Miguel Alvarado
Toluca, México; 14 de noviembre de 2019. La reciente reunión entre capos del Cártel de Jalisco Nueva Generación y jefes policiacos del valle de México es un ejemplo de una práctica recurrente de las autoridades de seguridad, que a lo largo de los años han acudido a estas juntas y han sido facilitadores para que el narco no sea tocado a cambio de pagos o favores.
Esta vez, jefes de las policías municipales y de Seguridad estatal de las zonas de Amecameca, Tultitlán, Cuautitlán Izcalli, Ecatepec y Zumpango, que comprenden 27 municipios asistieron, a principios de 2019, a restaurantes para escuchar lo que los jefes narcos tenían que decirles, según una columna del periodista Jorge de Mauleón publicada en El Universal, el martes pasado. El trato que les ofrecieron a los policías no fue el de siempre, porque según ese reporte periodístico, se puso sobre la mesa que a cambio de que la fuerza pública no persiguiera a nadie, los narcos tampoco harían nada contra los agentes de seguridad. Nadie sabe si eso que dijeron los del Cártel de Jalisco fue aceptado, pero De Mauleón señala que después de eso hubo algunos asesinatos de policías en los municipios involucrados, hasta que también cayó muerto -primero herido profundamente, de un tiro en la cabeza- el alcalde de Valle de Chalco, Francisco Tenorio-.
En Toluca, la capital mexiquense, transcurre la vida entre la presencia siniestra de las ejecuciones y de los cuerpos de mujeres tirados a la orilla de las carreteras, así como de la idea ominosa de un asesino serial, Óscar Guzmán, a quien las autoridades lo interrogaron, pero lo que les dijo -negar, negar- alcanzaba, según ellos, solamente para dejarlo ir.
Luego, el 13 de noviembre la secretaria de Seguridad estatal, Maribel Cervantes confirmó, parada en la calle, ante una decena de reporteros, el mar de sangre en que se ha convertido el Estado de México. Cervantes, quien denomina “eventos” a los cuatro feminicidios cometidos en la capital y a las ejecuciones en otros lugares, dice que están reforzando Toluca, un ciudad atascada de retenes policiacos en sus puntos de entrada que detienen y multan a quienes no hayan verificado sus vehículos, principalmente. En esos retenes la Guardia Nacional realiza labores de apoyo, lo cual, hasta hoy, no ha marcado ninguna diferencia.
Estamos reforzando Toluca y prácticamente todo el Estado de México, en los lugares donde hemos tenido algunos eventos en particular. Cosas que sí… dijo Cervantes- ayer (12 de noviembre) tuvimos una reunión en la que… con OCRA, (Oficina Coordinadora de Riesgos Asegurados (OCRA), este organismo de robo de vehículos […] y nos ratificaron que el Estado de México continuamso con nuestra tendencia a la baja. Ayer, es presentado por ellos, tenemos ya un 13 por ciento en la disminución de robo de vehículo, que incluye con violencia y sin violencia, y bueno, esto es el resultado de los patrullajes que estamos haciendo, del mapeo que estamos haciendo. Estuvimos también esta semana en sesión de secretarios de Seguridad de Zona Centro, donde acordamos que vamos a reforzar nuestros operativos de zona, sobre todo en la zona conurbada de la ciudad, y así.
¿Y qué está pasando? ¿Es una pugna entre cárteles? Preguntan entonces los reporteros, para quienes lo del robo de vehículos era lo que era, una salida por la puerta de atrás que buscaba la secretaria de Seguridad mexiquense.
Estamos… de, de… de los… de los diferentes eventos que hay, han habido y de acuerdo con la información también que nos ha proporcionado la Fiscalía, pues tiene que ver poco, al parecer, con vínculos entre cárteles o ajuste de cuentas entre ellos. Por ejemplo, en Valle de Bravo tuvimos, si se recuerdan, hace dos semanas hubo dos personas que aparecieron sin vida, y ellos estaban aparentemente vinculados con esta… ah… estos grupos de colombianos que están… pues… eeh… delinquiendo en la región, no solamente en el Estado de México… sino en la región.
