16 enero, 2025

“Mi delito fue ser mujer”, historias que abordan ocho casos de feminicidio

“Mi delito fue ser mujer”, historias que abordan ocho casos de feminicidio

Miguel Alvarado

Toluca, México; 25 de febrero de 2023

La Toluca feminicida ha crecido y se ha desdoblado como si alguien contara un cuento. Todas las semanas hay al menos un caso reportado en la ciudad, que la mayoría de las veces carece de nombre y de rostro, incluso, porque reconocer desde los medios de comunicación a quienes mueren pueden llegar a penalizarse. Y aun así, una gran mayoría opina que a las mujeres -y a todos en general- los matan porque andaban en algo, porque se juntaban con alguien, porque andaban de provocadoras. Estas razones se han ido asentando como los lugares comunes más pronunciados cuando se habla del tema. Muy pocos tienen información concreta sobre eso, ni siquiera alguna estadística, pero lo que sí aterra es que ahora casi todos conocemos a alguien a quien le pasó algo así. Conocemos a una mujer asesinada o a alguien que ha matado a una mujer.

Entonces, ¿cómo contar esas historias para que al feminicidio y a la violencia contra las mujeres se le comience a ver como un problema estructural, que se ha ido construyendo desde el silencio y el miedo, y desde la complicidad de casi todos?

Pero Alma Bernal opina diferente. Ella es una comunicóloga que ha estudiado psicología, y que en dos décadas ha abierto espacios para la cultura en medios y en escenarios de Toluca y Metepec. Es cronista y cuenta cuentos. Se dedica a esto con una carga muy significativa de pasión. Sin embargo, no se le pasa por alto la violenta realidad de la ciudad en la que vive y por eso ha incluido en su repertorio un monólogo que en una hora cuenta la historia de ocho mujeres que morirán o están muertas. Esa narración, que realiza en vivo y frente a auditorios que no se esperan que se aborde un tema así, es una de las aportaciones más profundas e importantes de Bernal, quien por otra parte ama contarles cuentos a niños, asumirse como el personaje que ha desarrollado para eso, Storie Dolci, y utilizar marionetas, instrumentos musicales y disfraces de todo tipo para atraer la atención de su público infantil, el más difícil, dice ella.

A horas de presentar uno de sus espectáculos en el Museo del Barro de Metepec, que alberga el Festival Estatal de Cuentacuentos y que tendrá lugar a las 12 y 2 de la tarde de este sábado 25 de febrero, junto con otros oficiantes, Alma Bernal se permite reflexionar acerca de lo que ha abrazado como parte de su vida, y que al mismo tiempo la abrasa sin contemplaciones. El oficio de contar cuentos no es para cualquiera, pero los cuentos, incluso los malos cuentos, son para todos.

El lado terrible de contar

Hace 12 años que Bernal comenzó a contar, primero por una invitación de la editorial Porrúa, que instalaba una librería en el centro de Toluca. Ha interpretado a personajes de leyendas como La Llorona, a la que ha interpretado en el Panteón General de la ciudad. Y hace 12 años ella se dio cuenta del creciente número de mujeres asesinadas.

-Yo creo que hasta hace unos años no se publicaban los casos que sucedían en Toluca, o no todos, pero ahora las redes sociales los medios los visibilizan. Los ocho monólogos que componen la presentación se llaman “Mi delito fue ser mujer”- dice Bernal, que para presentarlo viste toda de negro y combina algunos aditamentos violetas y naranjas.

“Quien tenga oídos, que escuche”, comienza diciendo el monólogo de la artista, y después explora por qué alguien puede ser capaz de matar a una mujer. Pero también considera que también las mujeres han contribuido para que el machismo se inserte como algo normal en la sociedad mexicana. Son ellas quienes, por los roles establecidos pero desequilibrados, crían a los niños.

-En el monólogo está la historia de Melissa, una niña, la cual investigué cuando estaba haciendo un trabajo en el Servicio Médico Forense. A ella la violó y mató el padrastro. Entonces mi personaje en el escenario es ella. Va vestida de princesa, pero es un vestido ensangrentado. “Hola, soy Melissa y tengo siete años, pero nunca voy a poder cumplir ocho porque el novio de mi mamá…”, dice al principio ese monólogo.

