también ahí, en la Plaza de los Mártires.

En las calles primero se dijo que los habían corrido porque habría un evento del gobierno y necesitaban que ese espacio estuviera limpio. Luego, que uno de los 16 huelguistas tenía coronavirus y después que Antonio Lara, uno de los impulsores del colectivo Haz valer mi libertad había negociado con autoridades para que el plantón se fuera.

Ya cuando casi todo estaba por recogerse, y mientras quitaban los últimos restos del campamento Lara Duque, quien además es abogado del  Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero (CDHZL) dijo, mientras a sus espaldas esa huelga desaparecía en la nada, que se iban porque los emplazados ya tenían graves problemas de salud.

Nadie se tiene que morir, nadie tiene que morirse por segunda o tercera vez y ahora que el gobierno prefiere no mirar, no atender, no dialogar, no hacer nada, los huelguistas tienen que irse, porque la justicia ni siquiera en la televisión existe.

Y mientras se arrastran los tubos y las lonas, Lara Duque, que se había postulado hace poco para dirigir a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, dijo que “Edelyn Ávila Reyes se encuentra cursando con un padecimiento que podría desencadenar en cirugía complicada, por los antecedentes de litiasis vesicular, y por haber presentado una evacuación de características sanguinolentas”.


El grupo de médicos que atienden a los manifestantes plantean que de continuar el ayuno de los manifestantes, su salud se agravará de manera irreversible, por lo que han recomendado suspender esta acción de protesta.

“Los familiares de los presos han decidido dar la oportunidad a las instituciones mexiquenses para recuperar la justicia. La huelga de hambre colocó en la agenda pública las altas injusticias que se vive en el país”.

La verdad es que la huelga sólo confirmó la dureza del gobierno y sus tres poderes infames contra los más pobres y desprotegidos, y venció cualquier intento que éstos han realizado para liberar a sus parientes de la cárcel injusta. Esa huelga sólo confirmó la inhumana postura de quienes gobiernan -ya sean del PRI o de la izquierda de Morena- y la inhumana y desigual batalla de los desposeídos, que unos llaman resistencia y que otros identifican muy bien como aniquilamiento.

A Lara Duque no lo quedaba más que expresar que “es importante abordar esta lacerante problemática de las personas presas de maniera injusta para impedir que existan personas inocentes en la cárcel, como el caso de este grupo de personas, cuyos familiares ya ofrecieron su cabellera, sangre y ahora la vida”.

Los familiares de las 25 personas injustamente presas, que han consolidado el colectivo Haz Valer Mi Libertad, han invocado la Ley de Amnistía, y esperan, como una verdadera acción de derecho, la libertad inmediata que les ha concedido el amparo del Poder Judicial de la Federación en recientes días.

De esta forma, la acción de manifestación pacífica que se realizaba en la Plaza de los Mártires ha quedado desactivada, sin embargo, y aunque se espera la actuación inmediata del Poder Judicial mexiquense para liberar de manera inmediata a las 25 personas aún privadas de su libertad, este retirarse, este hacerse a un lado, este irse de nuevo, este desmantelamiento, es más bien la vuelta al desasosiego, a la ruina de todos los días esperando, a la desesperanza del desayuno, la comida y la merienda, cuando hay para eso, cuando se come pensando lo que se está comiendo el preso injustamente.

Ya que se van, en 15 días la plaza será usada para las fiestas patrias de septiembre y para las arengas de independencia y libertad en este país, en esta entidad de ensueño y de miseria. Para ese día, para el 15, ni siquiera los nombres que pintaron los huelguistas en la plancha de la plaza quedarán. Habrán sido borrados y sólo quedarán las risas de los policías que alguna vez rodearon ese campamento. Las risas que se burlaban de los que son como ellos, pero sin armas en las manos.

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