¿A dónde pertenecen estos poemas? Al desarraigo, esa patria impuesta. El valor de esta literatura está en deshumanizar la guerra; es decir, mostrar en imágenes y palabras de protesta la crueldad que la caracteriza. En oposición a la mayoría de los medios, estos versos no quieren alejar a la violencia de la verdad.
Periódico de Poesía/ UNAM
Ciudad de México; 8 de febrero de 2025
La información sobre la guerra en la franja de Gaza simula ser vasta, pero en realidad es poca y resulta confusa. A partir del ataque de Hamás a población israelí, llevado a cabo el 7 de octubre de 2023, inició un nuevo capítulo de violencia en esa larga historia bélica. A más de un año del acontecimiento, las noticias de última hora siguen sorprendiendo al mundo con su crudeza, inquietud y sin sentido. Tal es el vértigo de la violencia que la memoria histórica se tambalea. Está en peligro de extinción la vida y la cultura de los palestinos.
Perdida en ese panorama intervenido por múltiples intereses económicos, religiosos y políticos fue que decidí buscar información en otro periódico, el de poesía. Los poetas incluidos en esta breve selección, sean migrantes, perseguidos, refugiados o algunos de ellos ciudadanos americanos porque nacieron ahí, eligen decir para no ser parte del silencio exterminador, eligen dar testimonio poético para mostrar qué significa la tierra para los palestinos, qué significan las costumbres y la familia, qué significa la guerra, qué significan los sueños. Ya sea por adaptarse al contexto en el que viven o porque saben que así llegarán a más lectores, muchos de ellos escriben en inglés, de las versiones en esta lengua parto, ya sea de textos originalmente escritos en inglés o traducidos del árabe al inglés por otros traductores.
Aunque la mayoría de los poetas palestinos que consulté tiene claro que la poesía no puede detener una guerra ni salvar a nadie de los crímenes de lesa humanidad, escriben para no callar lo que viven y los afecta; para que su voz sea capaz de causar interferencias y transformar un proceso político reducido a varios países en pugna, dos bandos e intereses colonialistas; para nombrar al mundo como presencia colectiva (sus implicaciones y violencias) y como presencia personal (sus deseos, protestas y riesgos).
Cuento entre mis hallazgos, en lo que a poesía contemporánea palestina concierne, haber descubierto la obra fuerte y rebelde de Noor Hindi, poeta y periodista que publicó un libro imprescindible contra el odio, el machismo y la guerra llamado Dear God. Dear bones. Dear Yellow (2022); así como la obra plena en resistencia amorosa, nostálgica y desoladora de la poeta árabe-estadounidense Lena Khalaf Tuffaha, cuyos versos pertenecen a su libro Water & Salt (2017). En páginas dispersas de internet leí a Fady Joudah, físico y poeta palestino-estadounidense de versos precisos, cotidianos pero situados en el asombro. Quiero mencionar dos libros más. El primero es Things You May Find Hidden in my Ear (2022) de Mosab Abu Toha, poeta, académico y editor palestino que ha vivido la guerra desde su nacimiento en un campo de refugiados de Gaza y cuyos versos denuncian la crueldad, la persecución y la necroviolencia por parte de Israel. El segundo es Rifqa (2021), del poeta y periodista palestino Mohammed El-Kurd. Se trata de un homenaje a su abuela Rifqa, gran activista que le enseñó el valor de la resiliencia. En sus versos, El-Kurd reflexiona sobre la supervivencia a la que obliga la guerra, sobre cómo tener que dejar todo atrás es una forma de deshacer a Dios.
¿A dónde pertenecen estos poemas? Al desarraigo, esa patria impuesta. El valor de esta literatura está en deshumanizar la guerra; es decir, mostrar en imágenes y palabras de protesta la crueldad que la caracteriza. En oposición a la mayoría de los medios, estos versos no quieren alejar a la violencia de la verdad. Buscan dar noticia y testimonio de las implicaciones devastadoras de un conflicto como el de Israel y Palestina. Porque hace falta problematizar la guerra, enfrentar el miedo. Después de acercarme a la poesía palestina comprendo que más allá de una revisión histórica, de poner en la balanza ideológica y de intereses religiosos, políticos o de cualquier tipo quién merece atacar a quién o quién tiene el derecho a poseer y ocupar el territorio, lo urgente es detener el genocidio.