Bernal ha incorporado también la historia de Estrella, una prostituta y madre soltera que ha sido violada y ejecutada en un hotel. El responsable fue un empresario de Monterrey que había venido por un corto tiempo a Toluca. Y aborda las persecuciones a las brujas, quemadas en procesos ignominiosos y fantásticos por tribunales norteamericanos, novohispanos, españoles, alemanes, holandeses y franceses, sobre todo, para quitarles bienes y posesiones o como simples venganzas.

-Se trata de la historian de una familia quemada en la hoguera, y esa oscuridad o maldad sigue perviviendo en la sociedad actual, que persigue y asesina a mujeres para poseerlas, luego de lo cual se convierten en objetos sin valor que pueden ser desechadas, asesinadas- apunta Bernal, que también confiesa que el monólogo ha generado miedo y los espacios en los que puede presentarse en Toluca son cada vez menos.

Otro caso es el de una reportera asesinada que investigaba un feminicidio. “Mi nombre es Verónica y yo nunca pensé que formaría parte de las estadísticas”, dice esa narración. Y por ese espacio pasan así las mujeres asesinadas contando sus historias. Bernal ha investigado y escrito este monólogo, que no narra de memoria sino que presenta una muy adaptada interpretación que le da flexibilidad a la narración.

El de los feminicidios es un tema que preocupa a Bernal y que desde su propia voz trata de entender, primero, y después de denunciar. Pero en una sociedad tan conservadora como Toluca, tan profundamente callada y ciega. Los monólogos son una denuncia descarnada y así se deben quedar.

La difícil onda de entretener a los niños

El otro lado del escenario para Alma Bernal es el de los niños. En cuestión de entretener, acepta que se trata del más difícil, porque con ellos no existe los filtros. Lo mismo pueden aplaudir a rabiar en el primer cuento que irse sin más dejarla hablando sola, en el segundo.

-Todos los cuentacuentos tenemos una forma muy distinta de narrar, así como temáticas abordadas. Es necesario saber actuar y usar adecuadamente la voz. Comencé en Toluca, por una invitación de la editorial Porrúa para contar. Escogí uno, Los delicios pasteles del señor T, cuya autora era una niña de 9 años, Virginia del Río. Este es mi cuento “estrella” y de ahí proviene mi primer nombre artístico, Vainilla, que luego cambié por el del hada Storie Dolci, éste porque muchos de los cuentos maravillosos son italianos. Luego vinieron otras invitaciones, por ejemplo para contar la historia en el Panteón General de la ciudad. Yo era La Llorona y tuve que disfrazarme. Ahora en la Dirección de Cultura municipal soy la cuentacuentos oficial de Toluca. Participo además en un programa de radio muy antiguo pero muy querido en Toluca, que es Grillos Madrugadores- dice Bernal, a quien le ha costado años, junto con sus compañeros, abrir espacios más perdurables y fijos.

Las marionetas de Bernal le ayudan mucho y tiene a los hermanos osos, Misha y Olga. Aparece el burrito Sabanero, Juancho, un borrego de Monterrey, la elefanta Eli, aparece Lola la vaquita y a Maurice, un chango francés, entre otros. “Y lo más difícil es encontrar cuál es el mejor mensaje para el público, así como cuidarte en tus actividades, porque te conviertes en una persona pública cuyas acciones influyen en los cuentos. Algunos funcionarios me identifican como Storie Dolcie”, dice Bernal, que usa distintos disfraces de acuerdo al cuento que va a narrar.

Las influencias literarias en el trabajo de Bernal están siempre presentes desde la obviedad de contar los cuentos de otros, pero también, dice ella, abreva de las ideas de autores como el neurólogo Víktor Frankl o la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross. -De Tolkien, el autor de El Señor de los Anillos, tomo muchas referencias para escribir mis cuentos de hadas y de duendes. De ahí viene mi cuestión acerca de lo fantástico- dice la cuentacuentos, que habrá de presentarse en el Museo del Barro junto con personajes diversos y divertidos. Así como ella es Storie Dolcie, sus compañeros en el escenario son Abu, Brillantina, Leona, Origami, Cuqui, Pepe, Guita y otros. Los boletos se obtienen en lugar de la función.

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