Miguel Alvarado

Toluca, México; 6 de junio de 2021.

“Las condiciones de seguridad para votar están dadas, hay seguridad electoral y seguridad para quienes acudan y participen”, dijo la secretaria federal de Gobernación, Olga Sánchez, por la mañana, refiriéndose a la jornada electoral de este día, en la que se eligen diputados federales, locales y alcaldes en el Estado de México.

Pero esa apreciación sería cierta en la casilla en donde la secretaria vota, porque en otros lados todo era distinto. Antes del mediodía ya había más de mil denuncias electorales y la Ciudad de México y el territorio mexiquense, junto con Puebla, ocupaban los primeros lugares. Y en el valle de Toluca ya había incidentes de violencia. Las cifras exactas las dio luego el fiscal Agustín Ortiz, titular de la de la Fiscalía Especializada en materia de Delitos Electorales (FISEL): “de las mil denuncias recibidas sólo 415 están en trámites de investigación y señaló que los cinco estados con más incidencia por posibles delitos electorales federales son la Ciudad de México con 229, el Estado de México con 100, Nuevo León con 61, Chiapas con 48 y Puebla con 45”.

Ni siquiera vieron quiénes estaban. La orden que tenían era de derribarlo todo, de romper mesas, urnas, papelería y hacerlo rápido como un mensaje para alguien y para los electores, sobre todo. Así que eso hicieron. Todo lo destrizaron y rápidamente treparon a los autos y se fueron. Pero antes de irse se trenzaron a golpes con algunos de los asistentes, que trataron inútilmente de detenerlo. Todo pasó en menos de cuatro minutos. En ese grupo también había mujeres y después fueron identificados como enviados del Partido del Trabajo, que coordina a nivel nacional Óscar González, un ex alcalde de la zona. El PT es aliado de Morena y de Gabriela Gamboa.

A las dos de la tarde, las 15 personas involucradas fueron detenidas. Con el seguimiento de las cámaras de videovigilancia del Centro de Control, Comando, Comunicación, Cómputo y Calidad (C5), fue posible la aprehensión de los implicados, quienes viajaban en cuatro vehículos distintos; dos Chevrolet tipo Matiz con Cromática de Taxi y Astro, color gris, respectivamente, así como un Nissan March y Hyundai i10.

El valle de Toluca, sobre todo Metepec y la capital mexiquense, se convirtió desde muy temprano en una zona caliente para quienes disputan el poder político. A las siete de la mañana ya en Metepec había una lona quemada en una casilla de Avenida Tecnológico y en Toluca la policía municipal se concentró por el rumbo del Parque Libanés, al que resguardaron y tomaron como base de operaciones. Si se hubieran colocado más al norte, cerca del Puente de Tres Caminos, por ejemplo, se habrían dado cuenta de que a sus espaldas se concentraban grupos de civiles en gran número, que abordaban autos particulares y taxis locales. Eran divididos en grupos. Ninguno era representante de algún partido y quienes los coordinaban eran mujeres en su mayoría.

La policía municipal ha recorrido toda la capital, pero no pido evitar confrontaciones en los pueblos del norte de Toluca, tradicionalmente priista, cuyos simpatizantes impedían la entrada a las casillas a miembros de otros partidos.

Que arrancaran así las votaciones en Toluca y Metepec se esperaba y no podría ser de otra manera. Días antes, los portales habían sido pintarrajeados por personas que después fueron identificadas como comerciantes de la zona del mercado 16 de Septiembre. Las consignas eran contra el aspirante de Morena a la alcaldía, Juan Rodolfo Sánchez, quien había declarado que el gobierno del Estado de México había arropado la campaña de su rival, el priista Raymundo Martínez, ex secretario de Movilidad, uno de los autores de lo que se conoció aquí como El Tarifazo, que no era otra cosa que el aumento al transporte público sin una sola razón que lo justificara. Martínez, su cara, sus dedos, sus manos y a veces su voz y algunas de sus propuestas, aparecieron en youtube, en Facebook y en otras redes sociales como un hongo que los algoritmos y los pagos previos multiplicaron. Su rival, Sánchez Gómez, y quien busca la alcaldía por cuarta vez, apareció en otros espacios que de inmediato dejó claro que la batalla electoral se centraría en ellos dos, representantes de las coaliciones que además pintan cómo está dividido el país políticamente.

En Metepec las cosas eran iguales pero distintas, porque había un amago de violencia entre los aspirantes Gabriela Gamboa, una panista de Morena, y su contrincante, el empresario panista Fernando Flores que representa también al PRI y al PRD. De ella filtraron un audio en el que amenazaba a la familia de Flores, y de él se hicieron públicas las tres investigaciones que mantiene la Unidad de Inteligencia Financiera acerca de sus estados económicos. Las cosas fueron más lejos cuando alguien en redes sociales que le habían girado una orden de aprehensión y apenas esta mañana la captura fotográfica de una muy chabacana ficha de la Interpol circulaba antes de las seis de la mañana, señalando que ya esa organización policial buscaba arrestarlo. Pero Gaby y Fer, como se les conoce en Metepec, representan los mismos intereses políticos y empresariales.

Mientras, la afluencia de votantes en el centro de Toluca ha sido apenas la mínima. No hay aglomeraciones ni colas, pero se espera que esa asistencia se mantenga y se supere el 33 por ciento de abstencionismo que se registró en las elecciones federales de 2018.

Toluca y en general el Edoméx siguen siendo profundamente conservadores y profundamente feminicidas. El gobernador Alfredo del Mazo salió en todos los medios, en todas las posturas, mientras votaba en su Huixquilucan querido. Lo mismo pasó con los aspirantes a algún cargo público, cuya imagen con el dedo entintado redujo la mañana de las elecciones a eso, a una forma sin fondo en la que la democracia tiene la forma de una mancha indeleble. Mientras las fotos de Del Mazo daban la vuelta, la página del IEEM estaba caída. Ya llevaba así toda la mañana.