Toluca, México
Miguel Alvarado: texto. Ramsés Mercado: imagen.
“Un nuevo comienzo”, dice Delfina Gómez que es este momento político para el Estado de México y ha intentado ratificarlo o enunciarlo con un video, proyectado en uno de los patios del palacio de Gobierno. Todavía no es gobernadora oficialmente pero ya se comporta como una, como una más y ocupa el enorme edificio con las mismas ceremonias que ejecutaban los priistas que, técnicamente, todavía no terminan su ciclo y se van -se largan, dicen afuera los simpatizantes morenistas que están orgullosos de Gómez y del partido. Afuera, también, en la calle, adentro de una jaula que ellas mismas construyeron, están cuatro mujeres que cumplen ahora mismo cuatro días en huelga de hambre en protesta por el encarcelamiento injusto de sus hijos. Nadie las molesta, es cierto, pero también nadie se les acerca. Es el campamento de Haz valer mi libertad, al que Alfredo del Mazo desdeñó por más de 100 días y no se dignó ni a voltearlos a ver. Prefirió acudir a la develación de una estatua, la del dueño del Toluca, Nemesio Díez, que bajar de su oficina, cruzar la puerta principal y sentarse a escuchar a las familias afectadas. No lo hizo antes y no lo hará ahora que sus minutos están contados y él sueña con aterrizar en España.
A ese campamento tampoco se ha acercado nadie del equipo del “nuevo comienzo” de Gómez, a pesar de que ha ido por lo menos ocho veces al palacio desde que ganara las elecciones, en junio de 2023. Ha dejado a Leidy Plácido con la palabra en la boca, con la mano estirada y ha preferido subirse a su camioneta para irse lo más pronto posible.
“No queremos a otro Del Mazo en el poder”, han reclamado organizaciones de buscadores de personas desaparecidas también, que saben de la importancia que reviste el que un gobierno apoye a estos colectivos. Pero hoy no día para eso sino para que Delfina y su nueva era comiencen de manera anticipada un sexenio de cuyo futuro no se sabe gran cosa, excepto que el gobierno estatal será determinante para ayudar a ganar las elecciones presidenciales del 2024. Eso, y la presentación de la nueva imagen de la administración mexiquense, que por fin sustituirá a las oligofrénicas iniciales de Alfredo del Mazo. Su usará el dibujo de un colibrí, matizado con los colores de Morena, el partido de Gómez, que mezcla el guinda con algunos ocres. La frase que de ahora en adelante leeremos como parte de publicidad oficial dice “Estado de México. ¡El poder de servir!”. Volando ese colibrí de izquierda a derecha, su paleta de colores pretende ser hasta la abolición de la pigmentocracia, que no podrá borrarse ni por decreto.

De negro, sobria y elegante, Delfina presidía la reunión de la presentación de parte de su gabinete, que por fin sería oficializado. No hay que olvidar que afuera, pero al otro lado de las puertas del palacio de gobierno, las mujeres en huelga de hambre se sostienen con agua solamente. Esto porque en el video de bienvenida la voz del narrador dice que “no más corrupción, nunca más los privilegios” Es inevitable comparar las publicidades triunfalistas que elaboraba el Grupo Atlacomulco con ésta, que marca el inicio de la era de Gómez porque realmente no se diferencian en nada.
Solamente es un video y realmente no tiene importancia, aunque no sea así. Entonces Horacio Duarte toma la palabra. Él será el secretario general de Gobierno y la parte operativa más importante en el esquema de la gobernadora. Pronuncia entonces palabras como honestidad, austeridad, sobriedad, valores, que “estarán presentes en el gobierno de Delfina Gómez”. Y al colibrí aparecía en el atril que usaron los oradores. Grandeza, esperanza, institucionalidad, bienestar, renovación volvieron a aparecer en otro video. Igualdad. Tradición. Futuro. Confianza.
Por fin Gómez habló y lo primero que dijo fue que se ponía a las órdenes de los medios de comunicación, un mensaje que fue casi como un cariño. “Nos interesa tener una relación muy estrecha entre el gobierno estatal y los medios de comunicación. Hago ese reconocimiento a todos ustedes y quedamos a sus órdenes también para fortalecer esa comunicación”, dijo ella, en tono diametralmente opuesto al usado por la senadora morenista Martha Guerrero, quien antes de que iniciaran las campañas de este año, en una reunión pública, dijo que los medios deberían “cuidarse” si Morena llegaba al poder.

Sí, austera porque la pared que le servía de presídium apenas estaba decorado con los colores guinda y blanco. Ahí andaba Higinio Martínez, quien más tarde sería nombrado como jefe de “Proyectos especiales”. Él, que cree que merecía ser el candidato en lugar de Gómez, entrará a ese encargo todavía de atribuciones misteriosas, pero que suena a que podrá meterse a todas las áreas importantes. Luego, leyó los nombres y cargos de algunos integrantes del primer gabinete.
Secretaría General de Gobierno: Horacio Duarte Olivares.
Secretaría de Seguridad: Andrés Andrade Téllez. Secretaría de Finanzas: sin titular aún.
Secretaría de Salud: Macarena Montoya Olvera.
Secretaría del Trabajo: Norberto Morales Poblete.
Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación: Miguel Ángel Hernández Espejel.
Secretaría de Bienestar: Juan Carlos González Romero.
Secretaría de Desarrollo Urbano e Infraestructura: sin nombramiento.
Secretaría del Campo: María Eugenia Rojano Valdés.
Secretaría de Desarrollo Económico: Laura González Hernández.
Secretaría de Cultura y Turismo: Nelly Carrasco Godínez.
Secretaría de la Contraloría: Hilda Salazar Gil.
Secretaría del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible: Alhely Rubio Arronis
Secretaría del Agua: Pedro Moctezuma Barragán.
Secretaría de las Mujeres: Mónica Chávez Durán.
Secretaría de Movilidad. Daniel Andrés Sibaja González.
Consejería Jurídica. Jesús George Zamora.

Afuera, en la calle de Lerdo, las cosas no concordaban con el espíritu del colibrí y su mensaje de un nuevo comienzo. Un periodista del diario local Portal consiguió entrevistar a dos de las mujeres en huelga de hambre, que fueron retenidas por un cordón de la policía cuando volvían de los servicios sanitarios cercanos. María Luisa Montoya, madre del sentenciado Carlos Alberto Montoya, dijo que “es la misma represión de siempre. Desde hoy nos negaron el acceso a los baños en el palacio de Gobierno”. La policía tampoco dejó pasar a un médico que iba a revisar el estado de salud de las mujeres. La avenida Lerdo fue bloqueada por camiones de carga y después por vallas y patrullas, que encapsularon a las mujeres y a las huelguistas, que se quedaron atrapadas en su carpa, sin poder ni siquiera ir al baño. Fue hasta las seis de la tarde que las vallas pudieron ser abiertas por los familiares, que pasaron a ver a las mujeres.
Todavía se trata del gobierno de Alfredo del Mazo, dice Laidy Plácido, que ha llegado a calentar un poco de café al campamento. Delfina Gómez tampoco se asoma y sus primeras palabras parecen ser parte de un árido discurso de conciliación en el papel, pero no en lo que realmente podría hace desde ahora. Los trabajadores del gobierno se apresuran a armar las estructuras que sostendrán carpas y templetes el 15 de septiembre. Porque mañana, el día 14, Gómez tomará protesta. Todavía le quedan tres días de poder al primo-hermano de Enrique Peña.