5 noviembre, 2025

Manzana 21: la primera mancha de sangre

Redacción VcV

Toluca, México; 28 de octubre de 2021.

Es una de tantas casas abandonadas en el fraccionamiento Valle del Nevado de Calimaya. Está pintada de rosa y blanco y le falta la ventana principal, que alguien rompió o se llevó a otra parte. La verdad es que en este tramo que se encuentra en la Manzana 21 la mayoría de las viviendas están deshabitadas. Pero ésta, que no tendría por qué ser distinta de otras casas, también dejadas atrás por sus dueños, que no pudieron rentarlas o venderlas y que prefirieron abandonarlas, es la escena de un crimen que se cometió hace un año.

Hoy, quien llegue a la puerta y traspase el umbral se encontrará de frente con el significado de lo que en México representa una ejecución, cuya impronta se ha quedado en ese sitio para siempre o hasta que alguien sea capaz de limpiar o restaurar las paredes ensangrentadas. Al entrar se encuentra la primera marca, que no lo parece sino hasta que uno se acerca y se da cuenta de que la costra marrón no es pintura ni comida, sino la sangre de alguien que ahí se recargó o alguien a quien empujaron y sometieron. Esa marca enorme parece incluso darle sentido a todo lo demás, por ejemplo a la basura acumulada por años que los vestigios de la vida y lo cotidiano han hecho parte del componente inexpresable que es la muerte.

Alguien se ha dado a la tarea de recoger lo que todavía sirve y que alguna vez en ese hogar funcionó: el teclado de una computadora, los cables de alguna máquina invisible, algunas bolsas de plástico que contienen los documentos que dan fe de algo que al final salió o resultó de todas las maneras posibles, excepto de la forma correcta y algunos trapos que a lo lejanos no parecen nada sino los restos de una vida, se acumulan adentro de una caja de huevo. Huevos blancos Selectos, dice aquel contenedor que aquí y ahora parece apenas el recipiendario de una memoria que no se quiere, que no se desea. Hay otras cajas de plástico y en ellas sobresalen algunos papeles. La casa no tiene puerta que impida la entrada y por eso puede verse todo si uno se detiene en el umbral.

Más allá, un poco más allá de la primera mancha de sangre, en el espacio en el que debía estar la sala, se ha improvisado una ofrenda. Ahí están las veladoras, de reciente uso porque las ceras están casi intactas. Pareciera que las dejaron sin encenderlas pues los vasos que las contienen están limpios. Las veladoras son tres y este día, que en otros lados hay fiestas y dulces, el dan a la casa el aire irrespirable de una morgue. Las veladoras están dispuestas en triángulo y en el centro de la figura que forman han colocado un bote de plástico apenas suficiente para que entre un manojo de flores blancas, que ya se marchitan porque ya ha pasado algún tiempo desde que alguien les puso agua.


También ahí se ha levantado una cruz que alguien armó en su casa porque ha utilizado materiales muy frágiles, apenas trozos de madera cruda y que en su centro, sobre una superficie café, alguien ha escrito a mano “descansa en paz”, y le ha puesto la fecha del 11 de noviembre de 2020.

Sin embargo, el muro sobre el que descansa la cruz está lleno de sangre. Sangre embarrada por las manos de alguien o por el cuerpo de alguien que se recargó y después se deslizó hacia abajo. Parece, también, la sangre de alguien que se hincó ahí y que en un acto de desesperación se habrá cortado las manos o los brazos y con ellos embarrado aquella superficie. En esa estancia con apenas el suelo cubierto de cemento hay tres sillas de plástico que debieron utilizar para estar un rato quienes llevaron el ramo.

Esto es lo que hay en esta casa, llena de basura y soledad, y en la que se mezclan sensaciones como la culpa, como la pena, como el arrepentimiento porque esa sangre, ahora que se ve mejor, no es de quien murió ahí sino de alguien que la recuerda.

Se ha dicho al principio que aquí se cometió un asesinato y es verdad. En alguna parte de esta casa hay una nota periodística pegada a un papel, que alguien adhirió con cinta a la plancha de cemento que recubre este suelo sin piso. Y esta nota tiene el siguiente encabezado: “Dictan 55 años de prisión a dos sujetos por homicidio en Calimaya” que está ilustrado con la foto de dos personas, que son apenas dos jóvenes, Bruno Alberto Valdez Ramírez, alias “El 14” y Christian Jericó Cifuentes Esparza, a quien le dicen “El Chaca”. Está fechada el 5 de septiembre de 2021. Se trata de un boletín que los periódicos de Toluca reprodujeron íntegro, tal como se los envió la Fiscalía mexiquense.

