17 abril, 2025

Familia Michoacana: la guerra que viene del sur

Familia Michoacana: la guerra que viene del sur

Miguel Alvarado

Tejupilco, México; 8 de julio de 2020. En el cielo casi negro va una nube a contraviento y su forma es alargada como una regla. Su impulso parece el de un barco y él la mira aunque haya dicho que hay que estar atentos porque los que pasan por esa carretera son los taxistas, y casi todos son halcones.

Eso que flota parece una gasa y es como su dedo señalando algo, una marca que trae y que nadie ve.

-Ira esa nube- dice parado mientras fuma, y después se acerca al borde. Aquí hay una barranca junto a la cual se trazó el camino y ahora la tierra se suelta, se va para abajo y cuando choca contra las piedras forma un susurro, como si una piedra frotara un algodón. Cómo cambia la tierra pasando Tejupilco, porque aquí es roja y huele al campo y a inquietud.

– Mejor así, sin tanto ruido- dice otra vez, cuando saca sus cigarros y prende otro. Y cuando lo enciende el papel se oye como el siseo de una víbora.

– Es que aquí la Familia Michoacana tuvo el control de todo porque había hecho pactos con los gobiernos estatales, que les decía que no salieran de acá y que no dañaran a la población. La verdad, la verdad, los pactos lo hacían a cambio de dinero y en eso el cártel se gastaba mucho. Entonces los narcos empezaron a robarle a todos. Aquí en Tejupilco le cobran a uno por vender flores, por macetas, por comprar leche, como si fuera un impuesto aparte. Y eso lo pagan todos, los que compran y los que venden.

El 7 de julio aparecieron tres narcomantas en Toluca firmadas por la Familia Michoacana, colgadas en puentes a lo largo de la avenida Alfredo del Mazo. No pudieron quitarlas todas y la amenaza que escribieron ahí le llegó puntual a la Fiscalía del Edoméx, que un día antes había enviado a sus ministeriales a Amatepec para tratar de cumplir órdenes de presentación. De regreso, la camioneta Centurión en la que venían, en realidad una tanqueta para cinco con armadura capaz de aguantar ráfagas de 50 milímetros, fue atacada en el paraje de Río Chilero, a la altura de la entrada de San Simón. Once impactos se contaron después, cuando los pistoleros se escondieron en los montes de Tenería y San Simón, y el tramo liberado, a pesar de dos autos quemándose en el camino, chatarras humeantes con los que los atacantes bloquearon los caminos.

Esta vez, el sicariato de la Familia Michoacana se ha volcado en contra de la Fiscalía mexiquense, y aunque el cártel no reivindicó el ataque, las pancartas sí lo hicieron, y también los pobladores, que asustados observaron después las grabaciones de quienes quedaron atrapados entre el fuego de los narcos y la desesperación de los agentes, que salieron con vida porque le “echaron los güevos”, se oye en un audio después.

“La guerra ha comenzado”, decían las primeras mantas la mañana de ese lunes, y también que “la guerra no es contra uds, solo es en contra de: FGJEM, asi mismo con todo lo que huela a Fiscalía se les va a reventar su puta madre”. Después aparecieron más, hasta completar ocho en los municipios aledaños como Metepec, Zinacantepec, Otzolotepec, Xonacatlán y Temoaya, que aprovecharon los puentes peatonales para advertirle al valle de Toluca que se cuide o por lo menos que sepa sobre esa guerra que parece no tener motivo porque la ciudad no ha sido una plaza importante.

Toluca es una ciudad en la que las batallas del narco no suceden habitualmente, y por eso las narcomantas penetran con fuerza en la población, que no recuerda haber visto algo así.

O sí.

Los Caballeros Templarios ya habían hecho lo mismo en noviembre de 2012, cuando Felipe Calderón se preparaba para dejar la Presidencia de México. Entonces loe colgaron en Toluca 11 mantas para reclamarle lo duro que había sido con el cártel del maestro Servando Gómez, La Tuta, pero se trataba de un mensaje de despedida que terminaba con un “ojalá que le vaya bonito”. Antes, en octubre de ese año, otras tres narcomantas se colgaron en la ciudad cuando Heriberto Lazcano, El H, fue capturado. Otra vez, los Templarios se adjudicaron la rúbrica para amenazar a Miguel Treviño Morales, El Z-40, que asumía el liderazgo de Los Zetas.

