13 junio, 2025

Miradas 8M: la angustia y la crudeza

Miradas 8M: la angustia y la crudeza

Miguel Alvarado

Toluca, México; 3 de julio de 2021.

Todos los días, a todas horas, durante todo el año, Crisanta Espinosa colecciona imágenes. Es fotoperiodista y por eso se sabe Toluca de principio a fin, de izquierda a derecha. Ha cubierto para infinidad de medios y ahora trabaja para la agencia Cuartosocuro, una de las mejores del país. Ella, junto con Tania Contreras, organizaron una exposición, Miradas 8M, que recoge imágenes de la última marcha de colectivos feministas y toluqueñas que pudo realizarse en la capital del Estado de México, con motivo del Día Internacional de la Mujer.

Crisanta tiene la mirada suave y su voz también lo es. Pero sus fotos, algunas de ellas, no lo son. En esta muestra colectiva las que la fotoperiodista exhibe muestran la crudeza y la angustia que camina junto con quienes marchan, porque en su camino siempre se encontrarán a la policía.

La verdad es que la idea de esta exposición ya llevaba mucho tiempo, pero la pandemia y hasta los procesos electorales del 6 de junio se atravesaron y fueron recorriendo las fechas, además de que complicaron conseguir algún foro para mostrar los trabajos. Otra verdad es que a Crisanta puede considerársele como una activista porque junto con otros de sus compañeros realiza campañas de ayuda para trabajadores de medios de comunicación que enfermaron de coronavirus. Organiza rifas y colectas de dinero, por ejemplo, que luego entrega a los de ya de por sí abandonados reporteros y con eso colabora y visibiliza la pobreza trágica en la que viven muchos de ellos en Toluca y en general en el Estado de México. Esto nadie lo hace, per ella y sus amigos, sí, incluso a pesar de que ese grupo atraviesa o ha atravesado por circunstancias similares.


Ella, que tiene la mirada suave, es una de las sesenta expositoras que ya encontraron espacio para exhibir su trabajo. Algunas no son profesionales pero han estado en las marchas y han fotografiado a las mujeres mientras recorren la ciudad. Las diferencias entre esos trabajos se notan, pero lo importante es que los registros y las distintas visiones sean observadas por todos.

“Nos dimos cuenta de que la mayoría de las asistentes a esas marchas toman fotos o registros. Prácticamente se toman fotos de todo lo que hay, pero también nos dimos cuenta de que esas fotos se perdían porque no había un adecuado canal de difusión”, decía Crisanta en una plática, hace unos meses, cuando todavía buscaba un lugar para la exhibición, que al final resultó ser la plaza González Arratia, en vitrinas colocadas en el andador de ese lugar, paso obligado para quienes van al centro o a sus inmediaciones. Así que es imposible no ver las 60 fotos.

Tania Contreras, por su lado, es también fotorreportera y como Crisanta, su recorrido fotográfico es extenso. La organización de una exposición como ésta, declaran ellas mismas, tiene que ver con abrir espacios a las mujeres fotógrafas; romper los estereotipos de género y evitar la criminalización de las protestas. A Tania le sobran razones para hacer lo que hace, porque sus coberturas incluyen feminicidios y violencia contra mujeres, y el espacio periodístico que se ha ido construyendo le sirve para dar a conocer esos casos, que desde lo terribles que son ayudan para hacer conciencia.

El espacio fotográfico que logran es también una estética de la violencia- si es que la dura realidad de México puede denominarse así cuando es captada por profesionales que trascienden el registro- la historia diaria de cómo la capital del Estado de México se ha convertido en un lugar profundamente feminicida. Y es que mientras las fotógrafas celebraban la apertura de su espacio, en Otzacatipan una joven aparecía muerta, asesinada, con la cara destrozada por la violencia indescriptible que le arrebató la vida. A pesar de que las imágenes representan de manera fehaciente la realidad de la ciudad, ésta todavía ejecuta ironías aún demasiado macabras que desnudan y desarman, que abaten siempre que suceden por lo aparentemente inexplicables que son.

Por eso, que Tania y Crisanta abran los ojos a una ciudad en buena parte enceguecida tiene un mérito que ninguno de los habitantes podrá pagar nunca.

La exposición estará a la vista pública hasta el 2 de agosto.

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