Cervantes, quien tuvo siempre la opción de responder con la verdad o por lo menos sin rodeos, envió su mensaje, el mensaje del gobierno del Estado de México, que dice secamente que la administración de Alfredo del Mazo ha sido rebasada desde hace mucho y lo único que puede hacer es contar los cuerpos que van apareciendo.
En la parte de Toluca, ¿qué grupos serían?
En la parte de Toluca , pues quienes se haaan… digamos… adjudicado… no sé… no necesariamente este último evento, pero que hemos tenido conocimiento, pues obviamente personas vinculadas con la Familia Michoacana. Estamos trabajando y además en Toluca, particularmente, muy de la mano con el gobierno municipal o con la policía municipal estamos haciendo nuestro patrullajes mixtos, entonces creo que en Toluca vamos a ir avanzando muc…
Después, sin concretar nada, Cervantes explicó que mantienen un programa de denuncias de género y habría seguido evadiendo los temas centrales de no ser porque la interrumpieron, nuevamente.
…sobre esta acción de la reunión que tuvieron, al parecer, jefes de policía del Estado de México con cárteles de la droga. Se denuncia en una columna. ¿Están investigando algo?
Siií… tuvimos… eh… conocimiento y sobre todo, y hago hincapié en esto, que […] habría existido, en efecto, una reunión… eeeh… eh… con diferentes… eeh… comisarios de algunos municipios e incluso con algunos que no pasaron su control de confianza y que ya no se les volvió a contratar, es decir, son diferentes… el tipo de información, que al ser analizada, pues tenía coincidencias.
Según Cervantes, toda esa información está siendo “procesada, analizada, tratada a través de los sistemas de inteligencia o de la inteligencia”. De lo demás, la secretaria de Seguridad no tuvo conocimiento. No supo con precisión si se trataba del cártel de Jalisco, aunque si lo supiera, no lo diría. Que algunos de los asistentes a esas reuniones no están ya en funciones fue algo que remarcó Cervantes, pero se entiende que si esas personas fueron llamadas es porque mantienen control y poder dentro de las corporaciones.
Ya me tengo que ir- dijo Cervantes, quien terminó diciendo que están trabajando mucho.
Entonces, que sí, que los policía sí se sentaron con el narco del valle de México.
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Según el Mapa de Delincuencia en México, Toluca registra, desde noviembre de 2018 hasta abril de 2019, 43 homicidios y una tasa anualizada 8.9, mientras que Metepec tiene 6 homicidios y una tasa de 4.9; San Mateo Atenco, 5 homicidios y una tasa 11.8; Zinacantepec, 15 y una tasa de 14.3 hasta mediados de este año. Para el 21 de febrero, el Estado de México estaba clasificado como el más violento del país, pues tenía en su haber 236 homicidios dolosos, que también es la cifra más elevada en la historia de la entidad. Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el Edoméx acapara el 10 por ciento de todos los feminicidios a nivel nacional.
Tampoco es la primera vez que las autoridades se sientan a tomar un café con los sicariatos. Toluca era, hasta hace unos años, un lugar que habían escogido los narcotraficantes para reunirse entre ellos y trabajar, arreglar o discutir sus querellas. Uno de esos lugares era la Torre Zero, un edificio que se le atribuye al ex gobernador Arturo Montiel. Hasta ahí llegaban, en 2014, los hermanos Casarrubias, líderes de los Guerreros Unidos, provenientes de Iguala, y adentro -luego compraron una propiedad en Metepec y uno de ellos planeaba abrir un autolavado cuando se les atravesó Ayotzinapa- repartían dinero proveniente de actividades ilegales.
El contador de esa organización, Raúl Núñez Salgado, el Camperra, era el encargado de viajar hasta el Estado de México, llevando y trayendo dinero. En Iguala, el Camperra se encerraba los días de quincena en una habitación del hotel El Camino del Andariego, para pagar la nómina des icarios y policías, que allá alcanzaba a veces la cantidad de 600 mil pesos mensuales, según investigaciones asentadas en la averiguación previa PGR/SEIDO/UEIDMS/871 /2014, de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos en Materia de Secuestro.
