Miguel Alvarado: texto. Karen Colín: diseño.
Toluca, México; 11 de octubre de 2022. Diseño.
Este es un caso de abuso, de violencia vicaria, de ineptitud y mentiras por parte de autoridades de alto nivel del Estado de México. Es un caso que demuestra que el Estado está a favor de quien puede pagar por la aplicación de justicia. Es un caso que demuestra que los derechos de las mujeres son pisoteados impunemente por funcionarios y también por jueces.
Su ex pareja, Javier Alejandro García Mendoza, le quitó su hijo tres veces. Desde que se separaron, él intentó arrebatárselo a pesar de que ella contaba con la patria potestad, otorgada por un juez. La tercera fue la definitiva, porque hace tres meses que Karina Castañeda Hernández no ha podido ver a su niño, Alejandro. Además, la ex pareja ha demandado a la madre por violencia y ahora, de la nada, ella podría perder su custodia. Ayudado por una jueza tal, Javier García ejerce contra Karina lo que se clasifica como violencia vicaria, porque esta tercera sustracción se dio a raíz de que ella rechazara sus proposiciones sexuales y ventilara ante la actual esposa de él, los mensajes que le enviaba.
Quitarle al niño es la venganza que fraguó.
Esta tercera sustracción comenzó cuando él se llevó al niño a la peluquería. Pero la historia es larga y dolorosa para la madre y para el niño, que se encuentran en una situación en la que no deberían estar.
-En abril de 2022 Javier García comenzó a acosarme sexualmente. Esto duró hasta el 8 de junio, cuando le dije que le enviaría capturas de pantalla a su esposa. Ahí paró eso, pero el 6 de julio fue a visitar a nuestro hijo. Ese día él lo sustrae y al otro día me levanta una denuncia por violencia familiar ante la Fiscalía de la Mujer, en Metepec. Yo no sabía de eso y me entero hasta que la citan en la carpeta que yo mismo levanté. Recuerda Karina, quien dice que el hombre le hizo creer por seis días que le devolvería a su hijo. Eso ha quedado registrado en mensajes que él le enviaba. “Te voy a devolver al niño en el VIP´s”.
Pero él nunca llega al lugar de la cita. En cambio, le avisa a la madre que “se le ha olvidado” porque además ha llevado al niño al médico y no llegará. La madre decidió entonces acudir a la Fiscalía para la Mujer para levantar denuncias por acoso sexual y de sustracción de menor. Las carpetas fueron levantadas, pero desde un principio a Karina le costó mucho trabajo que las autoridades le dieran la debida importancia. De entrada, la condicionaron para levantar una sola carpeta. O la de sustracción o la de acoso sexual, pero no ambas.
-Me dijeron que si gustaba regresar otro día a pesar de que ya tenía esperando tres horas para que me atendieran. Dijeron que no se podían hacer tantos trámites y que había mucha gente esperando. La MP que em estaba atendiendo dijo de plano que no se podía, hasta que una de sus compañeras le dijo ‘pues ya levántala’, pero eso significó que me la levantaran como quisieron. Realmente ni me preguntaban y hasta en la redacción fueron indolentes. No me guiaron en el proceso de declaración, no me indicaron si se necesitaban más datos y por supuesto, a esa carpeta, que es la de acoso sexual, no se le ha dado el proceso debido, a pesar de que me hicieron las pruebas psicológicas, de que ya entregué las pruebas físicas, porque grabé mensajes y videollamadas que me hizo el padre de mi hijo- señala ella, quien además recuerda que le advirtieron que como ya estaban próximas las vacaciones de Semana Santa, ellos difícilmente trabajan. Así que esa carpeta quedó abandonada, en primera instancia, por diez días. Otra vez ella tuvo que protestar, dos semanas después, para que accionaran los procesos y además le levantaran una Alerta Ámber, que informa a la ciudadanía que una persona ha desaparecido.
Con la Alerta publicada, Karina comenzó la larga tarea de recuperar a su hijo. Contactó a medios de comunicación para difundir el caso y por fin, una ministerio público, Jessica Hernández, revisó la carpeta. Al principio, ella fue muy amable con Karina y hasta le explicó que quienes actúan como el padre del niño lo hacen porque quieren hacerle daño desde una venganza. En este caso, la revancha era porque había sido rechazado. El niño, por la manera en que se conduce el padre, marca de manera psicológica al niño. Eso se llama violencia vicaria y es tan común como los casos en los que se disputan las custodias.
– Entonces Javier García es citado pero no va. Va su abogado y se le apercibe para que entregue al niño. Pero el abogado dice que no, porque ahora él ha levantado una denuncia contra mí. En los siguientes días él se presenta y corrobora lo de la demanda. Él me levantó una denuncia el 7 de julio. Si él sabía que no me iba a entregar a mi hijo, si ya me había levantado una denuncia, ¿por qué me hizo creer durante seis días que me lo iba a regresar?- dice Karina, quien recuerda que Javier García ha ejercido sobre el niño un terror psicológico que lo ha ayudado a manipularlo. Y lo ejemplifica con las prácticas de futbol a la que llevaba al niño. Lo presionó tanto para que ‘no perdiera su lugar’, que el niño comenzó a desarrollar ansiedad. Pero también el niño fue blanco de las amenazas que su padre le hacía en referencia a Karina. Amenazaba con llevárselo si a ellos los encontraba en la vía pública, en las hamburguesas, por ejemplo. El niño también desarrolló una serie de reclamos contra la mamá, a quien responsabilizaba de ser la causante de perder su lugar en el equipo de futbol, en caso de que lo dieran de baja.
