13 noviembre, 2025

Lozoya: el origen de la amistad con Odebrecht

Lozoya: el origen de la amistad con Odebrecht

Miguel Alvarado/ Segunda parte

Toluca, México; 4 de septiembre de 2020. En noviembre de 2011 Emilio Lozoya había sido nombrado coordinador de Asuntos Internacionales del equipo de precampaña de Enrique Peña. En realidad su trabajo consistía en pasar la charola en busca del patrocinio de empresas privadas porque algunos gastos como el de la contratación de asesores electorales nacionales e internacionales eran muy altos. Un año después, ya ganador y parte del equipo de transición del flamante presidente, a Emilio Lozoya se le hizo fácil aceptar la cartera de Asuntos Internacionales, otra entelequia que no le servía para nada al país, aunque desde ahí se hicieron los primeros contactos para promocionar al nuevo gobierno. En otras palabras, Lozoya fue siempre el emisario en busca de capital para sus dos jefes, Enrique y Luis.

Los Golden Boy’s pueden decir que ganaron los procesos electorales ellos solos, casi sin la ayuda de su partido. Fantoche y desmesurado, ya encarrerado en los procesos electorales, el grupo de los Golden Boy´s buscó afanosamente el dinero que necesitaba para financiar una campaña presidencial que a todas luces resultaría infinitamente más cara y rebasaba el presupuesto que el IFE les otorgó porque se empeñaron en hacer trampa. La verdad, para ellos, era que valía la pena arriesgarse porque el poder que adquirirían sería también garantía de impunidad. Para ellos, el rival a vencer era Andrés Manuel López Obrador, como lo sigue siendo hoy.

Todo comenzó en 2009 cuando Emilio Lozoya Austin, hijo de un ex secretario de Energía en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, conoció casi por casualidad a Luis Alberto de Meneses Weyll, representante en México de la empresa constructora brasileña Odebrecht.

Y así, como por casualidad, Meneses comenzó a coquetear con Emilio Lozoya, quien ingenuamente, o al menos así lo hace parecer en la denuncia de hechos que realizó el 11 de agosto de 2020 ante la Fiscalía de la República, la cual consta en las carpetas FED/ SEIDF/ UNAICDMEX/ 0000289/ 2019 y FED/ SEIDF/ CGICDMX/ 0000117/ 2019, le dio consejos y contactos para que hiciera negocios con empresarios de Veracruz, Hidalgo y el Estado de México, pero también lo relacionó con capitales de los Emiratos Árabes Unidos, Europa y América Latina. Ladino, De Meneses supo que Lozoya siempre harían lo que le pidieran si se le pagaba bien, a tiempo, y además se considerara siempre la participación de Enrique Peña y Luis Videgaray.

Ahora se sabe que De Meneses está relacionado en los casos de corrupción del ex presidente peruano Alejandro Toledo, y su nombre se menciona además en investigaciones contra la ex presidenta brasileña Dilma Rousseff y Lula da Silva. Él fue uno de los primeros en abrir la densa cortina de corrupción de Odebrecht en México, pues había sido testigo de un soborno por seis millones de dólares a Emilio Lozoya para que facilitara negociaciones con el gobierno de Peña. El propio De Meneses lo dice, en una declaración al gobierno de su país: “decidí invertir y materializar en algo que venía ocurriendo en los últimos años, principalmente para posicionarnos ante una eventual victoria y un eventual posicionamiento de él (Peña) en el futuro gobierno”, según una publicación del portal mexicano de investigaciones Quinto Elemento Lab.

De Meneses se movía en su ambiente cuando encontraba funcionarios como Peña, Videgaray o Lozoya, porque sabía de su naturaleza y su don negado para la honestidad. Así, el soborno por seis millones de dólares que habría ofrecido a los mexicanos en realidad sucedió al revés. Fue Lozano, quien sentado en la cafetería de El Globo, en Prado de Sur de las Lomas de Chapultepec en la ciudad de México, le dijo a De Meneses que aportara esos seis millones para financiar las ambiciones políticas de su jefe. Eso lo hizo, dice el mismo Lozoya, instruido por Luis Videgaray, pero a De Meneses le juró que se trataba de una petición directa de Peña Nieto. Según Lozoya, el dueño de la empresa brasileña, Marcelo Odebrecht, le había ofrecido ya dinero a Peña desde que era gobernador del Estado de México y ahora lo único que hacía el mexiquense era tomarle la palabra.

-Yo lo veo bien- le respondió De Meneses, sentado frente a él en esa cafetería.

