7 diciembre, 2024

Nación otomí: sin idioma no hay país

Nación otomí: sin idioma no hay país

Brenda Cano: diseño. Ramsés Mercado: imagen e información. Miguel Alvarado: texto.

Temoaya, México; 21 de febrero de 2023

Son las 10:15 de la mañana y en su celular aparece ya una calcomanía electrónica que muestra una carita amarilla guiñando un ojo. Y debajo de ésta, la palabra “Jamadi”, que en otomí quiere decir “gracias”. Un fondo negro ayuda a resaltar el diseño que usa poderosos colores amarillos y rosas, y que combinan el limitado pero extendido lenguaje de los emoticones -una carita circular que denota alguna emoción elemental, como la tristeza o lo contrario- con palabras originarias de una de las lenguas maternas del valle de Toluca.

Se trata de una iniciativa del gobierno de Temoaya, un municipio otomí al norte de Toluca, que trata de fomentar el uso del otomí como antes se hacía, y que se ha ido perdiendo en el proceso de desculturización que ha impuesto el español como primera lengua a los pueblos indígenas, que han vivido en la región más de 500 años y que han sobrevivido a las conquistas de los azteca primero, de los españoles después, y ahora de la sociedad mexicana, cuya influencia tiende a desaparecer tradiciones e idiomas, así como a absorber y desintegrar las culturas implacablemente.

Esto se demuestra hasta con el título que lleva el programa que impulsa Temoaya, porque le ha llamado “Stickers en otomí”, un raro sincretismo que genera un extraño juego de contrasentidos, y que ha sido lanzado al público precisamente hoy, cuando se celebra o conmemora el Día Internacional de la Lengua Materna. En esta región, a los otomíes se les identifica como la Nación Ñatho y el proyecto de las estampillas digitales, que pueden obtenerse de manera gratuita en el portal www.temoaya.gob.mx -no cuenta con una versión traducida al otomí, excepto para el apartado de las calcomanías- intenta precisamente eso, rescatar uno de los idiomas maternos de la zona.

María de la Cruz Rubio, una de las participantes en este programa apunta que “significa mucho porque así trascendemos más, nos vamos a dar a conocer, más gente nos va a ver y es un orgullo para Temoaya y que se sepa el significado”. Y después pone algunos ejemplos acerca del alcance del programa. En otomí “señor” se escribe “za_ya”, pero se pronuncia como “zoya”. El plan de rescate del idioma incluye entonces una interacción con usuarios de la página web que tengan dudas acerca del idioma y su constructo. Las preguntas que se envíen serán respondidas.

“Parece que por ser indígenas no tenemos derecho a la tecnología, pero hoy en día hasta los niños indígenas la usan. Ya estamos a la vanguardia y nuestra riqueza que es nuestro idioma, nuestra vestimenta, la cocina, la medicina ancestral se van a dar a conocer. Ahora con el programa se muestran palabras, pero más adelante se enseñarán frases», dice De la Cruz, quien refiere que ahora son 204 las palabras que se dieron a conocer con las calcomanías.

De acuerdo con el portal web Pueblos Originarios “las lenguas otomíes forman parte de la oto-pame de la familia lingüística otomangue, una de las más antiguas y diversas del área mesoamericana. Se cree que las lenguas oto-pame se han separado de las otras lenguas otomangueanas alrededor del 3500 a. C. Dentro de la rama de otomí, Proto-Otomí parece haberse separado de Proto-Mazahua hacia el 500 a. C. Alrededor del año 1000 d. C., Proto-Otomí comenzó a diversificarse en las variedades otomí modernas. […] Según la Ley de Derechos Lingüísticos de México del 13 de marzo de 2003, el otomí es reconocido como una lengua nacional, junto a otras sesenta y dos lenguas indígenas y el español”.

Para los habitantes de habla otomí en Temoaya no ha sido fácil conservar el idioma originario, porque el municipio se encuentra en una región migrante que con los años ha ido sustituyéndolo, por imposición del español, de las dinámicas laborales, de los nuevos pobladores, de lo ecológico y hasta de “la pena” que a algunos les causa hablarlo. No es el único municipio en el que se habla otomí, y entre ellos se pueden contar Acambay, Aculco, Chapa de Mota, Ixtlahuaca, Jilotepec, Lerma, Morelos, Otzolotepec, Temascalcingo, Timilpan, Villa del Carbón y Xonacatlán, todos ubicados en el centro y la parte norte del Estado de México.

“Un punto sumamente importante, es que a pesar de que la comunicación no se realice siempre

por medio de la lengua otomí […] el español se refunsionaliza al interior de la estructura cultural indígena, ya que vehiculiza, por medio de vocablos en castellano, una simbólica asumida como propiamente otomí […] sin que el medio verbal altere su carácter significativo para con la comunidad otomí; de esta suerte, el castellano se integra a la cosmovisión indígena. Paralelamente, y por medio de estos canales de comunicación que concretan el campo de comunicación (símbolos y lenguas otomí y español), los miembros de la comunidad otomí interactúan entre ellos mismos, reproduciendo dialécticamente el mismo campo de comunicación”, considera el especialista de la Universidad Autónoma del Estado de México, Juan Luis Ramírez Torres, en un ensayo contenido en el libro “Cultura, Símbolos y Significados en la Etnicidad Otomí”.

Pero es la maestra Karla Victoria Rincón Peña quien afirma tajante que “la globalización, al amparo del neoliberalismo, ha generado la pérdida de los conocimientos tradicionales en Temoaya”, y afirma que esta pérdida de características culturales tradicionales “implica la pérdida de significados e interpretaciones sobre los fenómenos que acontecen en el medio natural”, lo cual quiere decir que las costumbres, que incluye hasta la gastronomía y por supuesto el idioma, se van pulverizando a pesar de que existan intentos de rescatarlos.

Un poema, Ro mähki hñä  o La palabra sagrada, de Serafín Thaayrohyadi y traducido por Julio César Mejía, ilustra el problema del idioma de manera magistral:

ME HÑÄTHO

Mä tsi megö

Hin gi ja ri ts’e:di

Pa gi nzohki ko na’ñu hñä.

Di ne go mpöhö

Di ne go o:de

Ri hñä ga tsi le:ngu xuhtsi.

Di ne gi xihki:

Mä tsi t’u:ki

Gi ‘bu:’mä tsi mu:i.

Tu’ ro hñä

Da ndo:nu: mä hñähu:

Da mbu: ro ngande hmä.

Da bo:ngi ri ne ro chala do’.

La traducción al español nos entrega lo siguiente:

Lengua madre

Madrecita mía

No te esfuerces

Por hablar lenguas extrañas.

Quiero alegrarme

Quiero escuchar

Tu lengua de niña.

Quiero que me digas:

Hijo mío

Estás en mi corazón.

Siembra la palabra

Que florezca nuestra voz

Que retiemble el mensaje antiguo.

Que de tu boca emane el tesoro.

El Día de la Lengua Materna tiene como objetivo preservar idiomas y dialectos, pero también proteger las lenguas que se encuentran en peligro de desaparecer.

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