7 diciembre, 2024

Las catedrales de barrio del futbol

Las catedrales de barrio del futbol

Édgar Daniel Requena Camacho/ Escuela Superior de Fotografía Lumière: imágenes y texto. Karen Colín: diseño.

Toluca, México; 23 de junio de 2022.

Un campo abierto, dos porterías, veintidós jugadores y un balón. Todos están aquí con la intención de ganar en los noventa minutos que dura el partido de futbol. Existen varios niveles de juego: el profesional, el local y el del barrio pueden ser algunos.

Para millones de aficionados, este juego significa adrenalina pura, lo cual lo ha convertido en una cultura, obsesión o estilo de vida y no importa la edad, raza o género de sus aficionados. Muchos creen que el juego profesional y la industria del deporte se extendió hacia el barrio, la colonia o la vecindad, pero en realidad el futbol se ha forjado primero en las calles, los semilleros más grandes e importantes de los que equipos profesionales, al menos durante una muy buena parte de la historia. Maradona, Pelé, Ronaldo, Romario, Hugo Sánchez, Cristiano y cientos de futbolistas de elite comenzaron jugando en las calles y los terrenos baldíos de sus barrios o comunidades. Muchos de ellos, como Pelé, lo hicieron antes de que los clubes profesionales vieran la necesidad de contar con escuelas de formación o fuerzas básicas.

Las emociones son fuertes y cambiantes. Dentro del campo se aprecia una fuerza, una tensión, el clima abrumador, ya que haga frío o calor, no es impedimento para los deportistas, pues no existe más que una pasión.

El futbol se ha convertido en un objeto de estudio muy importante para las ciencias sociales y no puede abordarse de manera simple ya, debido a las conexiones que se generan desde su práctica. Desde una de sus tantas aristas, se trata de una expresión popular que las empresas privadas han convertido en un instrumento de consumo al que incluso disfrazan de nacionalismo y pretenden que un conjunto de jugadores represente a todo un país.

Rodeado de mercadotecnia, el futbol ha generado incluso guerras entre países y desarrollado un fanatismo extremo que ha ocasionado miles de muertes a lo largo de la historia. Los significados de ganar, perder o empatar rebasan a sus propios conceptos y el juego, lo verdaderamente importante, ha sido sustituido por las reglas de la oferta y la demanda. El fanático vive para el futbol por encima de cualquier otra responsabilidad y la violencia, por ejemplo, es para ellos una opción que ejecutan sin miramientos.

Pero aquí en corto, las gradas son el espacio de expresión, un mar de sentimientos que se contagian y que proyectan toda expectativa y pensamiento más allá de los números finales del marcador.

Se vislumbra así, entre los aficionados, un cúmulo de interacciones unidas por el enojo, por la alegría y por el dolor. Una unidad casi religiosa que congrega cotidianamente a miles de mexicanos en diferentes colonias, diferentes llanos y que reflejan una identidad nacional mutante.

Uno de los más importantes entrenadores de todos los tiempos, el inglés Bill Shankly, que dirigía al equipo del Liverpool, resumió lo que representa el fenómeno del futbol para muchos: “algunos creen que el futbol es solo una cuestión de vida o muerte, pero es algo mucho más importante que eso”. Por ahora, que cada quién interprete lo que quiso decir Shankly.

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Instagram: edgarrequenna

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