Pero aunque De Meneses lo viera bien, los montos al final no fueron los solicitados, porque Odebrecht les dio solamente cuatro millones de dólares, y con eso se debió trabajar en un principio. Un primer esbozo de esa donación determinaba que 2.5 mdd irían directamente a la campaña de Peña, y Luis Videgaray, al saberlo, decidiría que se utilizarían para el pago de asesores que para ese momento ya se habían contratado.

– Tú concéntrate en captar recursos, Emilio- le dijo Videgaray a Lozoya, quien se llevaría, él solo, 1.5 millones de dólares nada más por hacer lo que había ya hecho. En esa primera ronda nadie ganaría tanto como él, que también se ocupaba de mantener esas operaciones en el mayor secreto posible. Lozoya depositó el dinero que le tocó en la cuenta 0240-88097460T, que pertenecía a la empresa Tochos Holding Limited, que era de su propiedad y usaba para sus negocios personales.

-Se me hizo fácil- dice Emilio Lozoya- proporcionarle a Luis Alberto de Meneses una cuenta corporativa con la que contaba desde hace años una de mis empresas que tenía en Suiza, ya que durante muchos años viví y laboré en dicho país. La empresa que yo señalé y a la cual depositó el dinero se llama Latin America Asia Capital Holding Ltd, empresa que yo compré en el año 2009 o 2010, desde la cual, de manera unilateral, nombré beneficiaria de la misma a mi hermana Gilda Susana Lozano Austin. Esto, recuerdo, fue a principios de 2012, antes de que asumiera mi cargo público en México como director general de Pemex.

Pero si a Lozoya se le hizo fácil, a los de Odebrecht se les hizo todavía más fácil depositar el dinero prometido desde una empresa offshore llamada Innovation Research Engineering and Develompment Ltd, utilizando al Meinl Bank Ltd, que estaba ubicado en la Antigua, en el mar Caribe, para tales transacciones. Según Lozoya, de esta forma se depositaron 3 millones 150 mil dólares. Los restantes 850 mil serían entregados en efectivo por una socia de los brasileños llamada Fabiola Tapia Vargas. Entre el 20 de abril y el 30 de junio, en diversas cantidades, Odebrecht depositó los 4 millones acordados y ya con el dinero en la mano, Lozoya recibió instrucciones de realizar pagos a consultores y asesores. Y esos pagos fueron muy puntuales: las operaciones de liquidación comenzaron el 4 de mayo de 2012 y en diferentes fechas al despacho de Dirk, Zavala y Rubarth le pagaron 200 mil dólares. A International Strategic Solutions le dieron 35 mil dólares. A Bean LLC le hicieron llegar 40 mil dólares. José Eshkenazi Smeke se llevó 150 mil dólares. Llordan Sabat Consulting cobró esa misma cantidad. A The Markham Group le dieron 40 mil dólares y a Bendixen & Associates 50 mil dólares. Habría más pagos y Chlopak, Leonard, Schechter & Associates le enviarían 273 mil 211 dólares. A T. Investment Corporation 250 mil dólares. A Mauricio Sánchez 380 mil euros. En total, un millón 600 mil dólares fueron usados de esa manera y de lo cual fue testigo Rodrigo Arteaga Santoyo, “a quien me comprometo a presentar para que comparezca”, decía Lozoya muy seguro, afirmando que Luis Videgaray era quien le daba los datos de montos y cuentas a pagar y que recibía esas instrucciones en oficinas ubicadas en Montes Urales 425 y en la oficina privada de Luis, en la calle de Julio Verne de Polanco, ya como gobierno. Esas compañías expedían facturas que amparaban diverso servicios, y ninguno de ellos estaba relacionado con el tema de las campañas.


-Si alguna factura mencionaba la campaña, se les solicitaba que enviaran otro tipo de factura-dijo a quien la Fiscalía identifica públicamente como Emilio “L”, uno de los eufemismos judiciales más ridículos usados por el sistema mexicano.

Emilio Lozoya ha redactado su denuncia de hechos como una memoria de exculpación, y quien le haya ayudado a hacerlo ha tenido cuidado de remarcar que todo lo que hizo lo realizó porque debía seguir y cumplir las instrucciones de Luis Videgaray Caso.

