Miguel Alvarado: texto. Ramsés Mercado: información e imagen. Brenda cano: imagen.
Toluca, México; 3 de octubre de 2022.
Unos 350 niños de las escuelas primarias y secundarias de la comunidad de El Cerillo Vista Hermosa no tienen agua en sus instalaciones. Además, desde 2019 robaron los cableados de luz y el transformador que proveía a los centros educativos de energía eléctrica. Los padres tuvieron que comprar una pequeña planta y con esa han estado trabajando desde entonces. Las autoridades no hacen caso de los llamados de directivos ni de las familias, por lo que anunciaron bloqueos a vialidades como la avenida de Las Partidas para que les hagan caso. La comunidad teme que se presente un brote de hepatitis debido a las condiciones de insalubridad.
Pero el mayor problema que enfrentan esas escuelas es que se encuentran en predios que pertenecen al Aeropuerto Internacional de Toluca, que ahora ha sido integrado en un “triángulo de servicios aéreos” junto con el Internacional de la Ciudad de México y el Felipe Ángeles, en Zumpango. En ese esquema, se ha anunciado la intención de ampliar el de Toluca próximamente, lo cual la dejaría en la indefensión, pues tendría que ser desalojada y reubicada, si bien le va. En realidad, gran parte de la comunidad del Cerrillo está en tierras que ya no les pertenecen, aunque los habitantes señalan que esa posesión “no está legalizada”.
Respecto al tema del desabasto, para asearse los niños utilizan el agua que sacan con botes de una cisterna.
-Aquí hubo un saqueadero. Se robaron los cables, se robaron todo de la escuela durante la pandemia. No tenemos ni luz. No podemos subir el agua a los tanques. Este lugar está apenas poblado, vivimos muy pocos aquí cerca y para cuidar el predio es muy difícil. Hasta los transformadores se llevaron-dice Marcela de Jesús, quien junto con otros han comenzado a reunirse con las autoridades para exigir que se resuelvan los problemas de dos escuelas que se encuentran en una colonia que ni siquiera tiene nombre.
El Cerrillo Vista Hermosa es una comunidad ubicada al norte de la capital mexiquense, muy cerca del aeropuerto de Toluca, cuyas actividades fueron reactivadas a la par que se abría el nuevo aeródromo del Felipe Ángeles. Pero esta reactivación trajo consigo la amenaza contra quienes viven ahí, pues serían desalojados en algún momento si esas ampliaciones se realizan. La comunidad está ubicada en la zona más pobre, peligrosa y desprotegida de Toluca.