Miguel Alvarado: texto. Ramsés Mercado: información e imagen. Brenda Cano: diseño.
Salazar, México; 20 de junio de 2022.
Los dos buzos enviados a buscar rastros de Manuel Alberto Velasco Flores se sumergen en las aguas de la presa de Salazar, en el parque nacional de La Maquesa. Para eso escogen una orilla que tenga ciertas características, que permita entrar caminando. En una de las orillas, la madre de Alberto observa. Parece tranquila, pero no lo está.
Fue el 4 de febrero de 2021 cuando vieron al joven, de 32 años, por última vez, en la alcaldía de Álvaro Obregón de la Ciudad de México. Lo buscan aquí porque la última geolocalización ha dado coordenadas de La Marquesa. Quiere decir que por lo menos su teléfono se encontró en esa zona en algún momento. Ahora los buzos se adentran y sumergen con cuidado de no enredarse en los lirios y la búsqueda da inicio.
La madre del joven desaparecido lo ha buscado por todos lados y apunta que esta acción pretende descartar a La Marquesa y concentrarse en otros puntos. Aunque ha pasado un año y medio, Isabel Cristina Flores Romano no se resigna a dejar de buscar.
“Él se salió de la casa, para platicar con algunos vecinos. Fue la última vez que lo vi. Las autoridades me han apoyado bastante y por eso podemos buscarlo todavía. En abril del año pasado se le dio aviso al Estado de México, donde se han realizado investigaciones. Hicieron formatos para la prensa y genéticas para otros estados gracias a la Comisión de Búsqueda mexiquense”, dice la madre, mientras observa el movimiento de los buzos y recuerda que su hijo se dedicaba a colocar láminas para pisos, pero que en la pandemia debió buscar otras ocupaciones. El día que desapareció iba a entregar un pedido de baberos, y lo último que se supo de él es que estaba en Cuajimalpa.
Una búsqueda de este tipo es complicada. El primero escollo lo representa la saturación de solicitudes que familias que buscan a desaparecidos, lo cual aleja demasiado las fechas asignadas. En este caso, se había pedido desde abril. Después, dependiendo de la zona, en este caso boscosa y con cuerpos de agua, los resultados están sujetos al tiempo de búsqueda. Nunca es suficiente un solo día. La zona en la que hoy se buscó está señalada por la última señal que emitió el celular del joven, lo cual no garantiza que sea hallado. Si las familias no insisten, entonces las búsquedas se cancelan.
Hoy, la madre de Manuel Alberto esperaba descartar que estuviera en el lago de Salazar y así ocurrió. Los buzos no consiguieron hallar nada, ningún indicio. Hasta el cierre de esta redacción, los equipos que se habían dispersado por los bosques cercanos no habían regresado, y no hubo después ningún aviso de hallazgo.
Salazar es un pueblo ferrocarrilero cuya vida se canceló cuando el tren México-Toluca dejó de pasar. Se convirtió en parque turístico y el embalse se quedó para uso de riego y disfrute de paseantes. Pero también es un lugar donde se han encontrado cuerpos.