Karen Colín. diseño. Miguel Alvarado: texto. Fiscalía Edoméx. imagen.
Ciudad de México; 14 de febrero de 2023
Con toda calma, con toda tranquilidad transcurría la vida alrededor de la narcocasa del Cártel de Jalisco Nueva Generación, en el centro de Ocoyoacac, a 50 metros de la iglesia principal del lugar. Ubicada en el callejón de Hidalgo Oriente, está cercada por un enorme portón negro. Ahí vivían o se refugiaban unos 10 jóvenes de entre 17 y 22 años, pero también ahí torturaban y asesinaban a narcomenudistas que no aceptaban trabajar para ellos o que de plano no podían. Luego, sacaban los cuerpos y tomaban la avenida principal para dirigirse a la zona de Río Hondito, y los tiraban en los parajes de Chirinos, San Juan Coapanoya y Cañada de Alférez. Hasta ahora van 14 cuerpos desenterrados o alguna de sus partes. Esa avenida está llena de comercios y la policía municipal patrulla todo el día. Hay agentes de tránsito y muchos caminas por ahí. El portón metálico negro tiene la huella de una bota de la policía, que pateó para entrar y la suela quedó marcada. Una cinta cierra esas puertas y sobre ella se escribió el folio, el 295-21-M.
Tres entierros clandestinos o narcofosas han sido hallados en parajes entre los límites de Lerma y Ocoyoacac, en el valle de Toluca, a unos 20 minutos de la capital del Estado de México. La Fiscalía del Estado de México las relaciona con el Cártel de Jalisco Nueva Generación. Hasta ahora, van siete narcofosas halladas en el valle de Toluca: una en San Juan Coapanoya, una más en el paraje de Cañada de Alférez, en Lerma; otra en los Chirinos, del lado de Ocoyoacac; una bodega en Tenango del Valle y al menos tres casas ubicadas en la zona norte de Toluca. La cantidad de cuerpos hallados en esos lugares podrían rebasar la centena, toda vez que solamente en la bodega, que era un lugar utilizado como pista de baile, antes de que fuera abandonado, habría más de 100 cuerpos.
En la casa de la colonia Juárez “eran más de 10 jóvenes de entre 17 y 22 años”, dice una videonota del medio local El Despertar, que logró grabar esta casa, que se ubica a 50 metros del centro de la cabecera de Ocoyoacac, a unos 50 metros de la iglesia principal de aquel lugar.
En la fosa de Cañada de Alférez, la Fiscalía halló 14 cuerpos, 13 de ellos pertenecientes a hombres, así como el de una mujer. En el lugar había hasta nueve agujeros que contenían 68 partes desmembradas. Ahora, en el paraje de Chirinos, reportado este día, se han encontrado tal tal.
La Fiscalía dice que estas fosas fueron vinculadas a “una organización con orígenes en Jalisco”, y que se pudo dar con ellas cuando capturaron a una banda relacionada con el Jalisco Nueva Generación, el 23 de diciembre de 2022, que había agredido a la policía municipal de Lerma. Su aseguramiento e interrogatorios los guiaron a las fosas de Lerma y Ocoyoacac.
La presencia del Cártel de Jalisco Nueva Generación en el Estado de México no es nueva y se ha registrado sobre todo en el valle de México, en municipios aledaños a la Ciudad de México. Huehuetoca, Zumpango, Chalco, Ixtapaluca, Los Reyes la Paz, Ecatepec, Chapa de Mota, Toluca, Jilotepec, Ixtlahuaca, Texcoco, Tultitlán, Tlalnepantla, Atizapán de Zaragoza, Villa Nicolás Romero, Melchor Ocampo, Tultepec, Nextlalpan, Coyotepec, Tecámac, Tequixquiac y Cuautitlán Izcalli conforman un narcomapa armado por la Unida de Análisis Táctico Operativo de la Fiscalía, que ha identificado también a los líderes que operan en la entidad.
Ellos son René “N”, jefe de Chalco; Kevin “N”, jefe de Ecatepec; Raúl “N”, jefe en Toluca; El Patrón, que desde Guadalajara opera en Chapa de Mota y Jilotepec; Benjamín y Renato “N”, en Ixtlahuaca; Jorge Luis González Aranda, detenido que trabajaba en la plaza de Texcoco; Sergio “N”, jefe regional del Estado de México; Óscar “N”, jefe de Tultitlan, Tlalnepantla, Atizapán de Zaragoza y Villa Nicolás Romero; Geovanni “N”, de Melchor Ocampo, Tultitlán, Tultepec, Zumpango, Nextlalpan y Coyotepec; y Jonathan A. Ramírez, detenido, jefe de Tecámac, San Pedro Atzompa, Ozumbilla, San Martin Axcatepec, San Pedro Pozohuacan y Tequixquiac.
En 2019, antes de la llegada del coronavirus a México, el Cártel de Jalisco Nueva Generación anunció su entrada a la Tierra Caliente del Edoméx, en el sur de la entidad. Ahí ha dominado la Familia Michoacana y la Sedena alertaba a las fuerzas de seguridad pública que extremaran precauciones. Pronto se hizo evidente que la Familia defendería su territorio y se registraron ejecuciones y enfrentamientos en Michoacán y Guerrero, la “zona de guerra” de la región, pero dos años después todo eso cesó. La ejecución del tercer jefe más importante de la Familia Michoacana, Medardo Hernández, a quien se le conocía como Lalo Mantecas o El 100, hizo dudar a las fuerzas de seguridad de los enfrentamientos. Medardo fue levantado en un paraje de Ciudad Hidalgo, en Michoacán, muy cerca de Zitácuaro, en aquella entidad, en junio de 2022. Se apuntó que el narco habría sido entregado o ejecutado por sus propios aliados, Jhonny y Alfredo Hurtado Olascoaga.
Desde entonces, los enfrentamientos entre los cárteles se espaciaron, pero la presencia del Jalisco se amplió en el valle de Toluca. Llegaron hace un año al municipio de Chapultepec, y amenazaron a taxistas y transportistas para que trabajaran con ellos como halcones. Se asentaron en Tenango y parte de Tenancingo, y pudieron armar células en Toluca, Metepec, San Mateo Atenco, Lerma y Ocoyoacac. Las últimas detenciones de narcos así lo confirman y los hallazgos de por lo menos tres de las narcofosas en los últimos meses lo demuestran contundentemente.