Brianda Pineda Melgarejo
Najwan Darwish
Fobia
Me echarán de la ciudad antes de que oscurezca
Dicen que no pagué los recibos del aire
Que no pagué el precio de la luz.
Me echarán de la ciudad antes de que anochezca
Dicen que no pagué las tasas del sol ni de las nubes,
Me echarán antes de que amanezca
Porque discutí con la noche sin alabar a las estrellas
Me echarán de la ciudad antes de que abandone el útero
Porque durante siete meses escudriñé la existencia y escribí poesía
Me echarán de la existencia porque estoy del lado del vacío
Me echarán del vacío porque sospechan que estoy en contacto con la existencia
Me echarán de la existencia y del vacío porque soy fruto del devenir
Me echarán
Phobia
They will evict me from the city before the dark
They say I did not pay my air bills,
I did not pay the price of light.
They will evict me from the city before the evening time
They say I did not pay the sun’s fees or the cloud’s dues,
They will evict me before the sunrise
Because I bickered with the night without praising the stars
They will evict me from the city before I leave the womb
Because for seven months I scrutinized existence and wrote poetry
They will evict me from existence because I sided with the void
They will evict me from the void because I am suspect of contacting existence
They will evict me from existence and the void because I am the son of becoming
They will evict me
(traducido del árabe al inglés por Ahmad Diab)
Mohammed El-Kurd
Nacidos el día de la Nakba1
Tu crueldad reescribió mi autobiografía
en versos viscerales
cuchillas en la lengua,
una boca preñada de
truenos.
Tu crueldad me dijo que siguiera
adelante,
que mirara,
que escuchara.
Nací en el cincuenta aniversario de la Nakba
de una madre que recogía aceitunas
e higos
y otros versículos del Corán,
watteeni wazzaytoon.2
Mi nombre: una bomba en una habitación blanca,
una sospecha que camina
en un aeropuerto,
política sin elección.
Nací en el cincuenta aniversario de la Nakba.
Afuera de la sala del hospital:
protestas, hule quemado,
rostros kufiyados y cuerpos desnudos,
piedras arrojadas a los tanques,
tanques rotulados de banderas estadounidenses,
tierra
que huele a gas lacrimógeno, cielos cubiertos de
balas revestidas de goma,
unos cuantos cadáveres baleados, muertos
número de muertos en un titular.
Mi hermana
y yo
nacimos.
El nacimiento dura más que la muerte.
En Palestina la muerte es súbita,
instantánea,
constante,
ocurre entre respiros.
Nací entre poemas
en el cincuenta aniversario.
Los cantos de liberación que se oían fuera de la sala del hospital
le dijeron a mi madre
puja.
Born on Nakba Day
Your unkindness rewrote my autobiography
into punch lines in guts,
blades for tongues,
a mouth pregnant with
thunder.
Your unkindness told me to push
through,
look,
listen.
I was born on the fiftieth anniversary of the Nakba
to a mother who reaped olives
and figs
and other Quranic verses,
watteeni wazzaytoon.
My name: a bomb in a white room,
a walking suspicion
in an airport,
choiceless politics.
I was born on the fiftieth anniversary of the Nakba.
Outside the hospital room:
protests, burnt rubber,
Kuffiyah’ed faces, and bare bodies,
stones thrown onto tanks,
tanks imprinted with US flags,
lands
smelling of tear gas, skies tiled with
rubber-coated bullets,
a few bodies shot, dead—died
numbers in a headline.
I
and my sister
were born.
Birth lasts longer than death.
In Palestine death is sudden,
instant,
constant,
happens in between breaths.
I was born among poetry
on the fiftieth anniversary.
The liberation chants outside the hospital room
told my mother
to push.
(De Rifqa, 2021)
Noor Hindi
Que se chingue tu conferencia sobre artesanía, mi gente se está muriendo
Los colonizadores escriben sobre flores.
