Miguel Alvarado
Toluca, México; 13 de enero de 2020. Dos jóvenes de secundaria jugaban en su escuela con un arma, en Villa Nicolás Romero, el 12 de febrero de 2019 cuando ésta se disparó e hirió a uno de ellos. De apenas 13 años, el herido no soportó la herida que la bala le ocasionó en uno de sus pulmones y murió. No estaban adentro de la instancia, tampoco hubo intención de disparar la pistola pero al final el resultado fue un niño muerto.
El 20 de noviembre de 2019 un joven de 15 años decidió matar a su padre en revancha porque su familiar había abusado de él y de sus hermanos cuando eran más niños. Mientras estaban reunidos, el padre confesó ante la madre los hechos, pero al terminar el joven buscó un arma y le disparó al padre en por lo menos cinco ocasiones. Esto ocurrió en Naucalpan, también en el Estado de México. En diciembre de 2019 videos en redes sociales mostraron una patrulla del Cártel de Jalisco Nueva Generación recorriendo municipios del ser mexiquense. Las camionetas que la conformaban llevaban gente armada, entre ellas niños armados con rifles de alto poder, vestidos para una guerra. Luego se identificó a uno de ellos, “El Doriloco”, un niño sicario.
El 11 de mayo de 2012 un grupo de adolescentes raptó, violó, torturó y ejecutó a por lo menos 12 jóvenes en Ecatepec y Tecámac, y después declararon que habían asesinado a 48 personas más, aunque estos últimos casos nunca pudieron ser probados.
Una búsqueda rápida en Google arroja una lista de 294 mil resultados en los que niños del Estado de México se hallan involucrados en algún caso de homicidio, ya porque ellos los cometieran o, como es la mayoría de las veces, fueran ellos las víctimas. Otros datos aportados por la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) dicen que
Esa misma organización señala que el Edoméx ocupa el primer lugar en homicidios contra niñas y jovencitas, de 2013 a 2018.
Sobre todo en los casos de Ecatepec y Tecámac, llama la atención, al leer los expedientes, el salvajismo con el que esos jóvenes actuaron y la total impunidad en la que pudieron actuar. También llama la atención que la resolución de esos casos fuera impulsada por las familias afectadas, pues realizaron investigaciones por su cuenta y proporcionaron datos que la policía no pudo o no quiso obtener. Todavía hoy los estragos de aquellos hechos golpean a quienes estuvieron involucrados como víctimas.
Es en este panorama, general y apenas superficial del fenómeno de la violencia, en el que volverá a ejecutarse el operativo Mochila Segura, cuyo objetivo es el de ayudar a que las escuelas sean de verdad sitios seguros para la estancia de niños y jóvenes. ¿Qué podría esperarse de la revisión de las mochilas en las entradas de las escuelas? ¿Y qué podría esperarse cuando las causas más profundas de la violencia que sufren los niños se encuentran afuera de las escuelas, sobre todo en el seno de las familias?
La mexiquense es una sociedad profundamente lastimada. La mitad de los 17 millones que somos vive en algún tipo de miseria, para empezar. Después, el año pasado, el Edoméx lideró a nivel nacional algunos de los rubros de violencia más significativos: homicidios, secuestros, desapariciones, por mencionar sólo algunos. Tiene también una de las peores y más corruptas clases políticas del país, que, pareciera, se ha empoderado con la llegada al poder de la oposición representada por Morena, en realidad un amasijo de panismo, priismo, perredismo y, sobre todo, corrupción. Parece que, en esa parte de la sociedad los malos son más que los buenos.
Después de la masacre de Torreón, en la que un niño de 11 años, José Ángel, asesinó a su maestra, hirió a seis y entonces se mató, la preocupación por detectar armas emergió por arte de magia en el estado más poblado del país. Antes, ninguno de los casos que se narraron al principio había conseguido nada, ni siquiera pronunciamientos de alcaldes, diputados o del gobernador Alfredo del Mazo, más preocupado a estas alturas de contener las investigaciones por corrupción que se les viene encima a allegados que lo hicieron ganar las elecciones de 2017. El Operativo Mochila servirá, seguramente, para que armas provenientes de casa no entren a esos recintos pero no podrá impedir que las armas provenientes de una sociedad enloquecida ya, sin ningún tipo de límites, ignorante y angustiada además, penetren en las casas de las familias, donde, por lo que se ve, el arma más mortífera casi siempre resulta ser un miembro de la familia.