17 abril, 2025

Contracara: el doble juego de la policía

Miguel Alvarado

Toluca, México; 5 de enero de 2021.

Al comandante Javier Calderón Garnica lo ejecutaron el 3 de enero de 2021 en las calles de la ciudad de México. Estaba adscrito a la Fiscalía del Estado de México en la delegación de Tlalnepantla, en el valle de México. Era policía de Investigación y estaba abordo de su auto, un Beetle rojo cuando un grupo armado se acercó para ejecutarlo de ocho tiros, los cuales provinieron de armas calibre .380, .22 milímetros y una bala deformada, dice el reporte de su muerte.

Su cuerpo quedó sin vida en las calles de la colonia San Felipe de Jesús, en la delegación Gustavo A. Madero. Tenía 43 años y su caso es uno más en la larga lista de policías ejecutados en México, la mayoría de los cuales tampoco encuentran una solución. Había participado en la detención del uno de los líderes y fundadores del cártel de la Unión Tepito, Ricardo López Reyes o Ricardo López Castillo, a quien le dicen El Moco y que trabajaba como agente de la extinta Policía Judicial Federal antes de darle forma al cártel de Tepito, que hoy controlan el trasiego de droga en el centro de la Ciudad de México, una maquinaria de secuestros y una industria de extorsiones, asesinatos y desapariciones y no pudo evitar la venganza de los narcotraficantes, que ya habían intentado matarlo cuando en una moto dos sicarios lo rociaron de metralla, poco después de que el Moco fuera detenido, acusado de asesinato. El ataque, captado por cámaras públicas muestra a dos hombres en moto que pasan junto al auto Charger estacionado de Calderón Garnica, que no se encontraba a bordo. Los sicarios huyeron nada más disparar 11 tiros, aunque la agresión fue repelida por un compañero del comandante, que en ese entonces era coordinador de la Policía Ministerial del Centro de Justicia de Naucalpan.

El Moco había obtenido su libertad el 28 noviembre de 2020 y es a él a quien se le relaciona como el presunto culpable de la muerte del policía de Investigación. Pero no era un criminal cualquiera y arrastraba el homicidio de Horacio Vite, a quien mató en 2013, pero también con el caso de la desaparición y ejecución de 13 jóvenes en el bar Heaven, que sucedió el 26 de mayo de 2013 en el marco de una serie de venganzas entre cárteles capitalinos como la Unión de Insurgentes, el cual buscaba revancha contra los de Tepito por la muerte de El Chaparro, un vendedor de drogas hallado muerto a las puertas del bar Black y peleaba el control del narcomenudeo en colonias como La Condesa o la Roma. El caso del Heaven terminó cuando los responsables, miembros de la Unión Insurgentes, confesaron que en una fosa clandestina habían echado los cuerpos de las 13 personas levantadas, que fueron cubiertos con  

Tres meses después del secuestro se supo que los cadáveres desmembrados de los 13 jóvenes fueron arrojados a una fosa clandestina improvisada. ‘El Javi’ y los suyos los cubrieron con una mezcla de cemento, asbesto, cal y amoniaco. Por último, les dejaron caer una carga de hormigón.


“En el asesinato participaron también en calidad de cómplices cuatro policías adscritos a la unidad de Protección en la Zona Rosa”, dice el reportero Jacobo García respecto al caso.

Pero el Moco, adscrito a la PGR un tiempo, tenía a sus rivales más peligrosos dentro de la misma Unión Tepito. Uno de ellos era Roberto Mollado Esparza, El Betito, que disputaba el liderazgo del cártel. Pero esa lucha intestina no llevó a nada, excepto a una serie de ejecuciones que terminaron por revelar las operaciones del narco en la ciudad de México, donde actualmente se vive una violenta guerra entre Tepito y La Unión, esta última apoyada por el Cártel de Jalisco Nueva Generación, que intenta hacerse de los corredores de trasiego en la ciudad en poder de los tepiteños.

