Miguel Alvarado
Toluca, México; 7 de mayo de 2020. Los días en que habrá más contagios y muertes son estos dos, el 7 y el 8 de mayo, según las indicaciones estadísticas de la Secretaría de Salud federal. Los únicos datos acerca del comportamiento de la pandemia son los que las autoridades han entregado, día a día, a los ciudadanos de México, en un lenguaje sencillo y explícito con el cual se pretende que todos entendamos por lo menos los esquemas generales de medición y las razones para usarlos. Por ahora, no se pueden confrontar estas cifras porque no hay otras disponibles, aunque los conteos estatales tengan otras, las cuales no se corresponden con las federales.
Los desfases en conteos no pueden evitarse, como no puede evitarse que al escuchar cifras o ponderaciones, sea cual sea la fuente de donde provengan, se dude de ellas.
Si no se acude a las cifras oficiales y se interpretan en los distintos contextos, entonces todo quedará redondeado en la simpleza siniestra del número de muertos, el número de infectados, el número de empleos cancelados o perdidos, el costo -otra cifra que nunca dice nada a la mayoría de la población, más allá de los gestos y las expresiones proferidas para decir que es inmenso.
Otra de las medidas a las que uno puede acudir es la reacción de la gente en la calle. Po ejemplo, en Toluca, un rumor que se tornó verdad fue el que ubicó la mañana de hoy al mercado Morelos, en la colonia Morelos, como un foco de infección visible, mortal e indetenible. Esta información se difundió después en grupos de vecinos, en redes sociales y en el eficaz boca a boca, que terminó por decretar que nadie podía acudir, a partir de hoy, a comprar nada a ese mercado, ubicado en una de las colonias que el ayuntamiento de Toluca ubicó entre las que registran algún número de infectados. Dicho sea de paso, en esa información se mencionó a casi todos los pueblos de este municipio y a la mayoría de las colonias.
Una de las opciones que se tienen a la mano para calibrar lo que significa el coronavirus está en la calle, entre los habitantes de los pueblos y ciudades. En Toluca, un hombre joven que trabaja en una peluquería se niega a usar cobrebocas cuando atiende a sus clientes porque su destino “se encuentra en las manos de Dios”, y es imposible ir en contra de un designio de tamaña divinidad. Las forma en que cada uno de los que viven en el municipio abordan la pandemia también puede darnos una explicación de otros fenómenos como la pobreza, la ignorancia, la desigualdad social, el abuso, los asesinatos, los feminicidios, el desempleo y otros tantos fenómenos que nos han formado sin que nos diéramos cuenta. Un hombre, que comentaba la información de las colonias infectadas en la ciudad, señalaba a los medios que la difundieron “que dejaran de mentir” acerca de la existencia de la infección y después decía que había recorrido algunos de los lugares mencionados y que no había visto al coronavirus.
No, no lo había visto. Quizá quería encontrarlo encarnado en alguna persona enferma, que deambulara por la calle, ardiendo en fiebre y ahogándose, viviendo sus últimos momentos. O en pueblos como Autopan, donde casi nadie usa cubrebocas ni tampoco se tiene en cuenta la distancia, los niños juegan en las calles, los campos han sido sembrados, las vacas salen a pastar, las estéticas, las carpinterías y todo tipo de negocios permanecen abiertos y se habla poco o nada del virus, porque se supone que el espacioso campo no puede contenerlo y, si el coronavirus ha estado, se ha ido con celeridad para ya no más volver.
Los grupos de fumigadores vestidos de blanco, dirigidos por un hombre pegado al radio, recorren las calles rociándolo todo. El cierre de los portales pero no de otros establecimientos también indica algo. En el parque de la Alameda cada calle y cada acceso es cuidado por un agente enmascarado. Lo mismo pasa en otros jardines públicos, cerrados. ¿De dónde viene la comida? ¿Quiénes la producen? ¿Por qué el cielo de la ciudad está contaminado si en otros lados hasta osos hay en las calles desiertas? ¿Por qué la laguna de Autopan se está secando y cada vez hay menos patos? El medio Pie de Página dice, de la Central de Abastos de la Ciudad de México, que 90 mil personas dependen directamente de las actividades diarias que se generan ahí y remarca que su nivel de transacciones sólo es superado por la Bolsa Mexicana de Valores. Medio millón de personas acuden ahí todos los días.
A la pandemia y su respectiva cuarentena todavía le falta para terminar. Se supone que el sábado 9 se tendrían números a la baja y que el famoso aplanamiento de las curvas indicadoras será una realidad. Quizá no sea así pero a ras de suelo, en la calle, se tendría que hacer caso de las historias que cada uno de nosotros contamos, nos encargamos de recolectar.