7 julio, 2025

Los cubrebocas de una mexiquense que asombran en California

Los cubrebocas de una mexiquense que asombran en California

Miguel Alvarado

Toluca, México; 21 de abril de 2020. Iria Loza se fue hace mucho tiempo a Estados Unidos, en el año 2003. De origen mexiquense, ha aprovechado un espacio en el mercado generado por la crisis mundial del coronavirus y ha podido, además, ayudar a la gente de la mejor manera posible. Y es que ella fabrica cubrebocas, los cuales son de tela de algodón reforzada al triple, y sus diseños están pensados para aminorar el miedo que ha generado la pandemia en ese país.

La razón de su partida fue su casamiento. Ella es originaria del pueblo de Pinal del Marquesado, perteneciente al municipio de Otzoloapan, en el Estado de México, y desde sus montañas puede verse la laguna de Valle de Bravo. Ahora, después de tanto tiempo, Iria vive en un lugar llamado Rancho Santa Margarita, en California, una ciudad muy nueva y muy joven fundada apenas, en el año 2000, en el condado de Orange y que actualmente cuenta con unos 50 mil habitantes.

La pandemia de coronavirus ha sido especialmente letal en territorio estadounidense, donde había un estimado de 41 mil 758 muertos y casi un millón de infectados para el 21 de abril. California, para esa misma fecha tenía cerca de 33 mil casos de positivos por la enfermedad y mil 200 muertos.

“¿Quién sabe coser?”, preguntó el doctor para el que Iria trabaja desde hace un tiempo. Ella levantó la mano y así comenzó su aventura fabricando cubrebocas en plena contingencia infecciosa, en un estado castigado, no como Nueva York, por ejemplo, pero sí uno de los más altos. Orange, el condado en donde se encuentra Rancho Santa Margarita, está clasificado como uno de los más afectados, pues hasta el 20 de abril tenía mil 673 positivos y 33 muertos. Además, según el Departamento de Salud de California, “40% de los casos y 31% de los fallecidos hispanos”.

Por eso, que Iria haga cubrebocas en Estados Unidos, en plena crisis de coronavirus, tiene un mérito. No desconoce los temas médicos, pues ha trabajado para gabinetes de salud como asistente.

– Mi experiencia con el coronavirus ha sido positiva, aún cuando es algo que ha causado pánico, pero como trabajo en un consultorio médico, todos los días veo pacientes y por eso tomamos medidas muy específicas: desinfectar todo minuciosamente cada hora es parte de nuestro trabajo, así como el uso de cubrebocas, goles y guantes en todo momento- dice ella.

Los cubrebocas que elabora no sólo cumplen los requisitos de salubridad necesarios, sino que los hace de todos los colores y diseños. Hay de flores, de formas geométricas, de tiras cómicas en los que aparece Micky Mouse y de telas en las que se imprimen palabras como “gracias” en distintos idiomas. Incluso hay algunos que recuerdan a la bandera de Estados Unidos y otros con los banderines de los Dodgers de Los Ángeles. Hay verdes, azules, rosas, negros, de estrellas, de cuadros y de formas abstractas, todos coloridos y resistentes.


– La idea de hacer cubrebocas salió porque yo trabajo ara un cirujano. Un día preguntó quién sabía coser a máquina y yo levanté la mano. Entonces me pidió replicar el modelo de cubrebocas que él traía, pero en telas de algodón. Ahí empezó todo. A los pacientes les encantaron los cubrebocas y mis amistades comenzaron a ordenar cada vez más.

Para producir los cubrebocas, Iria cuenta con una máquina de coser y trabaja sola. No puede atender grandes pedidos, pero poco a poco ha aceptado hacer más. Paquetes de diez, cincuenta, cien y hasta 200 cubrebocas ha entregado puntualmente. El último pedido grande se lo hizo una compañía constructora y tiene planes para extenderse por otros lugares de California.

Iria señala que hasta ahora nadie cercano a ella se ha enfermado, aunque sí, una persona que asistía a consultas falleció. A ese paciente, de la tercera, edad, se le diagnosticó pneumonía, pues en ese momento el coronavirus no había sido detectado.  

– Para mí, verdaderamente no ha sido difícil. Solamente que no he podido viajar a México a visitar a mi familia. Por otro lado ha sido complicado porque comparto la custodia de mi hijo, y el intercambio en estos momentos sí es difícil.

Iria posa con su creaciones. Se los pone y los muestra en redes sociales para promover su venta. Cada una de sus piezas cuesta 8 dólares, unos 184 pesos mexicanos, aunque los precios también dependen de la cantidad y del material, pues algunos los solicitan con distintas calidades, lo cual hace ver las diferencias económicas que existen entre México y Estados Unidos.

– Los cubrebocas -dice Iria- están formados por tres capas de algodón y un filtro, que se coloca en medio. Además, cuenta con un alambre flexible que se ajusta a la nariz. Tienen dos vistas, son lavables y la idea de hacerlos de distintos colores es que se puedan combinar con la ropa del diario. Además, cubrebocas divertidos como estos que hago ayudan un poco a no sentir el terror que en algunas parte de Estados Unidos ha ocasionado este virus.

Ahora, el cubrebocas se ha convertido en parte esencial de la vestimenta en EU, pues en las tiendas impiden entrar a quienes no lo porten.

– Así que todo comenzó como un hobbie y ahora no me doy abasto- dice Iria al final.

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