Brenda Cano: diseño. Enrique Gutiérrez Sánchez/ Escuela Superior de Fotografía Lumière: imágenes.
Santiago Tianguistenco, México; 4 de noviembre de 2022
Quise documentar la recolección de procesos y tradiciones de los productores y artesanos locales del pueblo de Santiago Tianguistenco, un municipio del Estado de México. Se trata de la elaboración del Pan de Muerto y del pan tradicional.
A principios del siglo XX se iniciaba en nuestro país la mecanización de la industria panificadora y en ese momento comenzaba el declive de los amasijos, es decir los lugares en donde la masa era preparada sin ayuda de máquinas ni de harinas previamente hechas.
Podría decirse que estos lugares, populares antes de que las máquinas invadieran el país, eran “talleres de la masa”, y eran absolutamente necesarios para las comunidades.
Actualmente podemos encontrarlos en varios municipios del Estado de México y sus principales elaboraciones son los bolillos. Muchos de los amasijos sobrevivientes venden directamente al público y surten tiendas, mercados y a vendedores que recorren las calles de los barrios aledaños en triciclos.
Tengo el propósito de desarrollar conciencia para entender que los procesos tradicionales que se aprenden desde generaciones pasadas se están perdiendo debido a la industrialización.
Los productores y artesanos se adaptan al cambio y por consecuencia también cambia la forma de elaboración de sus productos y los sabores, obligándolos a usar materias primas de otra calidad, lo cual lleva a desarrollar productos menos saludables que no permiten un adecuado balance nutricional para la población.
Hoy en día encontramos un renovado interés en esta tradición transmitida por los verdaderos maestros panaderos, en parte debido a la creciente tendencia de buscar alimentos más orgánicos y funcionales.
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