25 enero, 2025

Jesús, el hacedor de juguetes de San Antonio la Isla

Jesús, el hacedor de juguetes de San Antonio la Isla

Miguel Alvarado: texto. Ramsés Mercado: imagen e información.

San Antonio la Isla, México; 19 de marzo de 2023.

Los trompos queman las manos de Jesús Hernández Olivares, un artesano al que la madera eligió para que fabricara juguetes tradicionales. Y eso hace desde hace 46 años, porque recuerda que comenzó a hacerlos cuando tenía 26 años.

Y recuerda cómo fue. Uno de sus tíos le enseñó, para sacarlo de la dureza del trabajo del campo y de las granjas. Ahora, parado en su taller, puede oler la madera que preparado para convertirla en juguete o en alguna figura que se le ocurra, que le haya sido encargada o que le queme en las manos, como ya se sabe.

De mirada tranquila, Jesús parece trasmitir algo de sí mismo a sus creaciones.

“Enséñate y verás que con esto la vas a hacer”, le decía su tío, y así fue. Ahora, mientras recoge un trompo, sabe que el vaticinio de su pariente resultó cierto. Comenzó entonces haciendo pequeñas pulseras, a las que describe como de “barrilito”, para niñas. Eso, hasta que su esposa lo impulsó a añadirle los trompos, los baleros y los yo-yos.

Entonces comenzó con lo más trabajoso, dice, que es el balero de copa. Tiene ahí un modelo, que aún no termina, y que muestra todavía en madera viva, sin pulir ni pintar.

“Y gracias a Dios, sí, con esto ha sido con lo que levanté a mi familia, ha salido para comer y para mis hijos, para todo”, dice, mientras observa los pequeños tocones que aguardan en su mesa de trabajo. Atrás, en la pared, un calendario ajado y lleno de aserrín le va diciendo que ya es marzo desde la ilustración que lo acompaña, un Jesús católico y acorazonado.

Pero dice que los productos chinos han perjudicado mucho a los artesanos, y critica que son imitaciones mal hechas que no me llegan ni al cordel a los juguetes mexicanos. También apunta que en algunas partes del país los juguetes de madera ya no son buscados, pero ése no es el caso en San Antonio.

Sus clientes principales son las casas de artesanías, que se llevan casi toda su producción, pero también puede adquirirse en su taller, que se ubica en la calle de 2 de Marzo número 101, en San Antonio la Isla.


Este tipo de artesanías tienen, sin embargo, un enemigo feroz: la escalada de precios, que hace casi imposible hacerse de buenos materiales. Jesús lamenta que además no pueda conseguirse buena madera y que los insumos como la pintura, las lijas y hasta el thíner suban cada mes.

Ahora, al torno. Mete un trompo que comienza a girar mientras lo pule a mano hasta que la textura lo convence. Después le pondrá la pintura, un proceso fantástico que implica precisión absoluta.

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