11 septiembre, 2025

Columna Asideros

Columna Asideros

Miguel Alvarado: texto. Karen Colín: diseño.


Toluca, México; 3 de enero de 2022

Para quienes ahora gobiernan los 125 municipios del Estado de México, además de gobernar, la misión de ayudar a ganar a sus partidos políticos es una prioridad máxima. Algunos municipios, recuperados para el PRI, sobre todo, serán clave para defender la gubernatura del Estado de México en 2023, ahora en poder del priista Alfredo del Mazo. Esos comicios gubernamentales podrían terminar con el poder político del PRI, que toda la vida moderna ha gobernado la entidad. Aquí se formó el Grupo Atlacomulco, aquí se hizo millonario Carlos Hank y su familia -sus hijos y nietos- se formaron como caciques, políticos, empresarios y banqueros. Aquí estaba la escuelita del Golden Boy’s que enseñó políticas públicas y finanzas privadas a funcionarios como Luis Videgaray, Luis Miranda Nava y al propio ex presidente Enrique Peña. Ese priismo de familia -los Del Mazo, los Peña, los Monroy, los Montiel y otros apellidos están emparentados entre sí- ha ido heredándose el poder público estatal y municipal del Estado de México por generaciones, lo cual ha resultado un negocio de magnitudes incalculables para ellos en ámbitos como el económico y el político, incluso en el negocio de la fe, pues a esas familias pertenecen obispos y arzobispos. La historia del Estado de México, su miseria y su enorme riqueza, sus miserables y sus supermillonarios, están ligados de manera inevitable a las familias que componen al Grupo Atlacomulco. Por eso, que el PRI recuperara municipios como Toluca y Metepec resulta para ellos de suma importancia, a pesar de las deudas que ambos territorios arrastran, ya de ahora mismo y también de manera histórica.
Sin embargo, se debe ser muy inocente cuando se observa o se analiza el poder desde la perspectiva de los partidos políticos, desde la creencia de que unos son de izquierda otros de derecha o conservadores y unos más hasta sinarquistas. La verdad es que el mexicano es un sistema político en el que sus participantes son todos iguales ante la fuerza que sustituye la ideología. Esa verdad es el poder y el dinero que de eso emana. Este sistema político, por ejemplo, no permitirá nunca que un elemento marxista llegue al poder supremo y cambie la dirección del país, las formas de producción, la distribución de la riqueza. Que el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, haya llegado al poder, significa nada más que el sistema político lo permitió por alguna razón, pero eso también quiere decir que no podrá opera en contra del aparato que le dio el poder, así como el acceso a los presupuestos públicos. La llegada de AMLO a la presidencia, para terminar con eso ya, ha significado la mutación que partidos como el PRI o el PAN han empujado. Se trata de una perversidad que permite que los grupos políticos y empresariales de México cambien de rostro pero no de rumbo ni de objetivos, entre los cuales se encuentran el control de los bienes de la nación. La militarización y el saqueo de minerales y bienes naturales del país acompañan a este nuevo gobierno como han acompañado a los anteriores. Así, los proyectos neoliberales también se impulsan desde lo que en público se reconoce como un gobierno de izquierda.
En el Estado de México no es diferente, no tendría por qué serlo. Las encuestas aplicadas por casas como Massive Caller marcan como puntera en la carrera electoral a la secretaria federal de Educación, la maestra Delfina Gómez, quien pertenece al Grupo Texcoco, a su vez relacionado de manera profunda con el Grupo de Acción Política (GAP), dirigido o liderado por el senador Higinio Martínez. Ella supera con mucho a los aspirantes del PRI y del PAN, o a quienes se supone que serán los candidatos por esos partidos. Ernesto Nemer, por el PRI, y Enrique Vargas del Villar por el PAN. Apenas una alianza entre estas dos últimas organizaciones podría acercar los porcentajes a la ventaja que tiene Morena. Morena va en primer lugar, el PAN en segundo y el PRI en tercero en la última encuesta de Massive, dada a conocer esta tarde. Delfina Gómez es una carta probada que ya derrotó al PRI de Del Mazo en 2017, quien pudo ganar al final gracias a los votos que le dio la alianza partidista.
Así que los comicios del 2023 serán esencialmente entre Morena contra una alianza del PRI-PAN que les permita competir y quizá ganar. Delfina, como ya se dijo, pertenece al grupo del senador Higinio Martínez, a quien se le conoce como PRIginio desde hace años por su cercanía con el poder de Atlacomulco. Higinio ya ganó alcaldías para Morena como las de Toluca y Metepec, pero los resultados finales fueron desastrosos. Sin embargo, el poder de Martínez no ha menguado aunque la decisión de enviar a Delfina o a otros como el propio Martínez o incluso Hugo López-Gatell o Alejandro Encinas, depende de AMLO.
Además de las operaciones para tratar de levantar a los 125 municipios, seremos testigos, entonces, de un agotador ejercicio para que Morena o el PRI y sus aliados ganen la gubernatura.

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