Yo te hablo de niños que arrojan piedras a los tanques israelíes
segundos antes de convertirse en margaritas.
Quiero ser como esos poetas que se preocupan por la luna.
Los palestinos no ven la luna desde sus cárceles.
Vaya que es hermosa la luna.
Vaya que las flores también lo son.
Recojo flores para mi padre muerto cuando estoy triste.
Él ve Al Jazeera todo el día.3
Ojalá Jessica dejara de mandarme mensajes de Feliz Ramadán.
Sé que soy estadounidense porque cuando entro en una habitación algo muere.
Las metáforas sobre la muerte son para poetas que creen que a los fantasmas les importa el sonido.
Cuando muera, prometo que nunca te dejaré en paz.
Algún día, escribiré sobre las flores como si fueran nuestras.
Fuck your lecture on craft, my people are dying
Colonizers write about flowers.
I tell you about children throwing rocks at Israeli tanks
seconds before becoming daisies.
I want to be like those poets who care about the moon.
Palestinians don’t see the moon from jail cells and prisons.
It’s so beautiful, the moon.
They’re so beautiful, the flowers.
I pick flowers for my dead father when I’m sad.
He watches Al Jazeera all day.
I wish Jessica would stop texting me Happy Ramadan.
I know I’m American because when I walk into a room something dies.
Metaphors about death are for poets who think ghosts care about sound.
When I die, I promise to haunt you forever.
One day, I’ll write about the flowers like we own them.
Fady Joudah
Mimesis
Mi hija
no quería matar a una araña
Que hizo su nido
Entre los manubrios de su bicicleta
Por dos semanas
Ella esperó
Hasta que se fue sola
Si deshaces la telaraña le dije
se dará cuenta
Que ésta no es su casa
Y podrás irte en bicicleta
Dijo así es como los demás
Se convierten en refugiados, ¿verdad?
Mimesis
My daughter
wouldn’t hurt a spider
That had nested
Between her bicycle handles
For two weeks
She waited
Until it left of its own accord
If you tear down the web I said
It will simply know
This isn’t a place to call home
And you’d get to go biking
She said that’s how others
Become refugees isn’t it?
Lena Khalaf Tuffaha
Inmigrante
No llevo abrochado el cinturón de seguridad
Veo cómo se deshace la carretera
detrás de nosotros como una cinta de polvo.
Desde el asiento trasero del Datsun de mi tío
Ammán parece apenas un rincón tierno
del color del pelo de mi osito de peluche.
Sus casas amontonadas unas contra otras
en sus siete colinas resecas
tienen el mismo tono de piel que mi familia—
almendra de la frente de mi madre,
trigo de los brazos de mi padre,
té con nata de las manos de mi abuela.
Nos alejamos por el único camino que conduce al aeropuerto.
Nos alejamos de esta ciudad de casitas de muñecas
de mi infancia de cuentos donde trepaba árboles
y de las risas de mis demasiados primos.
Nos alejamos de la guerra inminente.
Nos alejamos
porque podemos irnos
en la alfombra mágica azul marino
de nuestros pasaportes estadounidenses
que nos lleva a un lugar seguro y sin simulacros de bomba
al lugar donde se fabrican
los aviones
y al lugar donde el presidente
dará la orden para enviarlos
a mi infancia de cuentos
sobre las siete colinas
al lado de los vecinos que a partir de ahora
se convertirán en refugiados.
Vamos en coche y yo
no me siento a salvo
alejándome de
mí misma y de todo lo que conozco
hacia el gran milagro de
un país tan grande
que las guerras se mantienen a miles de kilómetros de distancia.
Mi joven vida deja de ser mi vida
en el camino que dejo atrás
donde conozco todos los nombres de
los árboles en árabe
rumman saru zayzafoon
y conozco el lugar de cada colina
donde las amapolas carmesíes vuelven cada primavera
y sé cuál es la mejor panadería para comprar
panqueques de Ramadán antes de romper el ayuno.
