Redacción VCV Noticias.
Toluca, México; 17 de mayo de 2019. El Atlas de Riesgos 2018 de Toluca envía una alerta que nadie en la ciudad ha hecho caso por años: 3 mil 144 metros de la bóveda del río Verdiguel se encuentran en condiciones de riesgo inminente, y en esa misma ruta hay detectados 158 inmuebles que se encuentran sobre o junto a la bóveda; además, la longitud que recorre en la zona territorial de riesgo es de 5 mil 843 metros, extensión sobre la cual hay 240 inmuebles.
A pesar de que se han implementado algunas obras de mantenimiento y adecuaciones para aliviar el cauce, como la reconducción de la bóveda y la construcción del colector de alivio por debajo de la avenida Lerdo, entre la calles de Primo de Verdad e Ignacio López Rayón, el Ayuntamiento ha dicho que “por las características de la bóveda es complicado realizar el mantenimiento permanente (…) a esto se deben agregar las sobrecargas causadas por la creación de nuevas edificaciones, las cuales incorporan sus descargas de aguas residuales a la bóveda”.
Una de estas obras nuevas es el centro comercial Paseo Molino, propiedad de la ex alcaldesa de Toluca, Martha Hilda González Calderón, y del que se estima, costó cerca de 80 millones de pesos. El Molino tiene además un complejo de 176 departamentos de lujo y 151 oficinas, distribuidos en tres torres de 15 pisos cada una, los cuales se venden aún entre uno y medio y siete millones de pesos. Esta enorme mole ocupa una extensión de más de 7 mil 500 metros cuadrados y se comenzó a construir hace 5 años arriba de la bóveda del río Verdiguel, cuyo cauce tiene origen en las faldas del Nevado de Toluca y que originalmente se llamó Xicualtenco, “El de las floridas márgenes”. Posteriormente, en el período colonial, se le bautizó definitivamente como Verdiguel.
La obra de Paseo Molino ha debilitado ya la estructura que encierra al río y el 11 de febrero de 2015 un boquete se abrió a unos metros de la construcción, tragándose a una persona, que fue hallada muerta días después. Autoridades locales señalaron en ese tiempo que el agujero resultante surgió debió a que se unió la bóveda con un conector de agua. Para cumplir los requerimientos de la Conagua, los constructores de Paseo Molinos desviaron el curso del agua del Verdiguel, pero los ingenieros que realizaron ese trabajo advirtieron en su momento que el agua buscará de nuevo su cauce original, comprometiendo la resistencia de los edificios.
El Verdiguel fue convertido, desde que Toluca se fundó, en el canal de aguas negras de la ciudad, que hoy las recolecta y las deposita en el río Lerma, después de cruzar Otzolotepec y Temoaya. A mediados del siglo XIX comenzaron las primeras obras de adecuación y nivelación, pues en algunas partes por donde pasaba generaba inundaciones. Fue hasta 1900 que el municipio decidió embovedarlo por completo, obra que se realizó por etapas y que aún hoy debe recibir mantenimiento debido a los constantes derrumbes y boquetes que se abren por la ciudad, pues prácticamente la recorre toda, incluido Cacalomacán y la zona norte.
Según el Atlas de Riesgos de Toluca 2018, el Verdiguel alcanza una extensión de 37.15 kilómetros, de los cuales 28 todavía discurren a cielo abierto. La bóveda tiene una longitud de 8 kilómetros y sobre ella o junto a ella se construyeron 398 inmuebles.
Desde 1993 la bóveda del Verdiguel ha presentado por lo menos 20 situaciones de riesgo.