Ilse Guadalupe López Rivera/ / Escuela Superior de Fotografía Lumière. Karen Colín: diseño.

Toluca, México; 16 de julio de 2022

No se puede concebir la vida sin la muerte. Es una dualidad de nuestro día a día.

Si hablamos de muerte, hablamos de ausencia, tristeza, añoranza, descanso, separación y tendrá un significado diferente para cada persona.

Al morir, las personas se van del plano físico, dejan de estar presentes y hay un vacío que no se podrá llenar porque cada una ocupa un lugar en nuestra vida. Buscaremos conectar con ellos de diferentes maneras, honrar su recuerdo, aprendizajes y cosas que sembraron en nosotros.

Morimos y seremos recordados por algún tiempo, sin embargo, llegará el día que ya no estemos en el plano físico pero sí en el olvido.

Nada permanece, ni siquiera la muerte perdura.

Esta es una práctica fotográfica que explora la materialidad de las tumbas católicas, el paso del tiempo sobre ellas y cómo la muerte y la memoria de los difuntos son un acontecimiento que inevitablemente será diluido por los años hasta que nuestro recuerdo se desvanezca. 

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