En el asiento trasero del Datsun de mi tío
quiero flotar atravesando la ventanilla
al pasado
cuando agosto solo era helado por la tarde
y juegos de cartas por la noche
y el crujido del papel de estraza y
la cinta
que cubría los cuadernos,
frescos como el pan de esta mañana,
listos para recibir el próximo año escolar:
ecuaciones matemáticas,
poemas,
historias de batallas.
Immigrant
I am not buckled safely into my seat
I am watching the road unravel
behind us like a ribbon of dust.
Through the backseat of my uncle’s Datsun
Amman looks like a tender little place
the color of my teddy bear’s fur.
Its houses crowded into one another
on its seven parched hills
are the shades of my family’s skin—
almond of my mother’s brow,
wheat of my father’s arms,
tea-with-cream of my grandmother’s palms.
We are driving away on the only road to the airport.
We are driving away from this dollhouse town
and my storybook childhood of tree-climbing
and laughter of too many cousins to count.
We are driving away from impending war.
We are driving away
because we can leave
on the magic carpet of our navy blue
US passports that carry us
to safety and no bomb drills
to the place where the planes are
made
and the place where the president
will make the call to send the planes
into my storybook childhood
over the seven hills
next door to neighbors who will now
become refugees.
We are driving and I
am not safe
driving away from
myself and everything I know
into the great miracle of
a country so large
wars are kept thousands of miles at bay.
My young life is coming undone
on the road behind me
where I know all the names of
the trees in Arabic
rumman saru zayzafoon
and I know the spot on each hilltop
where the crimson poppies return every spring
and I know the best bakery to line up for
Ramadan pancakes before breaking the fast.
In the backseat of my uncle’s Datsun
I want to float through the window
and into yesterday
when August was just late-afternoon ice cream
and late-night card games
and the crinkle of brown paper and
tape
covering copybooks,
fresh as this morning’s bread,
ready to receive the school year ahead—
math equations,
poems,
histories of battle.
Mosab Abu Toha
Palestina A-Z (fragmento)
F
Amigos de la escuela, del barrio, de la infancia. Los libros en la sala de mi casa en Gaza, los poemas en mis cuadernos, siempre solos. Los tres amigos que perdí en el ataque de 2014: Ezzat, Ammar e Ismael. Ezzat nació en Argelia, Ammar en Jordania, Ismael en una granja. Los enterramos a todos bajo la fría tierra.
Peces en nuestro mar que los pescadores no pueden atrapar porque los cañoneros israelíes se preocupan por la vida marina en el Mediterráneo. Una vez pescaron en la playa de Gaza con una lluvia de proyectiles, y Huda Ghalia perdió a su padre, a su madrastra y a sus cinco hermanos en junio de 2006. Caminé en la procesión fúnebre hasta el cementerio. La sangre de sus ropas no se había secado. Para tapar el hedor, se pusieron perfume. El tiempo hizo que aumentara mi odio por los perfumes.
K
Mi abuelo guardó la llave de su casa en Yaffa en 1948. Creyó que volverían en unos días. Se llamaba Hasan. La casa fue destruida. Otros levantaron una nueva en su lugar. Hasan murió en Gaza en 1986. La llave se oxidó, pero todavía sigue en algún lugar, en espera de la vieja puerta de madera.
En Gaza no sabes de qué eres culpable. Se siente como vivir en una novela de Kafka.
P
Un poema no son sólo palabras colocadas sobre una línea. Es una prenda. Mahmoud Darwish quería construir su hogar, su exilio, partiendo de todas las palabras del mundo. Yo tejo mis poemas con mis venas. Quiero construir un poema como un hogar sólido, pero espero no tener que hacerlo con mis huesos.
El 23 de julio de 2014, un amigo me llamó y me dijo: » Mataron a Ezzat». Pregunté cuál Ezzat. «Ezzat, tu amigo». El teléfono resbaló de mi mano y empecé a correr, sin saber a dónde.
¿Cómo te llamas? Mosab. ¿De dónde eres? De Palestina. ¿Cuál es tu lengua materna? Árabe, pero está enferma. ¿De qué color es tu piel? No hay suficiente luz que me ayude a ver.
