Miguel Alvarado
Toluca, México; 7 de junio de 2020. Este es el Cerro del Perico o de Tehuantepec en la colonia Aviación de san Pablo Autopan, la “cima del mundo” para esta comunidad otomí de Toluca. En realidad se trata de un área natural protegida a la que se le denominó como “Lote 79”, destinada para el beneficio de la comunidad, pero su belleza natural y su valor son codiciados por muchos.
En una de las laderas de este cerro se encuentra instalada una gasera, pero también ha sido excavado para obtener piedra. Cuatro enormes socavones lo horadan y a lo lejos semejan las manchas negras de un cáncer.

El cerro es también el centro de una imposición religiosa, pues ahí se construyó una capilla, porque ahí se ha declarado como santuario al que el arzobispo de Toluca, Francisco Chavolla, llamó María Siempre Virgen.
Pero el santuario es apenas una excusa para el proyecto del Arzobispado de Toluca, que intenta imponer ahí la construcción de un complejo habitacional para sacerdotes y monjas.
Aquí, en 2009 se puso la primera piedra de una capilla que hoy ya tiene forma y que representa el primer paso para el despojo del cerro.
Chavolla acudió a esa comunidad a explicarle a la gente que la virgen se había aparecido ahí y que por un designio divino, el cerro se hallaba alineado con El Vaticano y con la catedral de Toluca.
La capilla ya se terminó en una parte, pero ahora a esa amenaza se unen las minas de piedra, que desintegran al cerro poco a poco. La cruz, recortada contra el cielo, les recuerda a los pobladores el interés que los administradores de Dios tienen sobre el lugar.