Al Moco lo habían vinculado con 20 homicidios y la orden de ejecutar otros 30 en la guerra por el control de áreas de la capital como la Zona Rosa, el centro, Insurgentes y Eje Central donde extorsionaban a comerciantes y ambulantes, dice una nota de Infobae fechada el 28 de noviembre de 2020.

La Unión Tepito se recluyó en el centro de la ciudad de México por unos meses debido a la pandemia de coronavirus, pero su control sobre los comerciantes se dejó sentir con más fuera, pues aumentó los cobros a puesteros, armadores y ambulantes a pesar de que las ventas bajaron a tal punto que era imposible pagarlas. En Tepito, La Unión utiliza edificios departamentales como casas de seguridad, y ahí mantiene a secuestrados y droga en espera de moverse. Afectados por los cobros excesivos de La Unión señalan que es cártel está protegido por políticos perredistas y autoridades de las Ciudad de México, pues cobran derechos de piso y protección a los narcos. La Unión Tepito mantiene además operaciones de narcomenudeo en el valle de México, en algunos municipios mexiquenses conurbados a la capital mexicana.

Calderón Garnica fue relacionado en 2019 con protección a extorsionadores de comerciantes en el municipio de Neza, cuando policías de aquella zona detuvieron a una banda, que confesó pagar seguridad a comandantes y fiscales como Alejandro Álvarez y María Esther Nolasco, así como al agente Benito Romero Piña. Esto, de acuerdo a la declaración del delincuente Aurelio Galeno Moctezuma, a quien se le conoce como el King Kong o El Abuelo.

El 5 de abril de 2019, Calderón Garnica fue detenido en un operativo por la policía de Neza, según una nota del reportero Martín Ponce para el diario Noticias Digital, que señala que “un grupo de personas en actitud sospechosa se refugiaron en el gimnasio  Gym Sport Time, donde los uniformados fueron agredidos y ofendidos por un grupo de hombres encabezados por David Garnica Barrios, líder priista de la Unión de Transportistas en Recolección de Basura no Asalariados (UTRAB)”, después de que la policía detectara un auto Sentra, color blanco, placas NFF-3469, que circulaba por las calles de Valle de Maíz y Valle de Zapatas, colonia Valle de Aragón, Primera Sección, “cuyos tripulantes en actitud sospechosa, trataron de huir, pero, los uniformados aseguran que alcanzaron a ver eran seis sujetos que portaban un arma larga, por lo cual, les marcan el alto. Ante la orden de la policía, tres de los sospechosos bajaron del automóvil y corrieron al gimnasio –antes citado-; uno de ellos llevaba una bolsa, tipo mariconera la cual desapareció junto con los tres sujetos, mientras que los otros tres sujetos fueron sometidos por los policías. Uno de los detenidos, el chofer, se identificó como Javier Calderón Garnica, de 42 años de edad, agente activo de la Policía de Investigación del Estado de México […] Una llamada a Jorge Amador, jefe de la policía municipal a quien pidió una atención”, dejó todo como estaba. “En cuanto al agente Javier Calderón Garnica a quien se le conoce con el apodo de “Cabeza de Puerco”, éste reconoció que el arma larga que los policías municipales encontraron en el vehículo VW Sentra, es propiedad de la Fiscalía General del Estado de México. Calderón Garnica se venía desempeñando, hasta hace algunas semanas, como coordinador de la Policía de Investigación (PDI), en Neza, sólo que debido a una presunta extorsión fue separado del cargo, pero, no se le aplicó la ley, sólo lo removieron, como es costumbre en la Fiscalía General de Justicia del Estado de México”.

La organización Causa en Común documenta que en 2020 fueron asesinados, al menos, 524 policías, por lo menos uno diariamente, y que los estado con más casos de este tipo fueron Guanajuato, con 84; el Estado de México y Veracruz con 39; Guerrero con 37 y Chihuahua con 35.

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