11 septiembre, 2025

La justicia ciega, sorda, muda, cuadrapléjica del Edoméx

La justicia ciega, sorda, muda, cuadrapléjica del Edoméx

Fernanda García: texto. Karen Colín: diseño. Ramsés Mercado: imagen.

Toluca, México; 16 de febrero de 2022.

La noticia del día es -y será varios días más- la salida de Alejandro Jaime Gómez Sánchez de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México. Pero, ¿por qué nos debe importar a los ciudadanos de a pie? ¿Por qué la renuncia “por temas personales y desgaste emocional y físico” debería preocuparnos a los mexiquenses? Le diré por qué, quédese conmigo.

Recuerdo cuando Gómez Sánchez llegó como procurador. Antes de él, la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado de México sufrió una serie de enroques convulsos, los titulares, los tres que estuvieron antes que el ex fiscal se convirtieron en un escándalo nacional. En este espacio no retomaré las tragedias de Alberto Bazbaz, de Alfredo Castillo ni de Miguel Ángel Contreras Nieto, sólo quiero recordar el contexto. Parecía que llegaría la calma a la Procuraduría con el nombramiento de Gómez Sánchez, y pues sí, fue muy estable al frente durante casi ocho años, pero nada más.

Tras la idea de darle autonomía a la procuración de justicia, con lo que la PGJEM se convirtió en la Fiscalía General de Justicia, justo en ese año, comenzó a sentirse la avanzada del cártel de la Familia Michoacana en la entidad. En ese ya lejano 2014, el escándalo de Tlatlaya llegó a esferas internacionales. ¿Que qué tiene que ver con la renuncia del fiscal? Permítame, ya le explico.

No debemos perder de vista que no se puede dilucidar la historia sin el contexto. Las matanzas de Tlatlaya o Coatepec Harinas, el empuje de la Familia Michoacana en el estado pero en especial en la capital mexiquense y municipios conurbados, las desapariciones, los cuerpos no identificados, se mezclan en una turbia realidad que nos deja desesperanza.


¿Que el fiscal renunció? Sí, lo hizo en un momento crítico para la entidad, a casi un año de este fuego abierto que hay entre los cárteles de la droga contra la instituciones. ¿Casualidad? No lo creo. Por supuesto que eso lo iba a desgastar.

Mantas con amenazas en contra de la Fiscalía y del propio funcionario, emboscadas a fiscales regionales, asesinatos de policías de Investigación de la FGJEM y estatales, aumento de infantes coptados por el crimen organizado, desapariciones que se multiplican como si de una plaga se tratara, impunidad que lacera a esa construcción colectiva que añoramos y sentimos que es la justicia; colusión, corrupción, desinterés que agobia, frialdad que mata el ser.

Ese es el saldo y vamos perdiendo, sí, usted, yo, el vecino, todos los que no somos parte del crimen organizado porque la tragedia nos alcanza tarde o temprano.

Entonces, bien lo alertaron los empresarios, una Fiscalía acéfala hoy nos da un horizonte de desesperanza porque los crímenes no van a parar, si acaso aumentarán en lo que se pudiese leer como un periodo de gracia, aunque no sea tal. Por eso debe preocuparse, porque quien llegue tiene un reto que se vislumbra imposible, y que consiste en apaciguar o erradicar al crimen organizado de la entidad. No se trata de un simple nombramiento, no. Se dice que no llegará alguien de la Federación, sino que será alguien que haya trabajado ya en la FGJEM. ¿Será lo mejor?

A veces sentimos tan lejanos a quienes ostentan cargos públicos.

¿Se ha cuestionado quién les hace frente a los que nos sumen en el miedo? La policía municipal -de cualquiera de los 125 ayuntamientos- no está ni preparada ni cuenta con el armamento ni las ganas ni la valentía; la estatal ha denunciado en diversas ocasiones que trabajan con lo mínimo en esas regiones donde la tierra de nadie sí tiene dueño, mientras que las investigaciones avanzan a ritmo burocrático.

¿Quién estará capacitado para frenar el avance de los cárteles lo mismo en las zonas rurales que en las ciudades? Lo peor es que es tema federal, así que todos se deslindan. ¿Y los chingados? Pues una está aquí escribiendo y usted, espero, leyendo.

Estamos solos. Solos. Solos. Solos. Y entre nosotros, medran los que han mermado cualquier pizca de tranquilidad, y la justicia ciega, sorda, muda, cuadrapléjica del Edoméx.

¡Hasta la próxima!

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