15 septiembre, 2024

Narco: las lecciones de Texcaltitlán

Narco: las lecciones de Texcaltitlán

Miguel Alvarado: texto. Ramsés Mercado: información. Brenda Cano: diseño. Fiscalía Edoméx: imagen.

Toluca, México; 17 de junio de 2022.

Halley Jesús Rojas Alpízar fue denunciado como desaparecido el 13 de junio de 2022 y sus datos se hicieron públicos en una ficha de alerta de la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de México, que apareció en diversos medios de comunicación mexiquenses. Él desapareció en el barrio de San Miguel, en el municipio de Texcaltitlán.

En ese lugar, en el paraje de Palo Amarillo, a las afueras de una casa, el 14 de junio de 2022 un comando armado de la Familia Michoacana atacó a marinos, ministeriales y guardias nacionales. Pero fueron repelidos y 11 pistoleros fueron acribillados por los agentes, que ahí mismo detuvieron a 11 participantes, después de una batalla que duró más de tres horas.

El enfrentamiento de Texcaltitlán arrojó resultados diferentes a los últimos cuatro ataques de la Familia Michoacana contra fuerzas del Estado. El primero es que esta vez los abatidos se contaron del lado de los sicarios y que los agentes pudieron defenderse adecuadamente. Pero ahí donde los cuerpos quedaron tirados, pueden verse algunas señales que hicieron que este ataque fracasara para los narcos.

La primera es que todos los atacantes eran jóvenes que no llegaban a los 40 años. Entre ellos había menores de edad y mujeres. Que hubiera alguien reportado como desaparecido entre ellos también indicaría que algunos de ellos pudieron ser levantados y obligados a participar en el enfrentamiento. Se trataría, entonces de un grupo inexperto, aunque de acuerdo con la Fiscalía, entre los detenidos se encuentra un hombre apodado El Gorila, a quien se le identifica como jefe de células.

Otra situación que se observó es que en el enfrentamiento un mono araña que llevaba un sicario no mayor de 20 años, murió acribillado, junto a su cuidador o dueño. El animal había sido vestido con un traje militar a la medida y le habían colocado un pequeño chaleco antibalas, lo mismo que su acompañante humano, quien fue abatido y su cuerpo quedó tirado en un reguero de cubetas, que estaban en ese lugar. El mono, abrazado al muerto, quedó sin vida ahí mismo y fue fotografiado por los ministeriales cuando recababan las pruebas del enfrentamiento. No era el único mono en el lugar. Otra imagen muestra a un agente estatal llevando en brazos a un mono araña vivo mientras otro, al que le habían colocado un pañal, se cuelga de su casco. De estos dos ejemplares no hubo reportes.

El ataque -que se habría dado porque los agentes iban a aprehender a un sicario- por lo que suponen las observaciones, estaba destinado al fracaso y se parece más a un sacrificio de sicarios, un ataque kamikaze, que a un plan elaborado, como se vio en emboscadas pasadas. La presencia de mujeres no es común en acciones así, pero hay un antecedente importante. El 30 de junio de 2014, en Tlatlaya, el ejército ejecutó a 22 personas que se encontraban en una bodega en el pueblo de San Pedro Limón. Entre ellas había defensores de las tierras de ese lugar, que habían sido concesionadas a mineras para su explotación; estaban también algunos narcotraficantes locales que habían sido los intermediarios entre estos defensores y el propio ejército, que les había vendido armas de manera ilegal. En ese lugar había también mujeres, algunas de las cuales habían sido obligadas por el narco para acompañar a las células, de acuerdo a versiones de familiares. En el caso de Texcaltiltán, había tres mujeres: María Cecilia “N”, de 31 años; Idania “N”, de 23 años y Aidé “N” de 19 años, que fueron apresadas y ahora ya se encuentran en el centro penitenciario de Neza. Una de las mujeres que se encontraba en ese campo de batalla llevaba un vestido negro y zapatos de tacón alto.


Los dos líderes principales de la Familia Michoacana en el Estado de México, Guerrero, Morelos y Michoacán son los hermanos Jhonny y Alfredo Hurtado Olascoaga.

Un tercero en el mando era Eduardo Medardo Hernández, a quien se le conocía como Lalo Mantecas, y que fue levantado y ejecutado a finales de mayo de este año por sus propios compañeros, que habrían llegado a un acuerdo con líderes del Cártel de Jalisco Nueva Generación. El ejército y mandos castrenses de Tenancingo habían detectado, hace un mes y medio, la entrada de los Jalisco Nueva Generación al Estado de México de manera masiva, sobre todo a puntos del sur mexiquense, a pelear las plazas en poder de la Familia. Sin embargo, hasta ahora no se ha reportado enfrentamientos contra ellos, pero sí contra los michoacanos de manera cotidiana.

Pero detrás de las operaciones para ejecutar, la Familia Michoacana ha desarrollado una empresa de espionaje que implica la participación de ingenieros y profesionales en sistemas de cómputo y estrategia. De acuerdo a un reporte militar, la Familia Michoacana tiene bajo su poder ranchos y casas en la Tierra Caliente en los que ha instalado complejos sistemas de cómputo operados por profesionales que dan seguimiento a funcionarios estatales y federales, hackean teléfonos y cuestas de bancos y redes sociales, y con ellas pueden organizar secuestros y extorsiones de manera más precisa. Que los jefes de la Familia no supieran que en el ataque de Texcaltitlán eran superados resulta inusual.

El miércoles 16 de junio de 2022, los detenidos fueron ingresados a los penales de Otumba y Neza, acusados de delincuencia organizada y otros delitos. Jorge “N” de 29 años; Claudio “N” de 18 años; Ruggeri “N” de 31 años; Halley Jesús “N” de 35 años y Gerardo “N” de 27 años son parte del resto de los capturados en el enfrentamiento.

Además, se reportó la detención de un niño de 15 años en el lugar, y que resultó herido.

El jefe de sicarios de la Familia es Silverio Martínez, a quien le apodan el comandante Fierros, acusado de orquestar las anteriores emboscadas contra agentes del gobierno, y que opera en toda la Tierra Caliente, incluyendo el área de Iguala. El jefe de plaza de Texcaltitlán es El Payaso, a quien se le única como responsable de colocar narcomantas en algunos municipios sureños el 5 de mayo pasado, luego de un ataque a oficinas de la Fiscalía en Sultepec. Sobre éstos y los jefes máximos, no hay ningún indicio que lleve a su detención a pesar de que se conozca su ubicación, pues los hermanos Hurtado operan en Tlatlaya, Amatepec y Arcelia, sobre todo, y el resto tiene plazas geográficas asignadas. Nunca como ahora el poder del narco en el sur mexiquense había generado tanta violencia.

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