Otra investigación de la misma dependencia ubica en un restorán de Plaza Sendero, en Toluca, el 28 de mayo de 2013, en Toluca, a uno de los hijos del Chapo Guzmán, José María Guzmán Magaña, a quien le decían el Pony por su bajísima estatura, reunido ahí con Salomón Pineda, padre de la primera dama de Iguala, María de los Ángeles, esposa de José Luis Abarca, para chantajearlo, a él a toda la familia Pineda, una de las fundadoras de los Guerreros Unidos. Fue en Toluca donde comenzó la más reciente disputa por la plaza de Iguala, que el Pony quería a toda costa, además de un pago por 10 millones de dólares para no matar a la madre de María. Los sucesos de Ayotzinapa, el 26 de septiembre de 2014, fueron parte de las consecuencia de aquellas narcojuntas a la vista de todos.
Un ejemplo más de que acuerdos entre jefes narcos y autoridades del Estado de México lo dio Eloísa Gutiérrez Morán, lideresa ya fallecida de la agrupación Jorge Jiménez Cantú, y a quien apresaron por oponerse en una refriega, en la calle de Morelos, al gobierno municipal priista de Laura Pavón Jaramillo (1987-1990) que pretendía quitarlos de ahí. A Eloísa le tocó tratar con muchos alcaldes, en busca de espacios para su gremio, pero fue con el panista Armando Enríquez Flores (2003-2006) que entendió que en la trama del poder había entrado ya un elemento que antes no estaba presente, al menos en Toluca.
Una noche Enríquez me llamó por teléfono para decirme que lo acompañara a una reunión con personas que querían tratar algo conmigo, y que de paso veríamos los asuntos de los permisos que estaba yo buscando. Así que me citó en un lugar de la colonia Vicente Guerrero, por el Sanatorio Toluca. No era un restorán ni nada así. Era, más bien, una oficina privada y ya estaba él cuando yo llegué. Esperamos un rato y en eso llegó la persona que quería verme. El alcalde Enríquez se levantó para recibirlo y entonces me dijeron que ese personaje era uno de los líderes de la Familia Michoacana, que estaba entrando al Estado de México después de ganarle a los Zetas las plazas michoacanas de las metanfetaminas. Lo que me pidieron fue que permitiera que mis compañeros que trabajaban en la calle también trabajaran para ellos como vendedores. Yo dije que no, y me salí de la reunión.
Otro caso en el que una autoridad se sentó a negociar con grupos narcos fue el de José Manzur, ex delegado de la PGR en el Estado de México, en el 2008. El delegado Manzur fue acusado de recibir sobornos de hasta un millón de pesos por parte de los cárteles de los Beltrán Leyva y La Familia Michoacana. El funcionario, hábil para hallar interlocución y un gerente para negociar sus pretensiones, era ambicioso y llevaba prisa, así que ofreció el mismo trato a los dos bandos, que según testigos protegidos se pagaron en efectivo. La trampa se descubrió después, cuando ya era tarde.
Los reclamos no se hicieron esperar pero no hubo respuesta que contentara a ninguno. El cobro de los daños debió resarcirse a la antigua y José Manzur, primo-hermano del ex secretario de Gobierno del Edoméx y que lleva el mismo nombre, fue separado de su encargo. Luego desapareció entre las entrañas de esa dependencia para reaparecer en 2016 en la plaza central del pueblo de El Oro, al norte del Estado de México, rodeado de guardaespaldas. Ese millón de pesos que pagaron por separado los cárteles sólo confirmó. La policía y los sistemas gubernamentales están cooptados por el narco o, como ellos se hacen llamar, crimen organizado. El ex delegado Manzur solamente siguió las reglas que se habían establecido tiempo atrás y de las que ningún funcionario de seguridad en el Estado de México ha conseguido librarse.