22 abril, 2025

La llegada de Juan Rodolfo Sánchez a Toluca, operación del hijo mayor de AMLO

La llegada de Juan Rodolfo Sánchez a Toluca, operación del hijo mayor de AMLO

Karen Colín: diseño: Miguel Alvarado: texto. Morena Toluca: imagen.

Toluca, México; 14 de febrero de 2022.

Ahí estaba José Ramón López Obrador, parado frente a la militancia de Morena en Toluca. Era el 18 de enero de 2018 y se celebraba en la capital mexiquense una asamblea para perfilar las candidaturas. Los participantes estaban emocionados porque por primera vez su voto, sus decisiones se tomaban en cuenta. Es decir, se tomaban en cuenta desde que estos convencidos del proyecto de la Cuarta Transformación recorrían a pie calles de pueblos y ciudades. Sin dinero, sin comida, sin apoyos, con la desesperanza como motor incluso, debían hacer paradas en las casas de sus amigos para pedir dinero y recibir alimentos. Cargaban registros, cientos de hojas con mapas de domicilios y direcciones que parecían llenar eternamente. En realidad eran activistas políticos de una idea que sin embargo tenía en el centro de todo a Andrés Manuel López Obrador y de pasada a su familia.

En enero de 2018 la militancia fundadora se reunió para dirimir las condiciones de participación y la aprobación de precandidatos a la alcaldía de Toluca. Se trataba de la capital del Estado de México y la contienda no era menor. Si se obtenía el municipio, sería un paso muy importante con el que se apuntalaría la búsqueda de la gubernatura. Sacar al PRI se había convertido en una obsesión para muchos, que veían en AMLO a la figura que podría cambiar la historia de México.

Para ese momento, ya se sabía que José Ramón López palomeaba a los aspirantes del Estado de México y era una especie de puente entre Higinio Martínez, hoy senador y aspirante a la gubernatura mexiquense, y líder del Grupo de Acción Política. En realidad, Martínez había ofrecido a AMLO sostener la aún débil y apenas cuasiforme estructura de Morena, que le garantizaría arrasar en las elecciones por venir. AMLO no tenía mucho que pensar. O le entraba, o se arriesgaba a que la maquinaria del PRI le arrebatara los resultados el último día. Así que le dijo que sí a Higinio, un hábil operador político relacionado con el PRI y con el PAN, y que no entendía de bases, de morenos puros, y menos de compromisos de izquierda, aunque él provenía del viejo perredismo. Higinio, entonces, se rodeó de priistas, sobre todo panistas, para ocupar las candidaturas de municipios como Toluca.

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Entre los aspirantes morenistas a la alcaldía estaban Félix Santana y Ricardo Moreno, en ese tiempo férreos defensores de la izquierda y su significado práctico. Santana había recorrido el Edoméx y había coescrito un libro de investigación que arrojaba luces sobre la sombra que todavía es Ayotzinapa. Moreno era político y le gustaba más el poder de pantalón y saco. Sin embargo, ambos podían representar a Morena y ganar sin dificultades porque se aprovecharía la popularidad de AMLO y su empuje, para entonces, una fuerza imparable que levantaba en el país una ola de entusiasmo nunca antes vista, en los últimos años.

Así que el 18 de enero de 2018, la reunión de la base de Morena en Toluca comenzaría apenas llegaran los invitados, los cuales eran la profesora Delfina Gómez, derrotada en 2017 por Alfredo del Mazo, y José Ramón López Beltrán, quien, se decía ya, les llevaba noticias.

Nadie tenía que ser muy avispado para entender que esas noticias no eran propicias. Sin embargo, esperaron y cuando los invitados -es un decir, ellos irían ahí sin invitación- se les unió un tercer elemento. Se trataba del panista Juan Rodolfo Sánchez Gómez, un ex alcalde de Toluca del ala más conservadora, amigo o protegido de Higinio Martínez.


La entrada del hijo de AMLO a la reunión quedó grabada por los asistentes. La reunión se realizó en una casa que sirve aún de sede algunos integrantes de Morena, en la avenida Las Torres, a la entrada de la colonia El Seminario.

A Félix Santana le tocó estar de pie junto al panista Sánchez Gómez, mientras la profesora Delfina miraba entre espantada e ilusionada a José Ramón, quien de plano arrebató la palabra. Confrontativo, como señalan los videos de aquella mañana, el hijo de AMLO hizo pasar a varias personas al frente, que de plano se negaron a hacerlo porque ya sabían lo que seguiría.

