Ramsés Mercado: imagen. Miguel Alvarado: texto. Brenda Cano: diseño.
Toluca, México; 30 de diciembre de 2021.
El de los bomberos es uno de los de los sectores más afectados por los manejos irregulares de las finanzas de Toluca, que llevó al municipio a la quiebra y a una semana negra de protestas ante la falta de pagos de quincenas, aguinaldos y otras prestaciones.
La tormenta comenzó a tomar forma en junio de 2021, cuando el alcalde morenista, pero de filia panista, Juan Rodolfo Sánchez Gómez, perdió las elecciones que lo llevarían a gobernar un segundo periodo consecutivo la ciudad.
Derrotado por el PRI de Raymundo Martínez Carbajal, los problemas financieros explotaron el 16 de junio, cuando se registró la primera falta de pagos, que fue resuelta días después, con las oficinas municipales tomadas por los trabajadores sindicalizados.
Pero ni los empleados ni los bomberos quedaron salvaguardados.
Ahora, aunque se logró un pacto para pagar los actuales faltantes con el sindicato del SUTEYM, a los bomberos se les adeuda todo.
A un día de que termine el año, se les debe entre una y tres quincenas, así como el aguinaldo, dos primas vacacionales y un pago retroactivo.
– Todo eso resulta incluso lo menos grave- dicen algunos integrantes, que miran los uniformes que ahora usan, quemados, desgarrados, ajados, semidestrozados por el uso, ya inútiles, pero que siguen poniéndose porque no hay de otra.
Este trienio, confirman los pocos elementos que quedan en las tres estaciones de la ciudad, tampoco hubo aumentos de salario, homologaciones ni ascensos de grado. Todo se redujo a la preocupación de la paga de los salarios y lo demás fue reducido al mero símbolo de los actos públicos, que para ellos no significa nada.
-Por ejemplo, el día del Bombero, el 22 de agosto, el alcalde Juan Rodolfo Sánchez nos dio un cheque que él mismo calificó de simbólico, no tenía valor y era el puro papel. Esa ocasión nos dijo además que los bonos que se nos dan cada año por este día nos llegarían en algún momento. Ese momento, a 24 horas de que termine su administración, no ha llegado- señalan.
Además, de acuerdo a ellos mismos, uno de los periodos vacacionales fue cancelado, algunos de los elementos fueron dados de baja sin previo aviso. A ellos los alertaba que no llegaban sus pagos, entonces se acercaban a la administración o la Tesorería y les avisaban que habían sido recortados.
Las oficinas y edificios municipales fueron tomadas por los 2 mil 400 empleados sindicalizados a los que les quedaron a deber los mismos conceptos que a los bomberos desde el 21 de diciembre. Se cancelaron los servicios públicos, entre ellos el de limpieza, lo cual generó basureros callejeros que la propia ciudadanía hizo crecer porque ahí aventaba los desperdicios. En un momento determinado, los trabajadores de limpieza cerraron los accesos de la capital con montones de basura que esparcieron y después quemaron en algunos puntos como parte de una protesta que fue escalado mientras el alcalde permanecía mudo. Luego, en un video, Sánchez Gómez dijo que la crisis se debía a que el municipio tiene una deuda por 2 mil 500 millones de pesos, a que se atravesó la pandemia de coronavirus y a que hubo infiltrados durante las protestas que trataron de desquiciar su gobierno.
Su gobierno, sin embargo, iba ya a la deriva.
En julio los bomberos habían alertado sobre su precarización: no tenían gasolina para operar adecuadamente y denunciaron que un número considerable de vehículos se encontraba varado en diversos puntos del municipio, como la subestación situada en Ciudad Universitaria, sobre Paseo Tollocan, lo que había orillado a los trabajadores a desplazarse en su coche particular. Otras unidades más se encontraban en la subestación Sportec, muy cerca del Aeropuerto de Toluca.
Para ese entonces, los bomberos, con todo y sus limitantes, ya habían atendido mil 279 reportes de incendios de pastizales, de casa-habitación, fugas de gas, accidentes de auto, desrame de árboles, atención prehospitalaria y destape de coladeras. Las unidades con las que cuentan los bomberos son unas 60. De esas, todas tienen falla mecánica y no se les ha dado mantenimiento preventivo, apenas correctivo y por lo general quedan con problemas.
La última quincena de diciembre encontró a los bomberos sin una gota de gasolina para sus unidades.
-Dos ambulancias funcionan porque el personal cooperó para que entraran al taller y las arreglaran, hemos puesto dinero para el combustible de las unidades. Hemos salido a servicios cercanos, con el riesgo de quedarnos sin combustible en el camino. En la Estación Central, como máximo, funcionan 3 unidades. En la Estación Poniente, por el rumbo de Ciudad Universitaria, apenas dos unidades están activas y en la estación de Exportec funcionan dos 2 unidades más. En San Pablo, una más está en condiciones más o menos aceptables- dicen los bomberos.
Su situación y la de la propia ciudad no puede ser más dramática: entre ayer y hoy las salidas de las unidades se redujeron hasta en 80 por ciento. No hay ya ningún tipo de servicio porque el combustible se agotó aunque los elementos están de guardia en las estaciones y realizan su trabajo a bordo de sus propios coches o en autos prestados. Incluso, han acudido a llamados caminado o corriendo.
– Ya no nos dan recursos ni material desde hace unas semanas, ni cubrebocas, ni insumos de limpieza, nada. Y qué decir de que en este trienio sólo se nos dio un uniforme para los 3 años- dicen los elementos.
Los bomberos de Toluca están abandonados, pero no es una situación actual. Se trata de uno de los cuerpos que más necesita la ciudadanía y que menos reconocimiento tiene por parte de las autoridades.