Redacción VcV
Toluca, México; 4 de noviembre de 2019. Hasta el fin de semana pasado las frías calles de la capital mexiquense habían estado exentas de asesinos seriales, al menos en las últimas cinco décadas no se recordaba algún episodio de ese tipo, pero en medio de las festividades del Día de Muertos se dio a conocer el hallazgo de tres cadáveres de mujeres en un domicilio ubicado en el número 136 de la calle Ponciano Díaz, en el Fraccionamiento Villas Santín.
La vivienda era rentada por Óscar, un presunto estudiante de Psicología en Toluca, que ya fue bautizado en las redes sociales como el “Monstruo de Toluca”. El hallazgo se dio luego de que Jessica Guadalupe Jaramillo Orihuela, de 23 años, fuera reportada como desaparecida desde el 24 de octubre pasado, sus padres solicitaron a la Fiscalía General de Justicia del Edoméx que catearan el domicilio del novio y al hacerlo fue encontrado el cuerpo de Jessica dentro de una bañera.
Esa no fue la única escena de terror que encontraron las autoridades durante el cateo, pues además del cuerpo de Jessica localizaron dos cadáveres más de mujeres. Los cuerpos mutilados fueron escondidos en diversas partes de la casa, una estaba en la cisterna y la otra sepultada en el patio.
Óscar ya es buscado por las autoridades mexiquenses, aunque algunas versiones apuntan que al estudiante se le pudo ver abandonando el domicilio con una maleta desde hace algunos días.
Y aunque la capital mexiquense y en general el valle de Toluca habían estado ajenos a episodios de asesinos seriales, se recuerdan sangrientos asesinatos que hicieron que se le erizara la piel a los amodorrados toluqueños.
Uno de los asesinatos más recordados fue el del padre Ricardo Crespo, párroco de la iglesia de El Ranchito, en Toluca, muerto en febrero del 2000 por los hermanos Osvaldo y José Valdés, de 15 y 16 años, quienes para “desaburrirse” atacaron al religioso con un picahielo, lo ataron a la cama de pies y manos con lazos que encontraron en el cuarto y por más de dos horas se dedicaron a humillarlo y lastimarlo, hasta matarlo lentamente para robarle dinero que -se supo más tarde- fueron utilizados para comprar un Nintendo, unos tenis y un reloj.
De acuerdo con las crónicas de aquellos días, cuando el cadáver del religioso fue hallado, dos días después, éste mostraba 17 heridas de arma blanca y huellas de tortura, además de rastros de orina por todo su cuerpo. “El padre oraba por nosotros y nos perdonaba mientras nos reíamos a carcajadas. Luego, cuando el prelado expiró, le colocaron un recado que decía: “¡Viva la familia!”, relataron los asesinos al ser detenidos.
Una semana después los hermanos Osvaldo y José Valdés cometieron un triple homicidio en contra de Ana María, Salvador y Rosa María Leglisse, el triple crimen se cometió en el número 209 de la calle Leona Vicario, en pleno centro de Toluca.
Al igual que en el caso del párroco, las víctimas fueron torturadas con arma punzocortante, las mujeres presentaban al menos veinte piquetes en pies y manos, y el hombre, quien trabajaba en la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, fue asfixiado, fue encontrado boca abajo, con pies y manos atados.
Otro de los asesinatos que consternaron a los habitantes de Toluca fue el de José Francisco de Jesús Roldan Arriaga, quien fue bautizado como “El descuartizador de Toluca”, ya que en 1992 desmembró a su sobrino y la novia de éste y esparció los restos en varios puntos del Valle de Toluca. El hombre secuestró, violó, apaleó y desmembró aún con vida a su sobrino Julio César con quien -se dijo- tenía una relación, los restos fueron encontrados en la terminal de autobuses, Ciudad Universitaria y San Pedro Totoltepec, el crimen se resolvió diez años después.
En abril de 2012 fue asesinado en su casa de Toluca el poeta y traductor tapatío Guillermo Fernández, su cuerpo fue encontrado en su domicilio con pies y manos atados y rastros de tortura.
A la fecha su muerte no se ha esclarecido y el único rastro que dio a conocer la policía mexiquense fue que antes de ser asesinado, el poeta había organizado una fiesta en su domicilio.
En octubre de 2017 fue encontrado también el cuerpo sin vida del catedrático de Toluca, Juan Carlos Velázquez Mena, en medio de un charco de sangre, semidesnudo y con varias puñaladas.
El cadáver fue localizado por su papá en el segundo nivel de un domicilio ubicado en la calle Fuente de Ninfas, esquina con Paseo Afrodita, en la unidad habitacional Infonavit San Gabriel.
En junio de 2014, Luis Eduardo Avilés asesinó a los padres y hermana de su novia en la colonia San Salvador Tizatlalli de Metepec.
Según los primeros relatos, el joven llegó a la casa de su novia donde tuvo una discusión con la mamá, tras lo cual vino el estrangulamiento de la señora Rosa María Tapia, a quién ocultó en el ropero para evitar sospechas.
Sin embargo, la hija menor de la mujer y hermana de la novia de Luis Eduardo llegó para saber lo que estaba pasando y también fue estrangulada por el sujeto.
Horas después y ya en presencia de su pareja, Avilés Reyes dio muerte al papá, Demetrio López, quien en un primer momento trató de defenderse con un cuchillo, pero la habilidad y ventaja del joven hizo que también perdiera la vida a puñaladas.
Mientras que en el Estado de México en las últimas dos décadas han saltado a la palestra mediática tres asesinos seriales que operaban en el Valle de México, algunos sanguinarios y carniceros como el «monstruo de Ecatepec», quien degollaba, violaba y se comía a sus víctimas; antes que él, fueron detenidos la “Degolladora de Chimalhuacán” y César Armando Librado Legorreta, “El Coqueto”, quien violó y asesinó a seis mujeres.