-Y es que él ahora está diciendo que yo corrí a mi niño de la casa y que él acudió para llevárselo. Ese día llegó él con un señor, y yo me molesté porque no puede traer a mi casa a personas que no conozco. Me dijo que era un compañero de trabajo pero ahora sé que es su abogado. Es el mismo que lo dio de alta en el juzgado donde él y yo tenemos un expediente desde 2014, que derivó que dos años después me dictaran la guardia y custodia del niño.
Javier García es ingeniero industrial, pero desde 2014, con tal de no dar pensión, durante el juicio renunció a cuatro trabajos. Como no avisaba dónde trabajaba, la madre tenía que encontrar la dirección de su nuevo empleo para que desde el pago de la nómina entregara la manutención del niño. Era meses en lo que se podía hacer esto. En esos meses, él no daba pensión. En 2018 renunció a su último trabajo, y por escrito ha comunicado al juzgado que no cuenta con fuente laboral, y que se sostiene de asesorías o clases de matemáticas y física.
-En realidad, él tiene una empresa -dice Karina cuyo relato va configurando las acciones de que es capaz de hacer un hombre que ha decidido vengarse de la pareja, incluso a costa de la estabilidad emocional del niño. La nueva ley vicaria, que tiene en el Estado de México unos meses apenas, ha sido utilizada ya por mujeres en condiciones similares a las de Karina, que tratan de recuperar a sus hijos y que al mismo tiempo intentan defenderse del acoso y agresiones de las ex parejas, que se comportan como lo hace Javier García.
La empresa, remata Karina, está a nombre del abuelo paterno, el padre de Javier García, y se dedica a dar dictámenes y servicios acerca de la calidad de los productos en la industria automotriz.
Que el niño no regresara de la peluquería no alarmó en principio a la madre, pero al otro día Javier García la bloqueó de los distintos chats. El niño no fue a la escuela esa semana. Karina contactó con el abuelo paterno, quien solamente le respondió que ‘tu hijo está bien’.
Esta es la tercera vez que Javier García pone a su hijo y a la madre en una situación así.
La primera vez, Alejandro tendría dos años y fue retenido por unas horas, con Javier amenazando que el niño no sería devuelto. La segunda, el padre se llevó al chico a una convivencia. Envió a la madre un mensaje diciéndole que el niño ya no regresaría. La madre le respondió que levantaría una denuncia por sustracción y él se asustó. Al final se lo entregó en un Burger King de la ciudad. Ella llegó cuando él ya se iba. Sacó al niño por la ventana, mientras él se reía de ella. Después fue a levantar una denuncia de hecho, pues un juez le advirtió lo evidente.
-Una vez que lo hacen, lo van a volver a hacer- le dijo el juez.
Esta tercera vez una trabajadora social acudiría al domicilio del padre para corroborar que el niño estuviera ahí.
La actuación de las autoridades
-Dieron de baja la Alerta Ámber a los tres días. Fue increíble, ni siquiera me notificaron. Me di cuenta cuando en el facebook apareció una imagen con el letrero de “localizado”. En el proceso de la Alerta y d ellos medios de comunicación, me empiezan a contactar los altos mandos de algunas instancias como Myrna Araceli García Morón, la presidenta de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos. Ella me dijo que tenía su apoyo y que iba recuperar a mi hijo. Me contacta Raúl Rivera, secretario particular de Dilcya Samantha García Espinoza de los Monteros, fiscal general para la Atención de Delitos Vinculados a la Violencia de Género; la coordinadora suplente de la Fiscalía de Género, Ivonne Arizmendi. Esta última funcionaria me cita para que me vaya a ver, me agenda esa cita y me dice que va a llevar mi caso directamente. Al llegar me hizo esperar una hora y media. Le toqué la puerta y vi que estaba sola, que estaba platicando por celular. Al final me recibe, muy molesta, estaba terminando de comer un lunch. Con ella estaba un joven. Me presenté y ella, con fastidio, por fin hizo pasar- recuerda Karina.
-Me tomó con absoluta indiferencia. En ese momento yo tenía tanto coraje, y cuando veo su desinterés, mejor le dije que bajaba con la MP Jessica. Ella me contestó: ‘ajá, y si necesita otra cosa, me avisa y sube’. Así que tuve que hacerlo con Jessica- recuerda.
Ella sola siguió realizando sus procesos. Luego la volvió a contactar Myrna Araceli García Morón, la presidenta de la Codhem, y le dijo que ha salido la nueva de la violencia vicaria.
