12 junio, 2025

“We are the champions”, cantan priistas en el Águila de Toluca

“We are the champions”, cantan priistas en el Águila de Toluca

Miguel Alvarado

Toluca, México; 6 de junio de 2021.

Si algo tiene Toluca es que es profundamente conservadora. La va al PRI, vota por el PAN y los feminicidios, desapariciones y asesinatos que suceden aquí apenas la conmueven un poco. Así, que Morena esté perdiendo la elección para alcalde contra la coalición del PRI-PAN y PRD no debería sorprender si a eso se le suma el músculo que el priismo le metió a la campaña de Raymundo Martínez, un ex secretario estatal de Movilidad a quien, se supone, nadie quiere por impopular después de autorizar sendos aumentos al transporte público.

A las 22:38 horas del domingo 6 de junio, la diferencia entre el morenista Sánchez Gómez y el priista Raymundo Martínez era de casi tres mil votos y la tendencia no se revertía. El priista tenía 20 mil 914 votos y Sánchez 17 mil 821.

En el caso de los diputados locales pasaba lo mismo. El priista Braulio Antonio Álvarez Jasso aventajaba al ex panista y ahora morenista Gerardo Pliego Santana por el distrito dos de la capital mexiquense. El primero tenía, para las 10:42 de la noche, 9 mil 638 votos mientras que Pliego tenía 7 mil 916.

En el distrito 34 las cosas eran distintas. Pero lo eran porque el panista-priista-perredista Gerardo Lamas Pombo hundía de plano a la prima-hermana del secretario de Gobierno del Estado de México, Ernesto Némer, quien esperaba repetir como diputada local. Pero Mónica Álvarez Nemer apenas pudo juntar, para las 11 de la noche, 8 mil 356 sufragios contra 12 mil 139 de su contrincante.

¿Qué le pasó a Morena? ¿Qué errores le están cobrando en el valle de Toluca?

We are the champions

A las 18:24 el equipo de campaña del priista, panista y perredista Raymundo Martínez ya invitaba a una conferencia de prensa, pasadas las ocho de la noche, para declararse ganadores. El panista Armando Enríquez, quien coordinó la campaña del candidato a quien llamaron “Lord Tarifas”, se encontraba sopesando las cosas. El conteo rápido del Instituto Electoral del Estado de México se daría a conocer desde las ocho, pero ya tenía algunos datos.


Por su lado, Juan Rodolfo Sánchez, rival directo de Raymundo y alcalde de Toluca por Morena, tenía otros datos y en la calle, en el pulso del pasillo y las oficinas de prensa, se daba como ganador por hasta siete puntos de ventaja.

Y apenas eran las 18:35.

A este día se había llegado con 94 aspirantes ejecutados, un número nunca visto de muertos asesinados por causas electorales en el país. Toluca no se convirtió en Tijuana, donde arrojaron cabezas humanas a y restos de cuerpos a las mesas de las casillas, pero sí vio la llegada de grupos de choque que cada elección operan, sobre todo para el priismo, distribuirse por la ciudad. De cualquier manera, también la policía tomó la ciudad y patrulló algunas calles para dar cierta tranquilidad, no obstante que otros comicios es ella la que ayuda a transportar urnas y votos incluso fuera de protocolo.

Raymundo Martínez todavía se adelantó más y salió a decir, tan imprudente como sus adversarios, que estaba “absolutamente seguro” de que el PRI y sus aliados habían ganado la capital del Estado de México, y calificó a Sánchez Gómez de “torvo sujeto”.

Al mismo tiempo, el PAN, aliado de Martínez, anunciaba triunfos anticipados en Huixquilucan, Metepec, Cuautitlán Izcalli, Naucalpan y Jilotzingo, de acuerdo a información vertida por el presidente de la Comisión Política de esa organización en el Estado de México, Enrique Vargas del Villar, quien callaba prematuramente la situación por la que atravesaba Toluca.

Antes de que cualquier triunfo fuera avalado, Ciro Murayama, consejero electoral del INE, salió a poner quietos a todos, porque la necesidad de declararse ganadores se presentaba en todo el país. “Los votos no se han contado”, dijo Murayama a diez minutos de las ocho de la noche. Y con eso puso por lo menos puntos suspensivos a la pandemia de victoriosos que se adelantaban incluso a su propia derrota.


Todavía una última encuesta de salida, M&DI, ponía a Sánchez Gómez y sus aliados por arriba de panistas y priistas. Sánchez aparecía con 49.8 por ciento y Raymundo con 40.7 por ciento, pero la realidad de las primeras horas diría otra cosa.

La página del conteo rápido del IEEM estuvo lista y comenzó a dar resultados como estaba previsto, a las ocho de la noche. Raymundo Martínez y sus aliados arrancaron ganando, aunque en los primeros minutos esto sólo cuenta como una anécdota. Había que esperar por lo menos a las 23 horas. A las 10 de la noche, la ventaja de Martínez era de casi 2 mil votos, lo cual significaba el 46.31 por ciento ante el 39 por ciento del morenista Sánchez Gómez, que para esa hora tenía a su favor 12 mil 473 votos. Para ese momento se había contabilizado el 8.8 por ciento de las actas y e priista Martínez ya preparaba un escenario de baile y festejos en la fuente del Águila, el centro de reunión tradicional para los ganadores. Ahí celebran todos. Ahí, el priista Fernando Zamora bailó un zapateado cuando derrotó, hace seis años, al mismo Sánchez Gómez, quien en ese entonces competía por el PAN. A las 23:15, comenzaban a cerrarse las calles y los camiones con las tarimas se movían alrededor de la fuente. Raymundo preparaba su propio espectáculo y el retorno del PRI a Toluca se sentía cada vez más cercano, tanto que para empezar había vuelto a la ciudad la parafernalia que tanto le gusta al partido del gobernador Alfredo del Mazo.

Sobre una tarima inmensa, las luces multicolores que contrastan con la austeridad republicana de Andrés Manuel López Obrador, la canción más popular del grupo inglés Queen atronaba en la noche fría y húmeda de Toluca. Y Freddy Mercury, que de México no entendía gran cosa, debió entonar hasta el hartazgo la rola de We are the Champions, que la ciudad se sopló por un rato. La verdad, sí duele que gane el PRI, pero más duele que Morena nunca haya ganado nada en esta ciudad, a la que le hizo falta el poder de convocatoria que tenía el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hace tres años.

La cara enorme de Raymundo se proyectó en las pantallas de video, hasta donde llegó una banda, que tocaba mientras la gente se reunía en torno al rostro del ganador, convertido en un ojo avizor, en un Big Brother que regresa a la ciudad. Esa, su pantalla gigante, le sirvió para pulsar también el poderío de su partido para las próximas elecciones donde se elegirá gobernador. Que Morena pensara que las tenía todas de su lado es un error que comete la izquierda año con año. Ahora tendrá que repensar acerca de la lección que el priismo le acaba de dar y reconstruirse si quiere seguir compitiendo por el poder.

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