5 mayo, 2024

Tlacaxipehualixtli: el mes azteca del pozole humano

Tlacaxipehualixtli: el mes azteca del pozole humano

Alma Bernal: texto. Brenda Cano: diseño.

Toluca, México; 25 de marzo de 2023

Las sociedades mesoamericanas, en general, llevaron un registro muy exacto de los fenómenos astronómicos y muchas de sus edificaciones estaban consagradas a observar los astros y de esta forma poder calcular los tiempos de sembrar y cosechar los diferentes productos necesarios para su subsistencia. En el mes que es ahora marzo y que entre los mexicas se conocía con el nombre de tlacaxipehualixtli, tenían lugar varias ceremonias religiosas para anunciar el renacimiento de la naturaleza.

Las celebraciones estaban dedicadas a Xipe Tótec (Nuestro Señor el Desollado), dios de lo que ahora consideramos la primavera, pues en marzo se comenzaban a preparar los campos para iniciar la siembra de temporal que se recogía en los meses de octubre y noviembre. Los festejos tenían lugar del 5 al 24 de marzo y los ritos principales eran los sacrificios, en especial los dos últimos días de la celebración que coincidían prácticamente con el inicio de la primavera.

Los primeros días se hacía un martirio de los guerreros que habían sido capturados en batallas. Se usaba un arma de obsidiana para extraer su corazón, en la piedra situada en la parte alta de las escalinatas, a la entrada del templo, al morir el guerrero, los sacerdotes se disponían a desollarlo. Los sacerdotes se confeccionaban una especie de capa con la piel que utilizaban los casi 20 días de festejos. Lo que quedaba de los guerreros inmolados se arrojaba a los asistentes, que frenéticos y llenos de fe, se arrojaban para conseguir un pedazo, que luego cocían con granos de maíz y chile, guiso que en nuestros tiempos conocemos como pozole.

Los últimos dos días se realizaba el gran evento llamado temalacatl, el cual consistía en enfrentar al mejor guerrero, capturado en el año pasado, con objetos de papel y plumas, en contra de los cuatro guerreros más fuertes de México-Tenochtitlán, que portaban escudos y armas de obsidiana, de esta forma se aseguraban de tener una buena cosecha.

La primavera representa un renacer. Su nombre encierra el primer verdor (el término “prima” proviene de primer y “vera” de verdor).

Su inicio llega con el equinoccio de primavera, entre el 20 y 21 de marzo para el hemisferio norte, que es donde se encuentra México. El equinoccio es un fenómeno que representa el equilibrio y la dualidad, ya que es el momento en el que la duración de los días y las noches son iguales.

La primavera trae consigo un reverdecer de árboles, la polinización y una sensación de vida, juventud y vigor. En hombres y mujeres se hacen presentes el enamoramiento, la euforia y las alergias. Todo se potencia.

En muchas culturas, incluso las antiguas, simboliza una renovación. Y es común ver a personas que acuden a las pirámides de Teotihuacán y Chichen Itzá a cargar energía. Pero, ¿esto realmente ocurre?

El castillo impresionante

Chichén Itzá es un castillo impresionante, con 9 cuerpos escalonados de 60 metros de lado por 24 de altura. Cada lado tiene 91 escalones, los cuales, sumados con la plataforma en su parte superior, nos dan los 365 días del calendario solar.

¿Coincidencia? Los mayas son conocidos por sus vastos conocimientos astronómicos, así que cuando se descubrió en la década de los treinta que en el equinoccio se presentaba un fenómeno, ahora llamado el descenso de Kukulkán, de inmediato se asoció a esta fama y se volvió un evento muy atractivo para los visitantes.

Lo que ocurre es que cuando el sol se pone, se proyectan sombras sobre la cara norte de esta imponente construcción, generando un efecto óptico en el que pareciera que la serpiente emplumada va descendiendo por las escalinatas.

Sin embargo, los especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), han argumentado que en ningún documento prehispánico se relaciona la llegada del equinoccio de primavera con el hecho de poder cargarse de energía en las zonas ceremoniales, por lo que calificaron que es una “invención”, aunque como se mencionó anteriormente, la radiación solar sí influye en nuestras conductas.

Hasta donde se sabe, precisan los expertos, los equinoccios no tenía ningún significado en Mesoamérica, ni para los mayas, al parecer no tenían concepto de equinoccio tal y como se define la astronomía moderna. De hecho, hay muchas culturas antiguas del mundo que no tenían concepto alguno del equinoccio, por lo que este fenómeno no podría haberse buscado expresamente.

Sin embargo, otro fenómeno fascinante en este mismo lugar es escuchar el canto del quetzal mediante un simple aplauso.

El quetzal era un ave sagrada para los mayas y estaba asociado a la representación de Kukulkán. Por habría dudas, Kukulkán es el paralelo de Quetzalcóatl en la cultura mexica.

almabernalt2022@gmail.com

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