Miguel Alvarado: texto. Ramsés Mercado: imagen e información. Brenda Cano: diseño.
Toluca, México; 17 de mayo de 2022.
Ser bombero en México representa muchas cosas. Quitando que es un honor desempeñarse en ese cuerpo y que la mecánica de la profesión los pone ante retos que nadie más acepta, que salvan vidas y previenen catástrofes, al bombero nadie lo rescata. Al contrario, es una de las profesiones más riesgosas del mundo y en este país una de las peores pagadas y reconocidas por el gobierno, que en México controla las actividades de rescate y de protección civil.
En Toluca, durante los dos años que la pandemia de coronavirus golpeó a la ciudad, a los bomberos los abandonó la administración del anterior alcalde de Toluca, el morenista militante del PAN Juan Rodolfo Sánchez Gómez, que no les pagó quincenas, primas vacacionales, pagos retroactivos ni aguinaldos de 2021 y los condenó a trabajar sin equipo adecuado, a pagar la gasolina de los carros-tanque. El 31 de diciembre ellos miraban los trajes hechos trizas, quemados, inútiles, y que de todas maneras debían ponerse para trabajar.
Ese año, en Toluca tampoco hubo aumentos de salario, ascensos ni homologaciones. No hubo nada, excepto despidos y maltrato. Por eso, que el joven Diego Méndez Díaz encare con amor y arrojo su profesión es de admirarse. No trabaja en Toluca, pero sí en Ocoyoacac, en el Estado de México, una entidad en la que 50 de 125 municipios no cuentan con cuerpo de bomberos y, en cambio, se requieren al menos 14 mil elementos más, que no los hay porque no hay dinero para pagar por esas plazas.
En medio de todo eso, Diego participó hace unos días en una competencia inusual, la carrera vertical que se organiza en la Torre de Reforma, la cual completó en 15 minutos y 30 segundos. Se trata de subir por las escaleras del edificio lo más rápido que se pueda, lo cual no es fácil, menos cuando se ha tenido covid, que le dejó secuelas pulmonares. Subir los 53 pisos cargando los 25 kilos que pesa el equipo completo de un bombero es una hazaña.
Diego sonríe y dice que se prepara en la estación de bomberos, donde hace ejercicio. Entre cinco y seis de la mañana se viste con toda la indumentaria que tiene a la mano y sube y baja escaleras. Luego entrega su turno y se pasa al gimnasio o se va a correr.
-El equipo estructural está compuesto por las botas, el pantalón, el chaquetón, el caso y los guantes, a los que hay que añadir el equipo de respiración- dice, y anuncia que entrará a una carrera en la CDMX.
Si se quiere ser bombero, se debe sacrificar también el tiempo con la familia. Eso es loque ha sucedido con Diego, quien afirma que “esos detallitos” son los que más cuestan. Acompañar a los niños a la escuela, desayunar con ellos, estar con su esposa es incluso más pesado que todo el ejercicio que hace.
Hay otra competencia que le hace guiños a Diego. Se trata del “Superbombero”, una competencia en equipo que se hace a nivel internacional, que además de atractiva se ha convertido para el competidor en una especie de símbolo de supervivencia.
-Yo estuve enfermo de covid y el médico me dijo que tenía que dejar mi profesión, pues no podría trabajar por la pneumonía que se me desarrolló. Así que aunque consideré dejar mi carrera y dedicarme a otra cosa, hice un esfuerzo y lo sigo haciendo. La preparación física me la inculcaron desde pequeño. Yo soy originario del pueblo de Ocoyoacac y estuve enfermo un mes- dijo.
Ser bombero no es fácil. Una reforma ha promovido que la Ley de los Cuerpos de Bomberos del Estado de México se integren al sistema estatal porque los municipios los abandonan. “No todos los municipios tienen un cuerpo de bomberos, muchos trabajan como voluntarios, no tienen seguridad social ni equipamiento. Antes de la actual Legislatura, en Toluca una tienda de telas se consumió porque no había equipamiento y en Ecatepec apagaban los incendios a cubetadas”, decía el diputado local Max Correa hace un año.
Por otra parte, la entidad ocupa el primer lugar en incendios forestales, y los combatientes de Probosque, una entidad estatal, apenas puede pagar salarios. El dos de mayo de 2022 dos brigadistas murieron en Zacazonapan trabajando en lo que ellos denominan la línea de fuego. Su precariedad abre otra brecha que el gobierno ha desatendido pese a conocer el precario estado laboral en el que viven los trabajadores.
En la competencia de la Torre de Reforma participaron bomberos de Jalisco, Nuevo León, Tlaxcala, Estado de México, Ciudad de México, de los Estados Unidos, así como algunos civiles.