Miguel Alvarado y Marco Antonio Rodríguez: texto. Ramsés Mercado: imagen e información. Karen Colín: diseño.
Toluca, México; 23 de diciembre de 2021.
Dieron las tres y el silencio de las autoridades que habían adelantado una esperanza en los pagos que se les adeudan a 2 mil 400 empleados del ayuntamiento fue la respuesta. Nada. No hay nada, ni una disculpa. No hay nada y nadie da la cara públicamente.
Dieron las cinco y entonces los camiones recolectores de basura se encaminaron hacia el palacio de Gobierno del Estado de México y ahí comenzaron a vaciar su carga. También se dirigieron a la salida hacia Ixtlahuaca, a la altura de la glorieta de La Maquinita y allí también la montaña de basura bloqueó el paso. Para ese momento, la ciudad se había paralizado pero también la violencia tomaba las calles. Primero, un enfrentamiento entre bandos de comerciantes ambulantes por cobros de piso apenas podía ser controlado por los escasos policías que todavía vigilan la ciudad. Luego vino el primer incendio, una inmolación que representa los años sometidos, maltratados, vituperados.
Ellos también son los nadies, los ningunos. Nadie los defiende y nadie da la cara por ellos. Sólo se tiene a ellos mismos.
Entonces, cerca de las cinco de la tarde, un camión del transporte público fue quemado en el centro de la ciudad, cuando la calle de Rayón, a la altura de Independencia era transitada por una muchedumbre que compraba cosas para las fiestas de Navidad. El camión ardió y así se consumieron las últimas esperanzas de que alguien se hiciera cargo de los pagos de los empleados municipales. No hay bomberos, no hay policías. A ellos les deben todo: aguinaldos, cuatro quincenas y primas atrasadas. No hay dinero ni para el papel de baño.
Para entonces en la ciudad algunas columnas de humo se elevaban. Nunca antes había sucedido algo así, por lo menos en los últimos 50 años. Que el ayuntamiento quebrara es una cosa, pero que el dinero del Capítulo 1000, etiquetado y que se asegura cada año desde el principio, no tuviera fondos requiere explicación. Al alcalde de Morena se le quebró su municipio nada más perder las elecciones, a mediados de 2021, ante el priista Raymundo Martínez, quien entrará al relevo el primero de enero. Sánchez apuesta a que en seis días los reclamos se dirijan al nuevo alcalde, que de cualquier manera deberá resolver los problemas que heredará, entre los que se encuentra una deuda cercana a los mil millones de pesos, que Sánchez Gómez recibió, a su vez, del alcalde del trienio pasado, el priista Fernando Zamora.
Casi una hora después este incendio fue controlado por bomberos que ayer se declaraba en paro, pero que han salido a trabajar aun sin la cantidad de agua suficiente, sin gasolina en los carros-tanque, ellos solos, por su propia cuenta. Las autoridades municipales, todas sin excepción, están desaparecidas. Nadie, ni los regidores ni los síndicos, ni los directores, menos el alcalde morenista Juan Rodolfo Sánchez, dan la cara.
– ¡Que dé la cara Juan Rodolfo! ¡Nos vamos a pasar la Navidad sin nada, que la ciudad le diga a ese cabrón que nos pague! ¡Todos los puntos de las salidas importantes están bloqueados!- gritaron los trabajadores de limpieza mientras formaban montañas de basura y los carros repletos del servicio de limpia seguían llegando.
Una última reunión del alcalde Juan Rodolfo Sánchez Gómez con los trabajadores fue decepcionante. “Háganle como quieran, no les vamos a pagar, no hay dinero”, fue la única respuesta que dieron las autoridades municipales, que han resultado tan frágiles como su propia incapacidad para administrar a la capital del Estado de México. Sánchez Gómez, un panista convertido en político de izquierda gracias a maniobras del senador Higinio Martínez -que hoy busca la gubernatura del Edoméx- ha sumido a la ciudad en un caos permanente. Pero la palabra que define lo que le hicieron a Toluca, a sus habitantes, a los proveedores, a los servidores públicos no es precisamente ésa. Es otra, y esa la dicen los propios afectados.
– ¡Es un cabronada lo que hace Juan Rodolfo Sánchez con nosotros!- gritan los empleados de limpia mientras sacan la basura de los camiones.
¿Les pagan y retiran la basura?– se les pregunta entonces.
–
– Si ellos nos pagan, nosotros recogemos- responden sin duda, sabiendo que no habrá dinero que pueda ser utilizado para solventar esos gastos.
Para las 17:40 había una movilización general hacia el centro, rumbo al palacio municipal que había sido resguardado por sindicalizados del SUTEYM desde ayer. Ahora se anunciaba que sería tomado. Mientras, la salida hacia Zinacantepec, por la ex Cama de Piedra, también era bloqueada. A las siete de la tarde, un grupo de unas 80 personas se dirigía ya al palacio. La multitud estaba enardecida y su objetivo era destrozar el palacio, donde se encuentra la oficina del alcalde. Incluso, y para complicar más, a esa misma hora se difundió una versión no confirmada acerca de que el servicio de transporte público era suspendido en toda la ciudad. Las 19 líneas que recorren la capital cancelaban las corridas porque no encontraron la seguridad necesaria para trabajar. Señalaban que el incendio del camión, de la línea Colón Nacional, por la tarde, había sido provocado por trabajadores municipales. “Las líneas que suspendieron sus servicios a partir de este jueves sin Intermetropolitano, Xinantécatl, Adolfo López Mateos, Red TP, Atsuzi, Tlachaloya, Culturales, Ocho de Noviembre, entre otras”, decía el medio local FR.
Sin embargo, a las 8 de la noche los empleados del ayuntamiento no habían llegado. El gobierno municipal apagó la luz en las calles del centro y preparó una estrategia para contener la furia. La oscuridad y la posibilidad de que grupos de choque o las propias fuerzas armadas acudieran a reprimir a los trabajadores disuadió entonces la toma del palacio. Sin embargo, los afectados avisaron: “nos vemos este viernes a las 8 de la mañana”.
Ahora Toluca es una olla de basura y de furia en la que se cocina una revuelta civil. La pregunta que los afectados se hicieron durante todo el día no ha sido respondida porque nadie sabe con certeza qué hizo el alcalde Juan Rodolfo Sánchez con el dinero de los salarios.
Interviene DDHH
Tardíamente, rebasada y ya con la ciudad de cabeza, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem) trató de intervenir e investigar por su cuenta por qué no se les ha pagado a los empleados de Toluca, Naucalpan, Ecatepec, Mexicalcingo y Los Reyes La Paz.
Así se iniciaron los expedientes de queja CODHEM/1301/2021 y CODHEM/1309/2021 contra el ayuntamiento de Toluca. También se tienen los expedientes de queja CODHEM/AE/PDPDL/83/2021, CODHEM/AE/PDPDL/123/2021 y CODHEM/AE/PDPDL/160/2021 contra el ayuntamiento de Naucalpan; la queja con número CODHEM/AE/PDPDL/150/2021 contra el gobierno local de Ecatepec y CODHEM/AE/PDPDL/154/2021 contra el ayuntamiento de Los Reyes La Paz.
La Codhem solicitó los informes de ley a cada uno de los gobiernos locales, a fin de que expliquen el motivo por el cual no han cumplido con el respectivo pago a las personas servidoras públicas, situación que afecta su derecho humano al trabajo y a un salario digno que les permita satisfacer sus necesidades personales y familiares.