Ese mismo 7 de julio fue vinculado Dámaso Alpízar, a quien le decía El 47. La detención de José Dámaso Alpízar, El 47, el 11 de junio de 2020, es un ejemplo del fracaso del Estado en la lucha contra el narco, y también de la corrupción imperante. El 47, a quien también se le conoce como el Huache, es un sicario que participó el 28 de octubre de 2018 en el asesinato de cuatro policías estatales, a los que emboscó juntó con otros pistoleros en un camino de Almoloya de Alquisiras. También fue relacionado con el asesinato del director de Seguridad Pública de Texcaltitlán, Juan Hernández García, a quien ejecutaron de un tiro, el 28 de octubre de 2018, un homicidio que él ordenó según el relato de El Largo, otro asesino al servicio de La Familia Michoacana. José Dámaso fue detenido por primera vez el 26 de mayo de 2018, según información de la propia Secretaría de Seguridad del Estado de México. Ese día la policía estatal, en un operativo, había incautado casas de seguridad de la FM y había apresado a algunos halcones, entre ellos a los menores Francisco Daniel Zaragoza Medrano de 16 años, “La Carpa” y Carmela Hernández Flores de 17 años, “Chabela”. En ese grupo se encontraba El 47, a quien se identificó en ese momento como Comando 47 y también como jefe de plaza de Texcaltitlán para la FM. A José Dámaso lo dejaron ir o salió libre sin ninguna explicación por parte de las autoridades. El 47 no perdió el tiempo y los meses que estuvo suelto los aprovechó para asesinar a 5 policías.

Entonces pasa un auto y se miran los que van y el que habla. Es un coche viejo, que sólo va por las veredas.

II

La Familia Michoacana buscó y encontró al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para pactar con él una especie de tregua que al grupo de Jhonny Hurtado Olascoaga, a quien le dicen El Fish, le permitiera seguir operando como hasta ahora en la Tierra Caliente. Consiguió de Obrador la promesa de no atacarlos a cambio de lo mismo: que no abandonaran la región y que “no fueran tan sanguinarios”.

– ¿Así, nada más?

– Es como hace el gobierno federal. Pacta con los grupos criminales y los que no lo hacen son perseguidos. Lo hizo Calderón y también lo hizo Peña.

– ¿Y los ataques del 7 de julio?


– Hace poco el gobierno federal rompió los pactos que había hecho y por eso el Jalisco Nueva Generación, los del Marro en Guanajuato y aquí la Familia se les fueron encima.

– ¿Tú cómo sabes?

– Por los Consejos de Seguridad del Estado de México, que le tocan a Delfina Gómez.

Se trata de los Consejos Territoriales para la Construcción de la Paz, pactados en diciembre de 2018 por la superdelegada Delfina Gómez y el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo. Se trata básicamente de crear una estructura que permita el acercamiento con grupos marginados para ofrecerles una alternativa antes de actuar contra ellos. También ofrecen un diagnóstico más certero de la inseguridad en el Estado de México, dividido para ello en 32 distritos o regiones. Ahí participan delegados de Delfina Gómez y funcionarios relacionados con temas de seguridad pública. Tejupilco, en 2018, estaba considerado en el nivel medio delictivo.

– ¿Por qué se rompieron esos pactos?

– Porque este gobierno no le debe nada a esos grupos. Por eso El Marro se les fue encima y el ataque al director de Seguridad de la Ciudad de México, Omar García. Ahora la Familia…

– Los ataques a la Fiscalía…

– Pues el Estado de México es la entidad más colaboradora del gobierno federal y le cumple todo lo que pide. Se trata de eso, y cuando mandan a los ministeriales, los de la Familia se les van encima.

– ¿Y el Cártel de Jalisco?

– No ha entrado de lleno a la Tierra Caliente, pero lo dicen los soldados, los marinos y la Guardia Nacional. Esos barren a todos los que se les pongan enfrente. Son la mayor fuerza delictiva del país.

– ¿Quiénes están detrás del Cártel de Jalisco?

– No, no sé, pero reciben dinero desde Estados Unidos. Y armas, también estrategia militar, que pasar la frontera quién sabe cómo. Es una cadena que también une el caso del Mochomo. El dinero que dicen que daba su familia no es de ellos, es de los priistas del Estado de México, que tienen interés en que no hable. La suerte del Mochomo va a ser muy negra, yo creo.

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