7 diciembre, 2024

Entre el fuego y la burocracia: los abusos que sufren los combatientes de incendios

Entre el fuego y la burocracia: los abusos que sufren los combatientes de incendios

Ramsés Mercado: imagen e información. Karen Colín: diseño. Miguel Alvarado: texto

Toluca, México; 16 de mayo de 2022.

Los dos elementos de la Protectora de Bosques del Estado de México (Probosque) que fallecieron el pasado 2 de mayo, cuando combatían un incendio en Zacazonapan, no tenían equipos de trabajo adecuados ni suficientes, denuncian sus propios compañeros, quienes apuntan que el gobierno del Estado de México les da implementos de mala calidad, que no los protegen de fuegos extremos, lo cual les ocasiona quemaduras y lesiones en la cara y otras partes del cuerpo.

Además, revelaron que sus condiciones de trabajo son, por decir lo menos, inestables, pues no tiene un contrato y en cualquier momento pueden ser despedidos. Los empleados, una veintena de ellos, se manifestaron públicamente en Toluca.

-Los pantalones que nos dan se atoran entre las ramas. Una prenda que nos dan al año y un par de zapatos no son suficientes. Aparte, el sueldo que ganamos está por los suelos. Nosotros cobramos 3 mil 400 pesos a la quincena, lo cual quiere decir que diariamente ganamos 230 pesos, que deben alcanzar para mantener a su familia y transporte- apuntan.

Se trabaja desde las seis de la mañana y hasta las dos de la madrugada, cuando hay incendio. En esas jornadas ellos compran sus alimentos.

– ¿No les dan algún tipo de viáticos?

– No nos dan nada. En fechas como el 5 de mayo o el primero de enero, cuando se supone que estamos de descanso, también trabajamos. Tenemos jornadas de lunes a domingo, trabajamos laborales y no, y eso no es recompensado.

Las largas jornadas de trabajo tampoco están regidas por un horario de trabajo. A la hora en que aparezca un incendio, el empleado debe acudir. Así, lo que piden son condiciones adecuadas para desempeñar su trabajo y un sueldo que les permita no sólo sobrevivir.

– Que nos respeten. Que el trabajo no sea sólo temporal y nos corren a todos. No nos han dado equipo adecuado. Además, justicia para los tres compañeros que fallecieron en el incendio de Zacazonapan- reclaman, y señalan a José Alberto Becerril, director de Protección Forestal y personal de oficina, como un ejemplo de la inequidad que existe. Este tipo de servidores tienen aguinaldos, vacaciones y contratos fijos.

-A nosotros nos obligan a renunciar cada dos meses para no acumular antigüedad. No tenemos ningún tipo de prestaciones. No tenemos aguinaldo o primas vacacionales. Hasta el Día del Combatiente, que es el 4 de mayo, debemos trabajar- reclaman.

Desde noviembre se preparan para la temporada de estiaje, que dura hasta junio, pero los siguientes cinco meses se quedan sin trabajo. Por otra parte, sus condiciones de salud derivado del trabajo que se realiza no son buenas y hay casos de asma comprobables.


Este es el día a día de los combatientes de incendios que no ha cambiado en nada desde hace 20 años. Los trabajadores más viejos son sustituidos con suma facilidad como si se trataran de objetos, fueran desechables. Así, son apartados del trabajo y no tienen derecho a pensión ni alguna otra compensación.

– ¡Ni las gracias nos dan!- gritan a coro.

Uno de los combatientes cumple este año 22 temporadas, “y la verdad, como dicen los compañeros, a veces nuestra temporada termina antes, a mediados de junio y entonces nos dicen que hasta ahí llegamos. Nos suspenden del trabajo y yo tengo que buscar trabajo de lo que sea. Yo a veces trabajo como ayudante de albañil o lo que salga en el campo”.

-Miren, nuestro trabajo nos encanta, como quien dice, nos gusta la mala vida, pero no la mala muerte. La muerte de nuestros dos compañeros nos animó a protestar. Uno dice que el monte reverdece pero la vida de un compañero nunca se va a recuperar. No es justo que los jefes como Becerril, el director de Protección Forestal, nos abandone, que no hagan algo por nosotros.

No sólo son los combatientes o los brigadistas se encuentran en una situación que ha rebasado los límites de lo humano y del deber. También están los radio-operadores, que junto con ellos viven prácticamente toda la semana en los cerros.

-Y si vieran las condiciones de vida que tenemos allá arriba, nos entenderían mejor. Los de las oficinas se niegan a ver esa realidad y solamente desvían la mirada. No hacen nada por nosotros, no gestionan nada para nosotros. Pasamos lluvias, el calor, no tenemos nada para calentar ni la comida. Hay compañeros a los que les han caído rayos.

– ¿Probosque les dio apoyo a las familias de los trabajadores muertos?

-No sabemos, pero ningún tipo de ayuda viene estipulada en nuestros contratos. Los cuerpos de nuestros compañeros estuvieron todo un día esperando a que los rescataran, lo que quiere decir que no hay la mínima coordinación en Probosque.

Una comitiva de 14 empleados dialoga con los oficinistas, en busca de soluciones.

– ¿Y si les dan largas van a parar?

-Según la respuesta. Nosotros ya dijimos que si nos corren a uno, entonces nos corren a todos. No estamos todos, porque si estuviéramos todos aquí, el Estado de México ya estaría carbonizado.

Los combatientes muertos, Santiago García Morales y Máximo Marín Valdez, trabajaban en una de las zonas más peligrosas, ubicada en el ejido de San Andrés, en el paraje de La Peña, en el municipio de Zacazonapan. El reporte oficial señala que murieron en la línea de fuego, cerca de las 11 de la mañana del 2 de mayo. Ese día, había acudido un grupo de unos 50 combatientes de Probosque, pertenecientes a las brigadas 411 y 414. El incendio se declaró fuera de control pues se complicó debido a las condiciones climáticas y a que en la zona había otros tres incendios.

El combate se extendió durante todo un día. Otras brigadas como la 612, 411 y 414 llegaron para dar apoyo, pero no se pudo evitar la muerte de los trabajadores, que apenas obtuvieron una esquela en medios locales y redes sociales. “A mis hermanos combatientes, hoy tus pasos ya no irán tras las llamas, tus botas dejarán de pisar las hojas secas”, decía el mensaje final de los compañeros de los desafortunados, que junto al resto de los brigadistas se han enfrentado a unos 800 incendios desde que comenzó el año.

Como un reconocimiento póstumo, el ayuntamiento de Zacazonapan decidió que dos calles de la cabecera municipal llevarán el nombre de Santiago y de Máximo, a quienes se les considera héroes. Falta  que cumplan por lo menos eso.

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