Karen Colín: diseño. Ramsés Mercado: imagen e información. Miguel Alvarado: texto,
Toluca, México; 7 de marzo de 2023
Policías de investigación de la Fiscalía mexiquense fueron acusados de obtener información bajo tortura para localizar a Tomás Martínez Mandujano, un líder social de la comunidad de Llano Grande, ubicada en el municipio de Nicolás Romero, en el Estado de México.
Lo hicieron de la peor de las formas. Se metieron a las cinco de la tarde, ilegalmente, a un domicilio, sin orden de cateo, y le preguntaron a la esposa de quien buscaban por el paradero. Como Karina Soto Huitrón no dijo nada, entonces atraparon ahí mismo al hijo, un niño de diez años y le pusieron una pistola en la cabeza.
-¡Nos dices lo que te preguntamos o le pasa algo!- gritaron ellos. La madre ha denunciado públicamente a los agentes José Armando, Jesús, Andrés “N” y a dos policías más por abusos y torturas durante el desarrollo de una investigación, sucedida el 10 de marzo de 2020 en Llano Grande.
El día que los policías apuntaron a la cabeza del niño todo terminó en tragedia.
Los habitantes de Llano Grande se dieron cuenta de lo que estaba pasando en la casa de Karina. Se dieron cuenta de la pistola en la cabeza del niño y rodearon la vivienda para detener a los agentes y rescatar al menor. Muy pronto, una multitud estaba ahí, cercando a los policías, que soltaron al niño y trataron de huir. Se abrieron paso a punta de pistola, y también de disparos. La muchedumbre se abrió y los dejó pasar, pero uno de ellos se quedó atrás. Por eso los disparos que hicieron los gendarmes Jesús “N” y Andrés “N” le dieron de lleno. Ese tercer agente fue herido por los disparos de sus propios compañeros.
Los que dispararon escaparon del lugar pero acusaron a Tomás Martínez Mandujano de asesinar al oficial caído, pero el inculpado ni siquiera estaba en la población el día de los hechos. Martínez fue detenido, acusado de homicidio, extorsión y de formar parte de la delincuencia organizada.
Esa es la historia que profundiza un nuevo reclamo que los pobladores y los habitantes de Llano Grande hacen contra la Fiscalía, que no ha respondido acerca de la responsabilidad de los agentes ni ha aclarado lo que sucedió realmente.
-Rompieron los vidrios, la chapa, entraron y dijeron que buscaban a una persona. Pero nunca me dijeron a quién buscaban, Nomás estábamos mi hijo y yo. A mí me pegan y a mi hijo le ponen la pistola diciendo que nos van a matar- recuerda Karina, quien apareció esta mañana golpeada, con lesiones en el cuello y el rostro
También le afectó el habla y se encuentra siempre a la defensiva. Tiene pesadillas por las noches, y se despierta gritando y llorando. La madre también tiene secuelas severas. Ha perdido peso y tiene trastornos nerviosos severos.
El caso ha llegado hasta el presidente de México, el morenista Andrés Manuel López Obrador, pero ni siquiera de él hay una respuesta. Karina reclama que al menos las instancias accesibles -no el presidente- le dan largas y le piden que entienda que tienen mucho trabajo.
-Pero sí hubo tiempo para que esas personas se metieran a mi casa y nos lastimaran de esta forma, nos dañaran. No sé si los responsables sigan trabajando, pero dicen que no los encuentran, que no saben dónde están. Realmente los están escondiendo. Yo temo por mi vida y la de mis hijos- apunta Karina, quien relata que tuvo un accidente el viernes pasado. Ella se dedica a juntar PET en las calles. Fue ahí que un auto la atropelló y por eso las lesiones de cara y cuello.
A Karina le dieron un botón de pánico, que de poco le sirve, y por otra parte le ha negado desde hace tres años acceso al Protocolo de Estambul, que obliga los gobiernos del mundo a investigar casos de tortura.
Karina Soto hace responsable de lo que pueda pasarle a los agentes José Armando, Andrés y a Jesús “N” por lo que pueda pasarle.