Miguel Alvarado: texto. Ramsés Mercado: imagen. Karen Colín: diseño.

Toluca, México; 2 de agosto de 2022.

Familiares de las víctimas de feminicidio en el Estado de México denuncian simulación de la Comisión de Atención porque no ha cumplido con la entrega de apoyos a los hijos de las mujeres asesinadas.
-¿Cuántos años tienes desplazada?- pregunta Lorena Gutiérrez, la madre de la niña Fátima, de 12 años, asesinada en Lerma, a una de las mujeres que protestan junto con ella frente al palacio de Gobierno del Edoméx.

– Un año- le responde.

– ¿Y tú?- le pregunta a otra.

– Casi nueve.

Lorena tiene razón cuando se pregunta ella misma qué proyecto de vida puede uno tener cuando es forzado a dejar la tierra natal e ir a lugares en los que no se tienen arraigo. Los niños comen en trastes que no son de la familia, juegan con juguetes que no les pertenecen. Estos desplazados por los feminicidios viven como prisioneros en su propio país.

Ella narra que sus nietos le cuestionan por qué tienen que vivir encerrados, por qué no pueden ir a fiestas, por qué no pueden festejar los cumpleaños de sus amigos, por qué no pueden ir al cine. Por qué y por qué y por qué.

– ¿Saben por qué?- grita la madre de Fátima- ¡Porque vivimos con miedo de que la violencia se vuelva a repetir! ¡Que en esas casas, donde nuestros nietos van a las pijamadas, haya un violador o un asesino escondido! ¡Así es como vivimos porque además nadie nos garantiza que podamos acceder a un proyecto de vida porque al Estado mexicano se le están olvidando las víctimas, los niños, y los niños crecen con odio y con todas estas necesidades y restricciones que se les imponen!

En la Comisión de Atención les dijeron, como siempre dicen, que ya iban a liberar los apoyos, pero también les dijeron que esa ayuda sería por dos meses. Las mujeres sobrevivientes de una mujer asesinada acusan que las víctimas directas no son apoyadas como sí lo son las víctimas indirectas.

– ¡Y eso no es justo! ¡No es justo!- señalan ellas.

También hay otras cosas en torno a la atención a los casos de feminicidios. Las familias afectadas denuncian que las mesas de alerta de género que organizan las autoridades no sirven para nada, y que la gran mayoría de las organizaciones que se dedican a salvaguardar los derechos de las víctimas no sirven para nada porque estas mismas organizaciones las pisotean, violentan los derechos a las víctimas colaterales.

– ¡Y no somos víctimas colaterales!- grita Lorena- somos las madres de las niñas y mujeres asesinadas en el Estado de México. ¡Entonces, basta de que sigan simulando, dejen de ser perversos y atiéndanos, no merecemos estar en la calle, firmar papeles en la calle, eso es lo que hacen con nosotras, nos atienden en la calle!

Entonces, que esos funcionarios, funcionarias sobre todo, que saquen sus escritorios a la calle porque son servidores públicos y el pueblo les paga.

La Comisión de Víctimas sí tiene una respuesta para los reclamos. Y esa respuesta es que no hay fondos para atenderlas. En cambio, a las sobrevivientes les hablan de proyectos de vida, exigen las afectadas que efectivamente esperan en la calle a que alguien las atienda. Ya saben que las respuestas serán consejos para una vida mejor, para reinsertarse, para hacer la lucha.

Porque si se habla de fondos, para ellas no hay un solo peso.