13 noviembre, 2025

Columna literaria Post It

Columna literaria Post It

Daniela Albarrán

Uno de los temas que trata “Caliente” de la poeta española Luna Miguel, es sobre la escritura, la propia, sí, pero también la de muchas otras escritoras que a lo largo de los años han sido poco y mal leídas.

Me gusta pensar que “Caliente” es un ensayo muy erudito; hace una recopilación de muchas escritoras, todas ellas tienen vasos comunicantes como que escriben del y desde el cuerpo, fueron publicadas con seudónimos o las editoriales ni siquiera se interesaron por sus manuscritos, así que antes de ser un ensayo sobre el placer, la escritura, el amor y el cuerpo, es un libro que rememora, amorosa y dignamente muchas escritoras que nos antecedieron y lucharon por que lo que las mujeres escribieran fuera leído y publicado.

Hay muchos temas de los cuales uno podría hablar sobre Caliente, pero justamente me gustaría hablar de algo que, creo, compete a todo el libro, y es de aquello que escriben las escritoras.

¿Que escriben las mujeres?, ¿desde dónde lo hacen? Es un tema que me interesa mucho; hace tiempo, en un panel de escritoras donde me invitaron, muchas hablaban sobre de qué vivían, o sea, aparte de escribir a qué se dedicaban, unas eran profesoras, otras tantas eran madres, panaderas, oficinistas etc, no importaba en realidad la actividad principal a la que se dedicaban, todas ellas escribían desde donde se encontraban, y claramente escribían desde su posición, desde su cuerpo, desde lo que eran: mujeres.

Sin embargo, el ser mujer no tendría por qué definir su escritura, es decir, siempre se habla de la literatura femenina, de mujeres o escrita por mujeres; Luna, en ese sentido, menciona que “Al reducir la producción literaria de una autora a la etiqueta de estaríamos afirmando la marginalidad de la misma, su no pertenencia a la historia, y estaríamos convirtiendo su contenido, sus ideas y su creatividad en una suerte de ”.

Y es que asumir qué hay una literatura de mujeres, femenina o escrita por, hacemos un sesgo, y no las metemos en lo que es: literatura y punto. Es importante, por supuesto reconocer que a lo largo de los siglos y que aún pasa, hay menos escritoras mujeres por las dificultades que implica la publicación de obra o algo tan sencillo como combinar las tareas del hogar con la escritura y la lectura, entre muchas otras razones, eso es lo que se debe dialogar, y tratar de poner las condiciones adecuadas para que todas podamos escribir.

Pero lo importante es resaltar que no existe una clasificación como escritura femenina, escritura de mujeres o escritura hecha por mujeres, entender que ese es un sesgo, y es hasta insultante, es tal vez un paso para la dignificación del trabajo de las escritoras.

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