Así escribí La ciudad se camina de noche:
Daniela Albarrán
En mayo terminé de escribir “La ciudad se camina de noche”; un proyecto que me llevó tres años escribirla. No tres años de escritura continua, por supuesto, pero sí de estar pensando constantemente en ese proyecto. Todos los días, durante ese tiempo estuve pensando en cómo escribir, en cómo solucionar tal o cual conflicto, en superar mi auto sabotaje, en llorar o enojarme porque son más los días en los que no se tiene nada qué decir, a los que sí.
Cuando lo terminé me sentí liberada, pero también me puse a reflexionar que todo ese tiempo, el que pasé escribiendo y pensando qué escribir, lo pasé en soledad y en absoluto silencio. No fue como, por ejemplo, cuando me enganché en mi tesis de licenciatura en la que hablaba de ella todo el tiempo y a la persona que se dejara, porque quería consejos, quería perspectivas, quería porras, pero para escribir ficción no se necesita otra perspectiva, no cuando se está escribiendo.
Sé que es cortita, es una noveleta, y les contaré como fue concebida. A finales de 2018 estaba en un bloqueo lector, o sea, nada de lo que leía me gustaba, cosa que con el tiempo se ha ido intensificando, ya casi nada de lo que leo me gusta. Pero en esa búsqueda de nuevos libros me encontré con una novela que se llama “Una investigación filosófica” de Philip Kerr; es una novela policíaca, rápida y fácil de leer, y esa lectura “ligera” me recordó las lecturas de mi adolescencia: me interesaban los clásicos, la novela histórica y la novela policíaca.
Entonces, recién terminé de leer a Kerr, se me ocurrió la historia de Desiderio, intenté trazar en un cuaderno un pequeño bosquejo de la historia, que según yo, iba a escribir. Comencé emocionada, nunca se me había ocurrido una historia larga, y lo más extraño es que, no sé cómo, aun sin una palabra escrita en papel, yo ya la tenía escrita en la cabeza.
Ese mismo día me puse manos a la obra, comencé a escribir con una velocidad feroz, los primeros dos capítulos los escribí en dos días, casi me quedé sin dedos, y a la misma velocidad, la historia de pronto se paró, ya no sabía cómo seguir escribiendo, la déjé sin esperanza de terminarla, me había dado por vencida.
Pasaron algunos meses y Desiderio no me dejaba en paz, él me exigía que siguiera escribiendo su historia, y es que de pronto, uno adquiere una responsabilidad con el ser que crea, una responsabilidad afectiva, de creación, de amistad; él me exigía todos los días que siguiera escribiendo, pero yo de plano no podía, hasta que pude, y escribí los siguientes tres capítulos a una velocidad mucho más prudente, aun con la vista medio borrosa porque ya no sabía a donde iba, lo dejé hacer, dejé que guiara mis manos, le cedí mi voz.
Pero aunque estoy consciente de que los personajes escriben su historia, yo no puedo ser imparcial, quería meterme más en su historia y me costaba mucho trabajo hacerlo, hasta que Leí, “Nunca me abandones” de Ishiguro y conocí las Distopías, nunca había leído una ni había sido consciente de su estructura; ese libro cambió mi forma de ver la vida, y de ver la literatura, Ishiguro es Maravilloso. Entonces, decidí que quería escribir también una distopía.
También, cuando la estaba escribiendo trabajaba por las noches en un periódico, mi horario era muy extraño, entraba a las 8 y salía cerca de las 11 de la noche; también llegar ahí y salir de ahí era complicado, para ahorrar dinero caminaba muchas cuadras para llegar al periódico; no me quejo, la verdad es que disfrutaba mucho esas caminatas y aun las extraño, la calle que transitaba a pie me encantaba, pero había una zona que realmente me asustaba pasar, muy cerca de las vías del tren; era complicado, la pasaba casi corriendo porque ya estaba oscuro, y casi siempre me encontraba con alguna bolsa negra de procedencia sospechosa, y cuando las veía pensaba que eran cuerpos, y no me equivocaba, a veces veía cuerpos de perros, gatos o pollos, era un tiradero. Por la noche, también para ahorrar dinero, un viejo amigo mío que tenía un taxi iba por mí, pero casi siempre, en ese transcurso, íbamos a recoger a otras personas, nos tardábamos cerca de dos horas, y fue así como conocí a la ciudad de Toluca de noche, la conocí toda, cada rincón, casi todas las colonias, y me encantaba, a veces estaba muy cansada pero me di cuenta que Toluca no es la misma de noche que de día, y la verdad es que me gustaba más de noche, sin gente, con pocos autos, con sus prostitutas, sus vagabundos, sus peleas, sus fantasmas, sus leyendas, sus carreteras, sus calles; me convertí en un animal nocturno que deambulada por su ciudad, y no lo voy a negar, aprendí a amar la ciudad de noche. Y fue eso justamente lo que dio el nombre de la novela, y también me dio el lugar, quería que Desiderio recorriera conmigo esas calles vacías, esos viajes y esos años nocturnos fueron imprescindibles para escribir ese texto, sin ese trabajo jamás la hubiera escrito.
Aquí el enlace para su descarga: http://grafografxs.uaemex.mx/vista/descargas/pdf/la_ciudad.pdf