-Yo le dije que no me sirve de nada que me informen de todo cuando no pueden dar proceso a mis dos carpetas. Con los medios detuve un poco mis notas porque estas autoridades me pidieron que ya no hiciera más, que me prometían que iba a tener de vuelta a mi hijo, que todo lo iban a llevar, de la mano contigo, y que no hiciera cosas que pudieran entorpecer su trabajo. Y yo les creí- dice Karina.
Desde entonces, han pasado tres meses y las autoridades no hicieron nada. Al contrario, todo se ha vuelto más difícil porque Javier García, en cambio, ha podido avanzar. Ahora Karina tiene dos demandas nuevas en el Juzgado Primero de lo Familiar.
El día que la Alerta Ámber fue retirada, Karina reclamó a la funcionaria Ivonne Arizmendi, pero ella le dijo que no sabía nada, que lo checaría. Luego le respondió que ya se había realizado una visita de verificación.
-¡Pero yo tengo la guardia y custodia!- dice Karina- y ahora entiendo por qué le padre de mi hijo me daba largas para entregármelo. Quería que yo, ante la ley, quedara como irresponsable, como alguien a quien el caso no le interesa. Ahora los funcionarios ven que el padre sí levantó una denuncia contra mí. Son tan manipulables que ahora dicen que yo soy la mala, y que ahora me estoy defendiendo de la demanda por violencia.
Esa visita de verificación no fue realizada por una trabajadora social. En su lugar, fueron enviados policías de Investigación. Y es que la narración que redacta el agente Gastón García Galindo dice lo siguiente:
“[…] Javier Alejandro Mendoza […] atiende el llamado […] haciendo mención que el menor se encuentra en optimas condiciones, bajo su cuidado, por lo cual nos permite cordialmente el acceso al área común de la entrada de dicho inmueble […]”.
-¿Qué policía escribe así?- se pregunta Karina, quien además enfatiza que a esa revisión también llegó una abogada que trabaja para su esposo, es decir, ya sabían que la visita se realizaría a esa hora y estaba todo preparado. Además, estaban los abuelos. El niño estaba haciendo sus tareas- ¿Cuáles tareas, si ellos no lo llevan a la escuela?
Ahí, la Alerta Ámber se dio de baja.
Ahora, Raúl Medina, el particular de la fiscal Dylcia, ha dejado de contestarle a la madre.
Ivonne Arizmendi dejó de contestarle -según ella, se fue de vacaciones-.
Areceli García de la Codhem, de plano le dijo que le daba mucha pena no haber podido ayudar, aunque seguía a sus órdenes, que no sabía qué estaba pasando con el caso.
El monstruoso desinterés de los burócratas
Karina solicitó copias certificadas de sus carpetas y en ese nuevo proceso corroboró nuevamente que a ninguna autoridad le interesa su caso, y más a, que hacen lo posible por bloquear cualquier avance o petición que ella haga. Una vez más, tuvo que contar su caso a una funcionara llamada Lucero, que evidenció el desconocimiento de las carpetas y de la existencia de la propia Karina, Alejandro y su padre sustractor.
“Al final de cuentas, la que sabe aquí cómo van las carpetas, son yo, porque yo soy la coordinadora. Ahora soy yo la que decide”, le dijo Lucero muy segura, y después le dio instrucciones a la madre., quien vio en ella una esperanza para avanzar entre la burocracia podrida del gobierno mexiquense.
-Pero fue mentira, porque cada vez que he visto a Lucero tengo que repetirle desde el principio toda la historia. No se acuerda de nada, no sabe quién soy, no tiene ideal del tema, no ha hecho nada.
La búsqueda de Karina
Ahora, la madre se ha hecho a la idea de que las instancias no la ayudarán y por lo pronto se ha lanzado, ella sola, a localizar y recuperar a su hijo. Ha localizado la escuela en donde actualmente va, el IPEFH Aeropuerto, una escuela privada en Toluca. Pero también ahí se llevó una sorpresa-
-En esa escuela me hacen creer que me van a dejar ver al niño. Les llevé todos los papeles del niño, de la custodia y lo que me pidieron. No quería verlo para llevármelo, sino para decirle que lo amo, que lo extraño y que estoy peleando por él en los términos legales que he podido. Y decirle que yo quiero que esté conmigo, aclararle que lo que le ha dicho su padre es mentira. Él lo ha de estar culpando de lo que pasa y mi hijo ha de estar asustado. Pero no lo pude ver- dice Karina
Esos días, Alejandro no fue a la escuela, pero la madre confrontó a los directivos de esa escuela. Ellos le dijeron que el padre había declarado que de la mamá no sabían nada y que por eso no podían dar mayores datos. Los directivos de la escuela le creyeron. Grisell del Carmen Vera Díaz, quien atendió a la madre, le prometió que vería al niño, pero no fue así.
Karina Castañeda tiene todo en contra pero sigue luchando por que Alejandro regrese con ella. El de ella es uno de miles que suceden en México, y que no son otra cosa que un parte de una violencia estructurada que puede crecer hasta alcanzar otros niveles que ya integran agresiones físicas. Que los hijos sean alienados por los padres en procesos de separación o de custodia tendrá repercusiones inmediatas en los niños. La violencia vicaria y la sustracción de niños son delitos que en México sucede todos los días.