10 noviembre, 2025

Su asesino lo mató por la espalda

Miguel Alvarado: texto. Brenda Cano: diseño. Ramsés Mercado: información e imagen.

Toluca, México; 7 de diciembre de 2021.

Otra vez Carlos Vera recorrió las calles de la ciudad en moto. De nueva cuenta sintió el poder de los motores y volvió a estar cerca de sus amigos, de su club, el Fusión Biker, con el que realizaba viajes pero sobre todo obras de caridad y asistencia humanitaria. Otra vez Carlos Vera, de 31 años, pudo observar el centro de Toluca y fue testigo de cómo sus compañeros cerraban el tránsito para protestar por la violencia letal que el fin de semana les arrebató a un amigo.

Ese amigo era Carlos Vera, a quien lo ejecutaron a balazos cuando se negó a entregar el dinero que llevaba y con el compraría un auto. Los vendedores lo citaron en la colonia Izcalli II, sobre la calle de Margaritas, después de que él viera un anuncio en internet y los contactara. Pero todo era una trampa para despojarlo. Eso le costó la vida al líder del Fusión Bike, el fin de semana pasado.

El tiro que le arrebató la vida su asesino se lo dio por la espalda- señala un familiar del joven, quien ha acudido a esta rodada en su memoria, y en busca de justicia.

Ahora, sus amigos han colocado el retrato de Vela, lo han fijado a los manubrios de algunas motos y con él recorren la ciudad en una caravana de protesta por su ejecución y exigen a la Fiscalía que el crimen sea castigado. Tienen todo en contra, porque la entidad tiene registros de entre 92 y 96 por ciento de impunidad en este tipo de casos. Esta es un cuerpo de policía que está acostumbrado a dejar hacer, a dejar pasar si no hay alguien que presione de manera constante, que acuda a los medios, que descoloque la rancia tradición de los Fiscalía.


Por eso, los amigos de Carlos Vera y él mismo, desde su foto en la que aparece vestido de motorista, de biker, de motociclista, comenzaron a presionar.

Patricia Velázquez, la tía de Carlos, lamenta que a Carlos la delincuencia le haya arrebatado la vida. Apenas tenía 31 años y confirma el activismo de derechos humanos de su sobrino, quien trabajó por un tiempo como bombero voluntario. Mientras mira a los casi cien motociclistas que componen el grupo que exige justicia, afirma que su sobrino era una persona de paz.

-Sin embargo, no sabía decir que no, y eso lo llevó a ir al lugar equivocado, en el momento equivocado. Es difícil aceptar eso, pero en la justicia de los hombres haremos todo para detener a quien le privó de la vida- dice ella, quien al saber que fue asesinado por la espalda, califica eso como un hecho que rebasa lo que significa un homicidio, porque no le dieron tiempo de defenderse, ni siquiera de que dijera que se rendía.

El cuerpo de Vera fue liberado por la Fiscalía apenas el 5 de diciembre y apenas fue enterrado. Es precisamente su tía quien lleva el seguimiento del caso. Ella es una de las que tienen confianza en las instituciones para que se resuelva el caso, porque sin decirlo, ha dicho que no tiene más que eso. Entonces, a la tía Patricia se le quiebra la voz y necesita de un respiro, de un golpe de aire que le devuelva la prestancia, el ánimo ahora desdibujado.

– Perder la confianza sería estar derrotados. Decir que la Fiscalía de nada me sirve, que el gobierno de nada me sirve es lo mismo que decir que no hagan nada. Es lo mismo, y entones esto no tendría razón de ser. No vamos a dejar las cosas así, porque es tanto como pasar por alto un hecho grave y lamentable en contra de un ciudadano, que pudo haber sido cualquiera de nosotros. No dejarnos, hoy pedimos justicia para Vera, pero es justicia para todos- señala ella.

Las motos y sus motores parecen resaltar las palabras de la tía Patricia, quien tiene muy claro lo que debe hacerse y quiénes son los responsables de llevara a buen puerto la investigación, Por hoy, sólo por hoy, para la familia Vera está prohibido no creer.

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