4 octubre, 2024

De que lloren en mi casa…

De que lloren en mi casa…

Fernanda García

Toluca, México; 6 de julio de 2022.

Hay un dicho que reza “de que lloren en mi casa a que lloren en la suya…” que parece se nos ha metido en el sistema social, en las raíces. Lo inhalamos y los exhalamos como un mantra todos los días.

Lo recuerdo porque ha estado caliente el tema de legalizar la portación de armas para ciudadanos de a pie, una propuesta del nada atinado “Alito” Moreno, dirigente nacional del PRI. Y justo cuando terminaba de leer un reportaje sobre el tema, me llegó un mensaje en un grupo de Whatsapp:

“Buenos días espero no molestar pero eh mirado que por toluca ah ávido muchos robos y delincuencia así que yo me eh dedicado en los últimos 2 años a fabricar Armas poblanas que son? Son armas hechizas pero de buena calidad, “ojo de ser de buena calidad no significa que te dure toda una vida” al menos sirve para la protección de la casa y para usarse en defensa propia (SIC)”, dice el texto que fue circulado en grupos de vecinos y de tránsito vial.

Y, bueno, se trata de las “poblanitas” o armas hechizas, que se venden en 2 mil pesos cada una, e incluso se adjunta un video de su funcionamiento.

Entonces, sentada en el comedor de mi casa, mientras el café resbalaba por mi garganta vino a mi mente ese refrán que se me hace a todas luces gandalla y que traduce en palabras un comportamiento social poco empático: “de que lloren en mi casa…”.

Sí, la inseguridad ha crecido. Nadie está a salvo y nadie quiere ser el siguiente muerto, pero ¿en verdad tenemos que armarnos?

De acuerdo con cifras del Semáforo Delictivo del Edoméx, se han cometido -hasta mayo- 971 robos de vehículo, 242 robos a casa-habitación -que van en aumento- y 744 robos a negocio y esa estadística, que se basa en carpetas de investigación, es justamente la que se utiliza para ofertar las armas.

“EN REALIDAD DEBEMOS HACER ALGO POR NOSOTROS MISMOS NO ESPEREMOS SER AL QUE ENCUENTRAN SI VIDA EL DÍA DE MAÑANA (SIC)”, continúa el mensaje.

No sólo es ilegal, claro está, porque actualmente, el Código Penal Federal en su artículo 160 sanciona a quien porte, fabrique, importe, venda o acopie sin un fin lícito o con la intención de agredir, instrumentos que puedan ser utilizados para el ataque o la defensa, se le impondrá prisión de uno a seis años y de quinientas a mil veces el valor diario de la Unidad de Medida y Actualización, así como el decomiso.

Pero, ¿eso importa? Al alcance de un mensaje y 2 mil pesos, cualquiera puede tener un “arma artesanal”. Pienso, como se ha tocado en distintos foros y medios, que poner estos artefactos, hechizos o no, al alcance de quien sea, es un riesgo.

Recuerdo entonces, ya que el café está frío, que si hay tantas balaceras en escuelas y desfiles en Estados Unidos es precisamente porque cualquiera con dinero puede acceder a las armas.

Pero lo peor: ¿quién asegura que sólo va a comprar un ciudadano que quiere defenderse?

De acuerdo con la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, a principios de julio, en Tultitlán, como parte de las investigaciones relacionadas con el robo de una camioneta en la colonia Los Parajes, en Tlalnepantla, se realizó un cateo en inmueble donde fueron aseguradas dos réplicas de arma de fuego, cartuchos útiles de diversos calibres y droga.

Y así un sinnúmero de comunicados y reportes.

¿Se necesita realmente facilitar aún más el acceso a estos artefactos?

Ponga usted que sí, por supuesto son más baratos que un arma legal, no hay que llevar ningún tipo de tramitología ante la Sedena y quizás un día funciona para defensa, eso si ya se practicó durante horas. ¿A poco creen que la manipulación de un arma es cosa de sólo jalar el gatillo?

Por si fuera poco, el fabricar, transportar o manipular armas de fuego hechizas además de ser un delito, es un riesgo latente para la integridad de las personas.

Este tipo de armas, también conocidas como “artesanales”, se elaboran regularmente con tubos galvanizados o incluso con PVC, por lo que carecen de todas las medidas de seguridad y no soportan las altas presiones que generan los gases a la hora de la deflagración de la pólvora.

Entonces me quedo alarmada. Si así los índices de violencia no dejan de incrementar, la circulación de las armas hechizas definitivamente va a complicar la situación.

Mi padre, aficionado a las armas, siempre me dijo que si iba a empuñar un arma en contra de alguien, sería con la seguridad de que es para disparar a matar porque bien podría ser utilizada en mi contra.

Al tiempo.

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