Redacción VcV
Toluca, México; 9 de septiembre de 2021.
El feminicidio de la niña Fátima Varinia Quintana Gutiérrez desencadenó una serie de tragedias para su familia, desde que sus vecinos, unos adolescentes, la violaron, lapidaron y asesinaron en el pueblo de Casas Viejas, en Lerma Estado de México. Hace tantos años de eso que todavía parece que fue ayer, porque ese 5 de febrero de 2015 cambió para siempre el destino de la familia, que incluso tuvo que irse de su comunidad. En ese proceso, Daniel, el hermano de Fátima enfermó y murió debido a una negligencia médica, el 24 de noviembre de 2020.
Fátima tenía 12 años. Su madre, Lorena Gutiérrez, rectifica y dice: “12 años y 8 meses”. La niña tuvo “43 heridas en cabeza, cuello, tórax, abdomen y extremidades; además de lesiones anales y genitales. La mayoría de ellas, provocadas con un objeto punzocortante, “originadas en maniobras de sometimiento”, dice el portal Pie de Página acerca de la brutalidad del feminicidio.
Ahora la madre intenta que las autoridades repongan el proceso, un camino todavía largo que no se recorre a la primera, aunque así debería ser, pues hace siete años que sucedió el feminicidio. Así, hoy se realizó una audiencia de desahogo de peritos en la que se busca que se esclarezcan todavía más los hechos de aquel día, y se ejerza justicia en contra de los culpables.
“Todavía falta mucho, entramos a las 8 de la mañana y todavía seguiríamos ahí, pero el juez suspendió la sesión para que continuara en los próximos días”, dijo la madre después de estar cerca de ocho horas en la diligencia.
Fátima nació el 4 de junio de 2002, en el Estado de México. Era una niña soñadora, estudiosa, alegre. Le gustaba escuchar música y decirle a su familia que los amaba. Quería mucho a sus hermanas y hermanos. Su familia, encabezada por sus padres, Lorena Gutiérrez y Jesús Quintana, siempre ha sido muy unida y amorosa. El 5 de febrero de 2015, la menor de 12 años fue interceptada por tres jóvenes cuando ella regresaba de la escuela. Fátima fue víctima de tortura sexual y feminicidio.
La brutalidad y la saña con la que Fátima fue privada de la vida ha tenido un impacto negativo y afectación en toda su familia, además de ello las represalias en su contra, luego de la exigencia de justicia les obligaron a abandonar su residencia y a desplazarse de manera forzada a otra entidad. Otro de los impactos fue la muerte de su hermano Daniel, con quien Fátima mantenía una relación estrecha. El desgaste y la falta de justicia no sólo generó un contexto adverso que no permitió superar la pérdida de su hermana; la falta de una atención adecuada y la negligencia de las autoridades provocó su muerte.
Los últimos 2 mil 377 días han representado para la familia de Fátima la sobrevivencia y la esperanza de que se logre justicia y estos casos no se repitan.
“Hoy, el Poder Judicial del Estado de México tiene la oportunidad histórica de que el caso no quede impune, garantizando la debida diligencia y la perspectiva de género. Ante el caso, que evidencia la violencia feminicida en contra de las niñas y mujeres en México, es necesario que se juzgue bajo la mirada de los más altos estándares nacionales e internacionales en materia de los derechos de la infancia y los derechos de las mujeres”, señaló el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.
En México, del 2018 al 2021 se han asesinado a 13 mil 407 mujeres. De esta cifra, apenas 25 por ciento fue investigada de manera inicial como feminicidio, dice la organización que le da soporte a la familia de Fátima. La presencia de los colectivos asustó a los juzgados, que cerraron sus puertas para impedirles el paso con cadenas y candados, en el Edificio del Poder Judicial de los Juzgados de Lerma.