Resulta difícil imaginar aquella pastelería del Globo, una de las decenas de empresas pertenecientes al imperio del osito Bimbo, y a Lozoya y a De Meneses platicando como si nada del plan de Peña, antes de la campaña electoral de 2012, pero así fue. Ahí, entre panes y café se daba ya forma a la reforma energética que daría paso a la participación extranjera en el sector, concretamente en la producción y el procesamiento de hidrocarburos. Ahora las empresas privadas aspirarían a ser dueñas de lo que extrajeran del subsuelo mexicano. Los trazos generales del plan reformador los conocía ya Marcelo Odebrecht desde 2010, pues en aquel año había platicado con Peña durante una visita que éste hiciera a Brasilia, en el marco de la celebración del Foro Económico Mundial, en Cartagena, Colombia, el 11 y 12 de abril. En ese periplo, a Peña le habían prometido una reunión con el entonces presidente de Brasil, Lula da Silva, pero en el último minuto fue cancelada. Marcelo Odebrecht encontró entonces la oportunidad para ser introducido al siniestro mundo político en el que se desenvolvía Peña, y lo invitó a comer. Terminado el convite, a Marcelo Odebrecht le bastaron 10 minutos para plantearle al entonces gobernador mexiquense su proyecto. Consciente de la veleidad de quienes acceden al poder sin estar preparados, Odebrecht fue breve y además se rodeó de testigos. En esa reunión, dice Lozoya, estuvieron presentes el empresario mexiquense Juan Armado Hinojosa, dueño de Grupo Higa y testaferro de las familias Peña, Montiel y Del Mazo. También iban David López, coordinador de Comunicación Social del gobierno del Edoméx, y Arnulfo Valdivia, encargado de Asuntos Internacionales. Entonces, el empresario brasileño le ofreció dinero a Peña y éste se limitó a decir que sí, pero que él no era el encargado de esos asuntos sino su mano derecha.

El viaje a Cartagena se trató en realidad de una gira de promoción que hacía escala en Colombia para atender al aburrido Foro Económico. El Grupo Atlacomulco tejía ya la maraña que al final llevaría a Peña al triunfo, a pesar de su impopularidad en tierra mexiquense y servía además para refirmar que Luis Videgaray Caso era el hombre de todas las confianzas del entonces presidenciable.

Emilio Lozoya no salió de la nada y gran parte de su brillantes se la debe a su padre, Emilio Lozoya Thalmann, un ex director del ISSSTE, ex secretario de Energía con Carlos Salinas de Gortari y practicante aventajado de lo que con el tiempo se llamó neoliberalismo. Él recomendó a su hijo que estudiara em el ITAM y que se fijara bien, que detectara quiénes estaban ahí. Si alguien influyó en Emilio Lozoya Austin para formarlo como lo que es ahora, fue su padre, quien había prefigurado la necesidad de una reforma energética para que México pudiera competir en los mercados globales. No se sabe si también habría anticipado que a esa reforma tenía que añadirse la corrupción, el despojo y la ambición de alguien como Peña, que al paso del tiempo parece convertirse en el villano más renombrado de México. Con lo corto que era, que a Peña se le ocurriera un plan tan complejo como la referida reforma, parece poco menos que imposible y por eso, si se observa a quienes lo rodearon en algún momento de su gobierno, se puede afirmar que él ha sido la continuación maravillosa del salinato. Y también por eso, a Lozoya y a Videgaray, que en realidad representa a Pedro Aspe Armella, otro funcionario del círculo íntimo de Salinas de Gortari, se les llamaba los Golden Boy´s.

En 2012 Emilio Lozoya junior tenía 37 años y se había especializado en la Universidad de Harvard. Como él mismo ha declarado, también vivió y trabajó en Europa. Conoció en Estados Unidos a la que después sería su esposa, y que lo superaba en blasones, porque la alemana Marielle Helene Eckes, nacida en 1975, es parte de la multimillonaria familia Eckes, dueña de la transnacional Eckes-Granini Group, que factura 821 millones de euros al año por la venta de jugos y bebidas. Que Lozoya pudiera darle a Odebrecht contactos en Europa, Asia y Latinoamérica se debe, en parte, al poder de la familia de su esposa. Contra ella se intenta una imposible extradición, aunque Marielle tendrá que responder también en Alemania porque en su país está acusada de otro caso que involucra lavado de dinero.

Nadie podría anticipar que los Golden Boy´s de Peña terminarían acorralados y perseguidos. Lozoya, incluso, había sido distinguido como uno de los 192 Jóvenes Líderes Mundiales en el Foro de Davos, en 2012 y después, gracias a la influencia de la poderosa familia de su esposa, consiguió trabajo como director para América Latina del Foro de Davos. Sí, todo un triunfador.

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