Todas las navidades, quienes se encuentran encarcelados en las 21 prisiones del Estado de México y en la Quinta del Bosque, un centro de readaptación para menores, tienen una cena especial que la Secretaría de Seguridad (SS) a través de la Subsecretaría de Control Penitenciario pretende hacer pasar como parte de un proceso de reinserción social apegado “irrestrictamente” a los derechos humanos. Esto, que se escribe en un boletín emitido por la Secretaría de Seguridad y el gobierno del Edoméx, resulta apenas creíble cuando en suelo mexiquense había, hasta enero de este 2022, al menos 19 mil 500 personas encarceladas cuyos casos presentaban “situaciones de vulnerabilidad y violaciones a los derechos humanos durante los procesos penales”, de acuerdo con la reportera local Vanessa Báez, quien señala que para esa fecha había unas 34 mil personas presas.
El Colectivo Haz valer mi libertad ha peleado los últimos tres años por liberar a estas personas y en su lucha ha conseguido, primero, dar a conocer detalles acerca de las condiciones de vida en las cárceles, de los procesos de justicia amañados, de la fabricación de pruebas, de la colusión de jueces y policías, así como de administrativos; y después, que se aplique la Ley de Amnistía para liberar a quienes entran en sus beneficios. El Colectivo se ha convertido en un parteaguas en la lucha por los derechos de los injustamente presos y se ha convertido en un ejemplo para organizaciones de otras entidades.
Así que la cena navideña para quienes están presos de manera injusta no es ningún reconocimiento a ninguna clase de derecho humano. Según la Subsecretaría de Control Penitenciario el menú para la noche del 24 de diciembre es el siguiente: espagueti a la italiana, pechuga cordon blue, ensalada verde, frijoles de olla, postre y ponche.
Además, del 24 de diciembre de este año al primero de enero de 2023 se otorgarán permisos para familiares foráneos (de otro estado o del extranjero) que quieran visitar a los prisioneros siempre y cuando acrediten el parentesco y que efectivamente provengan de un lugar distinto al ya registrado.
“Con estas acciones la dependencia busca crear espacios de convivencia y esparcimiento entre los internos, con la finalidad de contribuir a una reinserción social efectiva principalmente en estas fechas tan importantes y significativas para la mayoría de las personas”, dicen las autoridades, que afirman que las visitas familiares continuarán de manera habitual conforme a los lineamientos y horarios establecidos.
Pero los familiares del colectivo les responden todos los días con testimonios como el de Javier Ángeles Rodríguez: “lleva 6 años privado de su libertad, sentenciado a 55 años, actualmente recluido en el penal de Otumba. Esta Navidad lo seguiremos esperando en casa para que llene de alegría los corazones de todos sus seres queridos”.
O el de Isidro Hernández Díaz, que pasará otra Navidad lejos de su familia, y que “es padre de 3 hijos. Desde hace dos años, Isidro no podrá estar con sus hijos y su familia en Navidad, pues se encuentra injustamente privado de su libertad en el penal Nezahualcóyotl- Bordo”.
Otro testimonio más es el de Enrique Santiago Lorenzana, de quien se informa que “no hay pruebas que acrediten la responsabilidad penal, hoy pasará un año más la cena de Navidad con el recuerdo de una sentencia de 56 años emitida un 24 de diciembre, como castigo por ser alumno destacado”.