II

Las señales del abandono son evidentes. Nadie corta el pasto y la pintura de las fachadas se ha desgastado. En esta parte de la Manzana 21 apenas hay dos antenas de televisión aunque en realidad nadie habita cerca. Entonces uno se pregunta cómo se sobrevive aquí, qué se hace en una colonia como ésta, cuyas casas incluso han sido habilitadas como altares ensangrentado.

– Es muy triste- dice una de las vecinas- porque estamos olvidados. No hay seguridad y por aquel lado está muy abandonado. Dan las 9 de la noche y no podemos salir porque hay mucho vandalismo. Hay gente que viene de fuera, mucha drogadicción. Hemos ido a las autoridades y nomás dicen que sí. Cuando están las elecciones vienen y nos dicen que nos van a apoyar. No pueden ni cortar el pasto del parque de aquí cerca.

Valles del Nevado es una colonia o fraccionamiento de interés social que se quedó a medias. El municipio de Calimaya aún no lo ha recibido de manera formal porque la empresa no lo terminó. Aquí hay apenas los servicios básicos como la recolección de basura y agua, que proviene de un pozo, así como la luz. De acuerdo al municipio, se trata de una zona que “no está municipalizada”, que en términos humanos significa que es una tierra de nadie. Por eso la delincuencia habita la casas vacías, dicen los vecinos, que han visto cómo cualquiera puede ocupar las viviendas sin que nadie les diga nada.


-No hay ni centro de salud, vivimos apartados de otras comunidades. Aquí hay gente a la que la pandemia le pegó en lo económico muy duro. Incluso hay muchos que venden sus pertenencias en una pequeña plaza que apenas se terminó. La gente vive con mucho miedo porque no hay seguridad.

La seguridad, su ausencia, se tradujo en que Bruno Alberto Valdez Ramírez, “El 14” y Christian Jericó Cifuentes Esparza, “El Chaca”, pudieron asesinar fácilmente a un hombre que habitaba la casa abandonada de la Manzana 21. De acuerdo a la Fiscalía, los dos sentenciados pertenecían a una célula criminal dedicada a la venta de droga y estaban relacionados con otros homicidios en el valle de Toluca. Los dos fueron detenidos en noviembre de 2020.

El ilícito por el cual fueron condenados ocurrió el día 8 de noviembre del año pasado (2020) cuando, junto con dos sujetos más, supuestos integrantes de dicha célula delictiva, causaron la muerte a un hombre al interior de un inmueble ubicado en Calimaya. “Ese día la víctima se encontraba dentro de la vivienda referida, a donde arribaron en un primer momento dos sujetos, quienes sometieron y amenazaron con un arma de fuego a este hombre, luego lo ataron con un cable. Momentos después ingresaron al inmueble los ahora sentenciados, quienes portaban armas punzocortantes con las cuales atacaron a la víctima, ocasionándole la muerte”.

Así, parco y sucinto fue el reporte de la muerte de quien vivía ahí. Al 14 y al Chaka les dieron 55 años que comenzaron a cumplirlos en el penal de Tenango del Valle, del que se supone no saldrán nunca, porque también se encuentran relacionados con el asesinato de una joven dentro de una vivienda de la calle San José Pignatelli, en la colonia Rancho San Dimas, en el municipio de San Antonio La Isla, el 15 de noviembre del año pasado.

La empresa constructora que dejó a medias el fraccionamiento es Homex, una de las más demandadas en el país. Es propiedad de Eustaquio de Nicolás, un empresario cercano al ex presidente Enrique Peña. Homex entró en quiebra, hace tres años y esa fue una de las razones por las que dejó al Valle del Nevado ubicado en la nada. No terminó la escuela primaria y el cascajo que no recogió ha contaminado los cuerpos de agua cercanos. Homex atraviesa por una crisis que dejará fuera de la presidencia a Eustaquio, lo cual imposibilitará que la constructora se haga cargo de los reclamos de los colonos.

Mientras, las autoridades apenas voltean a ver a la comunidad, pero ningún funcionario está dispuesto a ayudar. Para ellos el fraccionamiento representa un puñado de votos que pueden hacer alguna diferencia, pero nada más. Casas de la muerte como la ubicada en la Manzana 21 hay varias en el Estado de México. Calimaya ya ha descubierto la suya.

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