Ramsés Mercado
Toluca, México; 8 de mayo de 2020. En un pequeño cuarto en San Felipe Tlalmimilolpan, en Toluca, se encuentran dos máquinas industriales para coser pegadas a la ventana. También hay un escritorio y sobre él un par de fotos: una recuerda alguna pelea y otra lo exhibe posando con el cinturón de algún campeonato. A un lado está la computadora en la que se hacen los diseños y en la pared se ven un par de dibujos, prototipos de algo por hacer. La repisa montada con maniquíes y máscaras junto a algunos recuerdos complementan el taller, el taller de la casa.


Iron Kid es luchador profesional desde los 13 años de edad y juntos con sus hermanos decidió, hace un año, comenzar a elaborar los aditamentos para practicar la lucha libre: máscaras, mallas y rodilleras, pero dada la contingencia por el coronavirus en nuestro país, utilizaron los mismos materiales para elaborar cubrebocas, los cuales, dicen ellos, se convirtieron en “una manera de llamar la atención de la gente por su diseño personalizado, su nombre o la máscara de su luchador favorito”.


El tiempo estimado para la elaboración de cada uno varía, y puede tardar desde un par de horas hasta dos días, dependiendo de lo complicado del diseño solicitado. Los cubrebocas están elaborados con doble licra, refuerzo y resortes. Y, por supuesto, cumplen la función de proteger adecuadamente. El costo de estos cubrebocas va desde los 150 pesos por cada pieza y se han vendido unas 350 hasta el momento, en Estados Unidos y en diferentes puntos del Estado de México.


Fotografía: Ramsés Mercado.