-A ver, vamos a platicar- dijo el hijo de AMLO cuando vio que nadie obedecía- esta es una reunión para cerrar filas, para fortalecer los trabajos de organización y para hacer historia, ahora en julio de 2018 y Toluca no se puede quedar atrás. Para ese momento ya los morenistas sabían que el panista Juan Rodolfo Sánchez sería impuesto por José Ramón, por Higinio Martínez y por AMLO como el candidato oficial del partido.

– ¡Juan Rodolfo no va a ganar!- le gritaron entonces los militantes al hijo de AMLO, quien de plano les respondió que si se querían se retiraran y los dejaran ahí.

-¡Ya nos corrió de nuestra casa! ¡Vete tú, llévate a tu invitado!- le gritaron nuevamente los militantes, que no se movían un ápice de sus lugares. José Ramón, vestido con una sudadera negra y pantalón de mezclilla no soltó el micrófono nunca y nunca dejó de encarar a la reunión, que al final fue reventada para dar paso a la candidatura impuesta de un extraño al partido y a la izquierda.

Nadie se fue, pero ahí se le impuso a Morena la candidatura de un panista para la alcaldía de la capital.

Un mes antes, Juan Rodolfo se había “destapado” en una reunión con amigos de la infancia, ante quienes se justificaba como panista pero también como observante de una regla de flexibilidad en la que todos caben y por eso podía transitar de un extremo a otro. Nadie le dijo nada, pero el mensaje ya era grave. La extinción de Morena, por lo menos en Toluca, había comenzado incluso antes de que compitiera en 2018 y las fracturas entre fundadores y recién llegados no permitieron trabajar a nadie, pero además, en una posición política, no había nada en lo cual coincidir.

Durante ese proceso, Félix Santana se mantuvo firme en su decisión de competir por la alcaldía hasta que fue derrotado en las elecciones internas por un dedo elector ante el que no podía oponerse nadie. Después, con el triunfo de AMLO, se cayó para arriba y fue nombrado secretario técnico de la Comisión de la Verdad de Ayotzinapa. El episodio de Toluca con José Ramón no lo olvida, pero ahora no sirve de nada.

La profesora Delfina Gómez había sido advertida de la llegada de panistas y priistas a la estructura mexiquense de su partido, pero dubitativa, evasiva, apenas receptiva, se dedicó a decir a quien le señalaba que “no creo, no son corruptos, no, no creo, no son corruptos ni tampoco nos van a desunir”. A Delfina, que es parte del GAP de Higinio Martínez y que además tiene las posibilidades más grandes de volver a competir por la gubernatura del Estado de México, se le olvidó de nueva cuenta la ética, los valores de la izquierda y el compromiso con un país que buscaba refundarse y veía en el proyecto de AMLO la única opción viable.

El panista impuesto para la alcaldía de Toluca, Juan Rodolfo Sánchez, ganó las elecciones para Morena pero no trabajó ni para la ciudad ni para la Cuarta Transformación. Trabajó para Higinio Martínez, quien este año ya ha organizado su grupo, denominado simplemente HG, para que estructure un proceso de campaña fuera de tiempo. Sánchez Gómez intentó repetir en el cargo, y por segunda vez fue nombrado candidato de Morena. Sin embargo, perdió.

El panista dejó al municipio sumido en la peor crisis de su historia y hasta la fecha no se cuentan con patrullas no con servicio de limpia. Además, en el norte del municipio se empoderó el crimen organizado y no hay manera de revertir eso. La ciudad, quebrada, asistió entonces a la llegada, nuevamente, de un gobierno priista que controlará las elecciones para gobernador en 2023, lo cual facilitará la operación política en la capital del Estado de México.

En tanto, el hijo de AMLO, el reventador en 2018 de las bases de Morena en Toluca, se encuentra metido en un escándalo de tráfico de influencias que su padre se ha encargado de agigantar. En esa ecuación el presidente ha metido a la opinión pública del país en un debate con el comunicador Carlos Loret de Mola, quien no ha necesitado de ninguna habilidad periodística para exhibir, incluso sin pruebas, una comedia que ha comprometido, sobre todo, la construcción moral de un personaje. Loret es alimentado por informantes del gobierno de Estados Unidos y por enemigos políticos de AMLO y por eso conoce propiedades y relaciones de los hijos del mandatario.

Había señales y muchos las vieron en Toluca, en los inicios de 2018, cuando José Ramón López Beltrán, un hombre gordo y alto, tomaba el micrófono y comenzaba a correr a los fundadores de Morena de su propia casa de reuniones.

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