U
No llovía ese día, pero llevé mi sombrilla de todos modos. Cuando un F-16 sobrevoló la ciudad, abrí la sombrilla para esconderme. Los niños pensaron que era un payaso.
En agosto de 2014, Israel bombardeó el edificio administrativo de mi universidad. El departamento de inglés se redujo a ruinas. Mi ceremonia de graduación se pospuso. Asistieron las familias de los muertos y en lugar de un título, recibieron un retrato de sus hijos.
Palestine A-Z (fragments)
F
Friends from school, from the neighborhood, from childhood. The books in my living room in Gaza, the poems in my notebooks, still lonely. The three friends I lost to the 2014 onslaught: Ezzat, Ammar, and Ismael. Ezzat was born in Algeria, Ammar in Jordan, Ismael on a farm. We buried them all under the cold ground.
Fish in our sea that the fishermen cannot catch because the Israeli gunboats care about sea life in the Mediterranean. They once fished at the Gaza beach with a barrage of shells, and Huda Ghalia lost her father, stepmother, and five siblings in June 2006. I walked in their funeral procession to the cemetery. Blood was still fresh on their clothes. They had poured out some perfume to cover the stench. Over time my hate for perfume grew intense.
K
My grandfather kept the key to his house in Yaffa in 1948. He thought they would return in a few days. His name was Hasan. The house was destroyed. Others built a new one in its place. Hasan died in Gaza in 1986. The key has rusted but still exists somewhere, longing for the old wooden door.
In Gaza you don’t know what you’re guilty of. It feels like living in a Kafka novel.
P
A poem is not just words placed on a line. It’s a cloth. Mahmoud Darwish wanted to build his home, his exile, from all the words in the world. I weave my poems with my veins. I want to build a poem like a solid home, but hopefully not with my bones.
On July 23, 2014, a friend called and said, “Ezzat was killed.” I asked which Ezzat. “Ezzat, your friend.” My phone slipped from my hand, and I began to run, not knowing where.
What’s your name? Mosab. Where are you from? Palestine. What’s your mother tongue? Arabic, but she’s sick. What’s the color of your skin? There is not enough light to help me see.
U
It wasn’t raining that day, but I took my umbrella anyway. When an F-16 flew over the town, I opened my umbrella to hide. Kids thought I was a clown.
In August 2014, Israel bombed my university’s administration building. The English department was turned into a ruin. My graduation ceremony got postponed. Families of the dead attended, to receive not a degree, but a portrait of their child.
(De Things You May Find Hidden in my Ear, 2022)
Referencias
1 El término Nakba (‘catástrofe’ en árabe) se refiere a la ocupación del 78% de Palestina mediante limpiezas étnicas y masacres, así como a la creación de Israel en ese territorio a partir de 1948. El pueblo palestino conmemora la Nakba el 15 de mayo de cada año. Aunque los historiadores la definen como la guerra que tuvo lugar entre 1947 y 1949, muchos sostienen que sigue vigente, ya que el proyecto sionista de colonización sigue matando, despojando y desplazando a los palestinos. Véase Grassroots al-Quds.
2 Corán, 95:1: «Por los higos y las aceitunas».
3 Al Jazeera es una cadena de televisión fundada en 1996 por el gobierno de Catar. Se trata de uno de los canales más importantes de noticias sobre el mundo árabe. Lo ven en más de 300 millones de hogares alrededor del mundo. Este medio ha compartido información sobre los crímenes de lesa humanidad realizados en la guerra de Israel contra Palestina. A inicios de mayo de 2024, Israel lanzó una ley para evitar que la cadena opere dentro de su país y transmita información sobre Gaza.
Brianda Pineda Melgarejo / Xalapa, Veracruz, 1991. Ha publicado reseñas y artículos en La Palabra y el Hombre, Periódico de Poesía y Tierra Adentro. Fue becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas en el área de poesía. Forma parte de las antologías Versas y diversas: muestra de poesía lésbica contemporánea (2020) y Novísimas. Reunión de poetas mexicanas, 1989-1999 (2020). Ha traducido a Charles Simic, Anne Sexton, James Tate y Les Murray, entre otros.