La infiltración no sucede porque sí, y no sucedería si las autoridades educativas y de seguridad no lo permitieran. Se trata de la instrumentalización de una excusa que permita criminalizar a las escuelas y definitivamente cerrarlas.
Toluca, México; 26 de octubre de 2024
Miguel Alvarado: texto. VCV: fotos
Nunca vienen. Están en Toluca porque ahora necesitan algo. Son estudiantes de la normal rural de Tenería, ubicada en Tenancingo, hacia el sur de la capital del Estado de México. Con el normalismo rural es imposible no tener coincidencias y simpatías, como sucede con la escuela de Ayotzinapa, en Guerrero. Pero con Tenería es distinto, aunque debe decirse que avanza por el mismo camino de infiltración que desembocó en el asesinato de 43 jóvenes de Ayotzinapa el 26 de septiembre de 2014.
Profesores, egresados y padres de familia han denunciado en los últimos tres años el control que ejercen células del narco en la escuela, pero también la complicidad de los líderes estudiantiles, maestros y administradores. El 12 de julio de 2024, el aspirante Brayan Zarco fue asesinado durante la jornada de pruebas en aquella escuela. Hay dos detenidos, el alumno Said “N” y el ex director Cenobio Fuentes. Ahora, Tenería desfila por las calles de Toluca recordando la represión que sufrió hace más de 40 años, durante el gobierno de Alfredo del Mazo González. También, 28 alumnos han iniciado una huelga de hambre, la cual cumple diez días.
La infiltración no sucede porque sí, y no sucedería si las autoridades educativas y de seguridad no lo permitieran. Se trata de la instrumentalización de una excusa que permita criminalizar a las escuelas y definitivamente cerrarlas. A los alumnos implicados, que no son pocos, pero definitivamente no son todos, no se les debe permitir arrastrar a Tenería hacia su desaparición. No lo hará el gobierno, pero sí los padres de los estudiantes que han denunciado públicamente las atrocidades que se cometen adentro; sí los egresados que se mantiene vigilantes y sí los profesores, que han visto cómo los presupuestos oficiales son dilapidados por los grupos que mantienen colapsada a la valerosa normal.
